Por un puñado de dólares

Los países enriquecidos, después de haber llevado el clima al borde de la destrucción del planeta, quieren que los países que eufemísticamente llaman "en vías de desarrollo" acepten unos cuantos (pocos en todo caso) millones de dólares para callarse y seguir como si no hubiese pasado nada. Algo así como una puesta a cero del contador de la contaminación. Los países del ALBA no aceptan este insulto al planeta y a los países del sur y lideran la decencia contra tanta miseria moral. No es de recibo que los que tanto se han enriquecido con la contaminación quieran seguir como si nada hubiera pasado; no es de recibo que quieran callar la conciencia de los pobres con un puñado de dólares; no es moral que quien la hace no la pague, porque entonces todo está permitido. Cada vez se hace más evidente la necesidad de destruir por cualquier medio posible este sistema que está acabando con el planeta. Cada vez se reducen más los medios a utilizar y el fin acabará legitimando casi cualquier cosa.

El representante de Tavulu, un país netamente insular, ha exigido que las negociaciones pongan el límite del calentamiento global permisible se sitúen en 1,5ºC, pero los países ricos proponen 2ºC con lo cual quieren seguir especulando con el clima y desprecian los riesgos que supone esa medida. El problema estriba en que la verdad es que los 2ºC están ya asegurados, el planeta se encamina a ello en 2020, y los fatídicos 6º están cada vez más cerca. Este modo de hacer las

cosas nos está poniendo al borde del precipicio humano y los que podrían solucionarlo no quieren hacerlo porque la única solución es acabar con el sistema económico de despilfarro de recursos y acaparamiento de riqueza que es el capitalismo. Se hace evidente que el capitalismo no permitirá ninguna solución real al problema, por lo tanto habrá que acabar con el cáncer del planeta antes de la metástasis final.

Algunos medios que se llaman de comunicación, no paran de mentir de forma grotesca sobre este grave problema y se hacen acreedores de la repulsa social, pero también debería existir alguna ley que cerrara los medios que sistemáticamente mientan o falseen la realidad, porque son muchos los ciudadanos de bien que siguiendo a estos medios son incapaces de tener un criterio medianamente ajustado a la realidad. Espero que más pronto que tarde la verdad se imponga, pero estoy seguro que si no hacemos algo acabaremos mal todos y entonces de nada valdrán los arrepentimientos.