miércoles, 9 de septiembre de 2009

Se ha escrito un crimen

Muchas veces la culpabilidad no está únicamente en el autor material, también hay culpa en aquel que pudiendo evitar un crimen no lo hace, algo parecido a la omisión de auxilio. Si conduzco tranquilamente por la carretera y veo un accidentado y no me paro a ayudar, la justicia puede perseguirme por denegar mi ayuda a quien está allí tirado, porque quizá esa acción suponga la vida o la muerte del infortunado. De la misma manera, cuando un organismo internacional como el Banco Mundial puede implementar políticas que eviten con pasmosa facilidad la muerte de seres humanos y no lo hacen, deben ser acusados por el crimen de, al menos, denegación de auxilio. Es el caso del presidente actual de esa entidad financiera, Robert B. Zoellick, del que hemos de recordar que tiene un pasado no precisamente limpio. Ha pertenecido, entre otros, a los consejos de administración de Fannie Mae, Goldman Sachs, Vivendi y Enron. Perteneció a todos ellos tras perder las elecciones Bush padre en 1992 y salir de la administración americana, por tanto ha estado al cabo de la calle de lo que se cocía en la economía mundial, siendo corresponsable de las sonadas quiebras y de los métodos financieros que tanto daño han causado en el mundo. Ahora, como director del BM, expresa sus inquietudes porque "una mujer muere cada minuto dando a luz, y 500.000 mujeres mueren en el parto cada año", a esto añade que el problema se resolvería con 2.700 millones de dólares. Lo que no dice es que ese crimen se comete con la aquiescencia de los que manejan el dinero en el mundo, porque esa misma cantidad es el beneficio trimestral de un banco medio en España y no es ni el 0,01% (!) de lo que se ha regalado a los bancos para que salgan de su crisis sin ningún tipo de contraprestación. Resulta cuanto menos bochornoso que los responsables de la política financiera global hagan ese tipo de manifestaciones sin que se les caiga la cara de vergüenza. Pero más grave aún es que no haya ningún tipo de autoridad que pueda juzgar esta culpa tan grave.

Si el BM puede inyectar dinero en las economías y reorientar políticas económicas, ¿por qué no puede elaborar planes que eviten esas muertes y redirigir los medios financieros de modo que nadie muera por causas perfectamente evitables? Si se ha regalado a los bancos varios billones de euros para que no sucumba el sistema financiero ¿dónde está el problema para que se organicen los planes necesarios para que 30 millones de personas no mueran de hambre, 500 mil mujeres no mueran en el parto y ciertas enfermedades no acaben con vidas de forma anticipada? Sabemos que con 30.000 millones de dólares al año sería suficiente (cifra que es similar a la que el gobierno español espera recaudar del aumento de impuestos a las rentas altas en España), entonces ¿de quién es la culpa de que no se haga y quién debe cargar con todas esas muertes en su conciencia? La respuesta es bien fácil: el modelo económico, social y político en que vivimos que permite que 100 veces esa cantidad se regale a los bancos mientras no puede hacerse nada para evitar la muerte de tantos seres humanos; que sostiene a una clase gozante que ostenta su riqueza ante la miseria del mundo (véanse las imágenes obscenas de un programa de televisión donde se les ve arrojándose el contenido de cientos de botellas de champagne de 100 euros en una fiesta privada); que gestiona la riqueza de unos pocos y la pobreza de una mayoría. En fin, vivimos en un sistema mundial en el que la culpa se diluye por falta de una autoridad que la haga efectiva, un sistema donde cada día se escribe un crimen pero donde no pagan los culpables, siempre pagan las víctimas.

3 comentarios:

Martín Gelabert dijo...

Pues sí, vivimos en un sistema corrupto y algunos nos aprovechamos de él. En distinto grado, pero nos aprovechamos. ¿Cómo salir de ahí? Recuerdo que un día en uno de tus artículos hablaste de estructuras de gracia para contrarrestar las estructuras de pecado. Quizás sea ya hora de preguntarnos por sus posibilidades efectivas. Saludos cordiales

Bernardo Pérez Andreo dijo...

Es interesante ver en qué medida somos complices o responsables del sistema. Claro que nos aprovechamos, pero hay muchos modos de "no tener más remedio que aprovecharse". Sinceramente creo que algunos intentamos deslegitimar el orden existente y eso puede ser un paliativo a nuestra culpa ineludible.
Gracias

bernardo perez dijo...

ola tocayo eso está muy bien

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