Recordemos que entre 2008 y 2010, los Estados, entidades públicas que deben gestionar el bien común, han invertido más de 8 billones de euros en todo el mundo para rescatar al sector financiero que se hundía fruto de su propia avaricia. Recordemos que esos bancos fueron salvados del hundimiento a coste cero para ellos y que no se les pidió nada a cambio: ni la propiedad del banco, ni un cambio en la gestión, ni tan si quiera un cambio en el modelo. Recordemos que los Estados hubieron de endeudarse hasta límites insostenibles para hacer frente al salvamento del sector financiero, en nuestro país supuso un 12% del PIB, es decir, el total del déficit público. Recordemos que los Estados emitieron deuda pública para pagar el déficit generado por el salvamento bancario. Recordemos que fueron esos mismos bancos, ya salvados, los que acudieron a comprar la deuda pública y acudieron en parte con el dinero del salvamento y en parte con el dinero que la FED americana y el BCE europeo daban casi al cero por ciento y que negaban a los propios países implicados, lo que originó la casi quiebra de Irlanda y el sobrecoste de la deuda en España y otros países. Recordemos, por fin, que esa enorme deuda es la excusa que los gobiernos están utilizando para llevar a cabo la mayor reconversión económica de la historia en occidente, quitando literalmente el dinero a las clases sociales menos pudientes y dándoselo a las élites sociales.
Y ya para terminar, no olvidemos nunca esto, porque en el pecado está la penitencia y la penitencia debe ser eliminar el modelo que genera el pecado. Si el pecador se arrepiente, pero sigue con la misma vida, lo más probable es que vuelva a pecar. Como el pecado del modelo económico es la creación constante de deuda que es la única manera de generara dinero y con él la riqueza de algunos, el sistema se ve abocado al desastre futuro. El problema es que este desastre nos llevará por delante a todos antes de que el sistema caiga, si no hacemos nada por evitarlo. Mi propuesta es que abandonemos el modelo basado en la creación de deuda-dinero y los sustituyamos por otro, más humano, basado en el intercambio de los valores de cada cual. Así cumpliremos con lo que decía el poeta y no confundiremos valor y precio.
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