jueves, 15 de julio de 2010

Peak Oil, peak pollution.

Cuantos más días se acumulan desde que se inició la fuga de petróleo en el Golfo de México desde abril, más nítido resulta que las previsiones han sido engañosas cuando menos. La empresa BP y la agencia estatal que se encarga del vertido, han estado dando palos de ciego en el intento de taponar la fuga y han intentado mantener a la opinión pública en la ilusión de que el problema era temporal. Fueron varios los intentos de tapar el surtidor de muerte para la vida en aquellas aguas, pero sabían perfectamente que era imposible: nuestra tecnología no estará capacitada para enfrentar este problema hasta dentro de diez años. Esa ha sido la causa del desastre, que nuestra tecnología no permitía perforar a esas profundidades, pero como el petróleo ha llegado al punto máximo de extracción mundial (el famoso peak oil), se hace imprescindible para mantener con vida la máquina mundial de producción hacer perforaciones cada vez más arriesgadas.
Según distintos expertos, agosto de 2008 fue la fecha fatídica. Entonces los más escépticos aún lo negaban, pero hoy es evidente y ya nadie lo niega, simplemente se obvia. Lo que es un hecho es que desde esa fecha, la producción mundial de petróleo se ha estancado en 85 millones de barriles diarios, cuando, de seguir las estimaciones de los optimistas, hoy deberíamos estar en más de 90 millones diarios. Estos datos los da la Agencia Internacional de la Energía, pero no tiene en cuenta que se están contando como barriles de petróleo la producción de combustibles a partir de cereales y otras materias primas, lo cual reduciría la producción del oro negro a unos 80 millones y eso supondría que el nivel de extracción mundial se ha reducido a niveles del año 2000, cuando los negacionistas del pico del petróleo aún se reían de este asunto.
Por otro lado, el máximo de extracción de petróleo coincide con el máximo de contaminación posible, no sólo por las emisiones de dióxido de carbono, sino porque la misma extracción está siendo hoy altamente contaminante. Aquí lo hemos explicado, tanto el problema de las arenas bituminosas de Canadá, como la destrucción medioambiental del río Níger, ocultada por los medios de comunicación, así como la actual fuga del Golfo. Hay que decir sobre esta última que el gobierno americano se ha reservado toda la información y ha declarado como delito aportar cualquier otra que no sea por medio de sus agencias oficiales. Está claroque esto empieza a ser un problema de seguridad nacional y pronto lo será de seguridad mundial. Cuando las corrientes marinas y los huracanes empiecen a sacar ese petróleo del Golfo de México y cuando las lluvias descarguen los contaminantes que ahora se acumulan en las nubes gracias a la quema parcial del petróleo que aflora.
Ni han sabido ni han querido solucionar el problema, sencillamente porque no tiene solución. Cuando decían que sería cuestión de semanas, sabían que hasta agosto no podrían hacer nada. Aquí fuimos optimistas y afirmamos que en agosto, quizás, podrían detener el derrame, pero ahora vemos con total claridad que pasaremos de navidad y, en el peor de los casos, nos iremos al verano próximo. La única posibilidad real a día de hoy es que los pozos que se están perforando alrededor de la fuga empiecen a reducir la presión de la misma y acabe por dejar de fluir el líquido letal. Hasta entonces sólo queda rezar, no para que se corte el derrame, sino para que la humanidad acabe siendo consciente de la necesidad de un cambio radical de modo de vida.
Que el Señor nos ilumine, aunque sea con una vela de cera.

1 comentario:

Martín dijo...

Cuando las barbas de tu vecino...,etc. Digo esto porque frente a las costas de Tarragona también ha habido fugas en las perforaciones. Cualquier día podemos tener un problema parecido en el Mediterraneo. Lo malo es que nadie dice nada. A nuestros políticos les interesan otras cosas. Bueno, solo una: el poder.

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