lunes, 5 de diciembre de 2016

Agere Aude!

Durante ocho años ha gobernado en Estados Unidos una variante del capitalismo interesada por la ecología y el medio ambiente en su discurso. Se trata de lo que he llamado en La sociedad del escándalo el ecocapitalismo. Esta variante del capitalismo intenta modular el discurso capitalista para hacerlo cercano al ecologismo y a la preocupación por el deterioro del planeta. Se crean empresas de energías renovables, se fomenta el reciclado de productos y se educa para un respeto por la naturaleza. Pero todo esto no son más que medidas cosméticas, pues no tienen una capacidad real de afectar al proceso de destrucción medioambiental y tampoco lo pretenden. Son, como diría la canción, puro teatro. El capitalismo no puede evitar el deterioro de la naturaleza porque su esencia es convertir en lucro todo lo que sea posible. Las energías renovables son un pequeño parche a la disminución de energía fósil disponible, no una alternativa a esas energías, como lo demuestra la apuesta decidida de la administración Obama por el fracking, que ha supuesto la mayor agresión en décadas a la naturaleza en Estados Unidos. Por eso digo que es un máscara para tapar las vergüenzas de un sistema corrupto que solo puede sobrevivir a costa de la destrucción de la naturaleza.

Ahora bien, si mala era la política de Obama, la que se anuncia de Trump es decididamente peor. Según ha dicho, va a levantar las restricciones, las pocas que hay, para la extracción de hidrocarburos en Estados Unidos y no va a respetar los acuerdos internacionales de limitación de emisiones. Es más, va a potenciar las industrias que causan más daño al planeta, como la carbonífera. Es evidente que el capitalismo estadounidense no podía seguir por la línea de cierto ecologismo y se quita la máscara verde para quedarse con el rostro desnudo, el puro y simple capitalismo, el salvajismo concentrado. Si esta nueva administración cumple lo que ha dicho, nos esperan cosas muy duras que ver. Si el mayor contaminante per cápita del planeta deja de preocuparse, al menos oficialmente, por la contaminación, es de esperar un aumento de esta en la atmósfera y el consiguiente aumento del cambio climático.

Pero, lo peor de todo esto no es que los efectos del cambio climático aumenten, en realidad nada de lo que hagamos va a evitar el cambio climático pues el mal está hecho, lo peor es la desfachatez con la que denigran a los que creemos que hay alternativas a esta realidad. Lo dijo muy bien Naomi Klein en Esto lo cambia todo, el cambio climático es la mejor herramienta para acabar con el capitalismo, por eso los capitalistas ahora prefieren no pactar con el ecologismo e ir directamente contra toda política que limite la contaminación. Se trata de un discurso con el que pretenden salvarse a sí mismos. Esto nos lleva a que debemos ir un paso más allá: ya no nos sirve de nada aceptar el discurso falaz de las energías renovables, ni son la solución ni suponen un cambio de paradigma, ni tampoco la patraña del reciclaje. Lo que hay que hacer es ir a las soluciones reales al problema: cambiar el modelo económico y social. Estamos llamados a esto. Es hora de actuar. Como acabo el libro: Agere Aude! Ten el valor de actuar.

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