sábado, 16 de mayo de 2009

Esto ya huele a podrido

El caso de la gripe A tenía muy mala pinta desde el principio, pero ahora se han destapado una serie de informaciones que los medios de comunicación anglófonos están desvelando de forma paulatina. Hemos conocido dos incidentes que permiten hacer un breve análisis de lo que realmente está sucediendo con este extraño virus. El primero de estos incidentes incide en la idea de que la procedencia del virus bien podría ser un accidente en la industria farmacéutica que se encargaba de la investigación de una vacuna para el virus A/H1N1. Baxter International Inc., ha admitido que en febrero se produjo un accidente: envió muestras contaminadas con la cepa del virus maldito a tres países: República Checa, Eslovenia y Alemania. La OMS, sin embargo, investiga si ese accidente se produjo en dieciocho países más de los que reconoce Baxter. En su momento, The Canadian press informó de la peligrosidad de este tipo de accidentes, podrían provocar pandemias, y podríamos estar ante una nueva amenaza más grave aún: la posibilidad de que nos veamos ante bioterrorismo, el reverso de la moneda de la guerra bacteriológica.
El otro incidente del que hemos tenido noticia, no por los medios de desinformación masiva en España, sino por la ABC de Australia y The Guardian británico. Nos informan de la lucha feroz que las farmacéuticas y la OMS mantuvieron contra la ministra de salud de Indonesia, país que se llevó la peor parte en la gripe aviar de hace siete años, para que este país cediera cepas del virus para poder obtener de ahí la vacuna. La ministra, fuertemente presionada tanto por las empresas como por la OMS, tuvo que ceder ante lo que ella entendía como intereses meramente económicos. La ministra de salud, Doctora Supari, escribió un libro donde detallaba las presiones y los intereses que había detrás de todo el asunto (It’s Time for the World to Change. In the spirit of dignity, equity and transparency. The Divine Hand Behind Avian Influenza). El título lo dice bien claro, sobre todo teniendo en cuenta que, tras las presiones del presidente de Indonesia, el libro fue retirado para evitar un conflicto diplomático con Estados Unidos y cedieron doce muestras del virus a la OMS. Lo que está en juego es la dignidad, la justicia y la transparencia, tres realidades que no parecen interesar ni a las industrias farmacéuticas, ni a la mismísima OMS, ni a los gobiernos internacionales, ni a muchos de los medios llamados de información.
Creo que poco a poco iremos conociendo los entresijos y los pormenores de este penoso asunto, pero lo que se conoce no deja lugar a dudas: algo huele muy mal a nivel mundial. En una economía mundial en recesión, hay pocas oportunidades para los grandes capitales de obtener ganancias, dos son la industria armamentística y la farmacéutica. Para poder ganar dinero en ambas industrias se necesitan desastres que justifiquen un gran gasto: guerra y epidemia. Esto nos hace pensar que las epidemias pueden ser la nueva forma de guerra de este siglo, de la misma manera que la guerra es la epidemia de los dos últimos siglos.
Seguiremos informando, qué remedio nos queda. Opportune et importune.

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