lunes, 2 de marzo de 2015

Terrorismo 4.0

Durante los primeros días de la guerra de Irak, los estadounidenses lanzaron la Operación Conmoción y Pavor con la intención de dominar rápidamente el escenario bélico para, dicen, someter al enemigo y evitar bajas. Se trataba de bombardear sin tregua durante dos días todos los objetivos propuestos para que el enemigo no tuviera tiempo de descansar y generar una actitud de miedo que sometiera rápidamente su voluntad. Este tipo de campaña ha sido aplicada en muchos momentos de la historia, los grandes imperios vencen más por el miedo que inducen que por la capacidad real de someter. En realidad, un imperio no puede someter si no es a través del miedo, sólo puede existir generando temor. De ahí que los imperios caen cuando los sometidos pierden el miedo y se enfrentan a él.

Sin embargo, sería un error grave pensar que el terror como "método expeditivo", así lo define la Real Academia en su tercera acepción, es un arma utilizada por los imperios en tiempos de guerra únicamente. En realidad, el uso más efectivo del terror es en tiempos supuestos de paz. Asegurar la sumisión en todo momento es lo importante y por ello es necesario que de una forma soterrada todo el mundo sepa lo que le puede pasar si no se somete. Las técnicas son muy variadas, desde la desaparición de enemigos al golpe de estado suave, desde la tortura camuflada a la utilización de la cultura de masas para infundir miedo. Pero, lo que vemos ahora es una especie de terror obsceno, es el terror sin tapujos, a las claras, sin rodeos. Esto no es más que un indicio de la descomposición del imperio y de la fase final en la que ha entrado. Ahora necesita inducir miedo directamente para evitar el colapso. 

Por esta razón, los voceros del imperio empiezan a hablar claramente de sus métodos de control, de sus estrategias de guerra y de sus técnicas sin ningún rubor. Así lo ha hecho Hilary Clinton en una entrevista a una televisión estadounidense. Ha reconocido abiertamente que EE.UU creó, entrenó, financió y armó a Al-Qaeda. Lo hizo por una "buena causa", expulsar a los soviéticos de Afganistán. Ahora, afirma, se ven luchando contra los mismos que ellos crearon. Lo cuenta como una mala consecuencia no querida, pero oculta, todavía, que Al-Qaeda sigue siendo financiada por las monarquías del Golfo que dependen militarmente de EE.UU, por tanto, sigue siendo una subcontrata de la política exterior americana. Es evidente que si Al-Qaeda es creación americana y si fue la responsable del 11-S, aquello no puede atribuirse a otro que al propio gobierno americano. No queda otra salida lógica. La opción de que no se dieron cuenta de lo que estaban preparando no está disponible, sería pensar que son unos ineptos, y eso es lo último que son.

En el punto en el que estamos, la situación no puede contenerse nada más que generando más terror en la población. El mayor terror no es que unos salvajes cometan barbaridades, el mayor terror es que las barbaridades las cometan los supuestos defensores de la libertad. Lo de Al-Qaeda ha quedado desfasado. Se trata de un terrorismo del siglo pasado, es un terrorismo "moderno" al que podíamos estar acostumbrados y que había dejado de tener efecto sobre la población. Ahora hemos entrado en el terrorismo 4.0, el terrorismo "posmoderno", el terrorismo del Estado Islámico. Es un terrorismo que se ejerce directamente sobre cualquiera, por el hecho de no ser ellos. No hay consideraciones políticas, económicas o ideológicas, como las había en el terrorismo "moderno". Se ejerce con el fin de causar terror y hacerlo en virtud de una fe, no de una razón. Las acciones van dirigidas directamente contra la corporeidad de las víctimas y buscan la identificación del espectador, figura clave en este nuevo terrorismo. Hoy, todos somos espectadores

El EI ha sabido hacer llegar el terror al cuarto de estar de las casas del mundo entero. Sus acciones van dirigidas contra los habitantes del mundo llamado occidental. Mientras Al-Qaeda buscaba la unidad del Islam, y su atentados estaban dirigidos a ese fin, el EI busca el temor de Occidente y consigue la fractura del Islam, dos objetivos que coinciden estructuralmente con los del imperio: la fractura del Islam fortalece las pretensiones americanas y el miedo de Occidente pretende inducir la unidad en torno a quien puede dar las seguridades. Es una vieja táctica, buscar un enemigo externo y unir a la gente bajo la autoridad que la defiende.

Por tanto, el terrorismo 4.0 tiene dos vertientes. Una es declarar abiertamente que se ha ejercido el terror en el pasado como medio para obtener los fines propuestos, lo que deja a las claras ante cualquier mente racional que si en el pasado se hizo hoy se está haciendo. La otra, el terror como espectáculo, un sucedáneo de la sociedad del espectáculo, que se ejecuta sin miramientos. El último paso que nos queda no quiero ni enunciarlo.

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