miércoles, 16 de noviembre de 2016

Good bye crisis!

Ya he visto el anuncio de la lotería, no porque yo vaya a comprar, claro, nunca compro lotería y no lo hago por motivos de identidad personal que cuando los cuento en serio la gente me mira raro. Si yo comprara lotería para que me tocara, como debe ser si se compra, lo que estás indicando es que tu vida es una miseria que no quieres vivir y que prefieres otra vida distinta. Dicho de otra manera, que tu vida es una mierda que no vale la pena ser vivida. Como mi vida sí me vale la pena vivirla, pues no compro lotería. Sí, ya sé que muchas veces se compra por compromiso, por si le toca al otro y a ti no, por si tal y cual, pero en el fondo, si tú compras un décimo para que te toquen los millones que sean, estás reconociendo que no estás satisfecho con tu existencia y que, peor aún, unos millones lo arreglarían. Lo cual no deja de ser un reconocimiento claro de la banalidad de la existencia.

Bueno, a lo que voy. Que ya vi ayer el anuncio de la lotería de Navidad y cuando terminó me quedó claro que quien estaba engañando era la abuela o la madre. Ella es la que se hace la loca y les dice que le ha tocado, con la finalidad de levantar el ánimo de toda su familia. Si todos nos ponemos de acuerdo en creer algo, ese algo será real, al menos en sus efectos, aquí es donde está la cuestión central del anuncio: Si todos nos ponemos de acuerdo en que ya no hay crisis, en ser felices, si vivimos como si fuéramos felices, seremos felices. Creo que este anuncio está inspirado en una película de hace unos años, Good bye Lenin, en el que una mujer entra en coma antes de la caída del muro de Berlín y cuando despierta ha desaparecido el comunismo, siendo ella miembro del partido comunista. Su hijo transforma toda la realidad para que su madre no vea lo sucedido, es decir, intenta evitar a su madre el shock de la caída del muro ocultando la realidad. En este anuncio se nos muestra una familia, y todo un pueblo, que, al estilo de la apuesta pascaliana, le sigue el juego a la madre o abuela para vivir una realidad distinta.


Decía Pascal que aunque no creas, si te arrodillas y rezas, con el tiempo llegará la fe, o al menos vivirás como si creyeras. El anuncio nos habla de ese "como si" que necesitamos para seguir ocultando la realidad. Vivimos en una ficción constante desde que el Banco Central Europeo dio barra libre para pedir préstamos a bancos y empresas, pues los Estados, especialmente el español, han utilizado ese dinero "falso" para seguir endeudándose sin cambiar una coma del guion que nos llevó a esta situación. Tras tres años con dinero gratis, España está en peores circunstancias que estaba justo cuando comenzó la crisis. Nuestra deuda es el doble y las reformas necesarias para que no vuelva a suceder lo que pasó no se han acometido. Lo único que sí se ha hecho es romper las estructuras sociales que entonces permitieron cierto colchón que amortiguó la situación en muchas familias. Cuando esto vuelva a romperse, y no tardará mucho, las familias no tendrán recursos para soportarlo. Ni los pensionistas tendrán suficiente pensión, ni las familias suficientes ahorros, ni los sistemas educativos y sanitarios aguante suficiente, tras siete años de recortes. 

La crisis, se nos viene a decir, hay que olvidarla, pues ya ha pasado, solo han quedado ciertos efectos emocionales que no sabemos quitarnos de encima. Basta con empezar a hacer las cosas de otra manera para que esto funcione. En realidad, no es necesario que te toque la lotería, porque si tienes ilusión, ya te ha tocado. Y es verdad, quien vive una ilusión es un iluso que piensa, como el niño asustado en la cama, que si se tapa la cabeza el monstruo no le ve. Pero sí le ve. Cuando despertemos, el dinosaurio seguirá allí.

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