viernes, 13 de noviembre de 2009

Ni resucitando un muerto

Según una información de bbc.com, aumentan los datos registrados sobre los efectos del cambio climático en el planeta. Nos apunta dos datos, uno que no tiene discusión y es que el nivel del lago Titicaca se reduce dos centímetros por semana desde hace meses. Lleva 81 centímetros acumulados y se encuentra a 30 del nivel por debajo del cual no podrá obtenerse recursos hídricos para la población sin perjudicar la vida natural en el lago. Este dato nos dice que las temperaturas en la zona, normalmente bajas, se han elevado lo suficiente como para que la evaporación del lago tenga un efecto visible en su nivel constante de agua. Se trata de un síntoma más, pero un síntoma que se une a otros que resultan altamente preocupantes, como el dato que publica Science sobre el hielo de Groenlandia: se han derretido desde el año 2000 1,5 billones de toneladas de hielo que no se han recuperado. De seguir así, los pronósticos nos dicen que esa zona del planeta puede quedar sin hielo antes de 2050.
Todo esto nos dice que las previsiones de reducción de emisiones de CO2 para 2050 no se van a cumplir, es más, han sido ya rebasadas y se cree que lo serán con creces antes de 2020. Esta dinámica nos lleva al peor escenario posible, al escenario de un aumento de la temperatura media del planeta para 2100 de entre 4 y 7º C, eso supondría la destrucción de la vida en este planeta tal y como la conocemos y como ha sido en los últimos 10 millones de años. Probablemente no se trate de la destrucción del mundo, pero sí de éste mundo y eso puede ser muy perjudicial para la pervivencia de la humanidad en el planeta. Nuestra especie requiere unas condiciones bastante improbables y las hemos disfrutado durante mucho tiempo. Ahora, gracias a la locura del sistema económico que nos subyuga, estamos al borde de la destrucción de las condiciones óptimas de vida del ser humano en la tierra. No podemos saber qué pasará, pero es evidente que lo que espera a las próximas dos generaciones no es nada halagüeño y todo por nuestra forma de vida, que no deja nada sin triturarlo en la máquina del consumo desaforado.

No nos cansaremos de denunciar esta situación, aunque sólo sea por tocar las narices, o como digo en plan sarcástico a mis alumnos: para que el día del juicio no podáis decir que ignorabais lo que sucedía. Entonces se os recordará que Bernardo os lo dijo. Si esto no funciona, entonces ni resucitando un muerto.

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