Los mitos del capitalismo son muchos y muy dañinos para la sociedad mundial. Por supuesto que entendemos la palabra mito como similar a engaño o apariencia de realidad, no como el relato que explica los orígenes de la humanidad. El economista surcoreano de la universidad de Cambridge, nada sospechoso de peligroso comunista, Ha-Joon Chang, lleva publicados varios libros sobre lo que él mismo denomina "mitos del capitalismo". En ellos reflexiona sobre las verdades y mentiras de este sistema económico del que dice que es el peor, si quitamos todos los demás. Con esta ironía no hace sino reforzar el modelo y sumarse al coro de los reformadores del sistema económico más dañino que se ha inventado jamás. Pero lo verdaderamente dañino es el componente ideológico implícito que nos obliga a tenerlo por el único sistema posible, pues todos los demás son inviables o han fracasado. Esto se extiende sistemáticamente cada vez que vemos la televisión, vamos al supermercado, pagamos con la tarjeta de crédito, asistimos a clase o acudimos al puesto de trabajo. Como en Matrix, la ideología capitalista se extiende en cada gesto que realizamos dentro del modelo capitalista de producción y consumo. Casi respiramos aire capitalista y nuestro ojos no ven otra cosa que capitalismo. Oímos el capital, gustamos el capital, amamos con el capital. Educamos nuestros hijos en el capital y nos vamos de viaje con él. Somos capital por todos los costados y no lo somos conscientes, ahí radica el perfil ideológico, mítico, del capitalismo.
Entre los mitos que este economista atribuye al capitalismo, es decir, entre la ideología que lo arropa, hay algunos que deben ser puestos en evidencia con el fin de que dejen de ser mitos, ideología, y pasen a ser realidades aceptadas claramente con todos. Con ello se consigue reforzar el capitalismo. No estaríamos ante una crítica desveladora de la mentira ideológica, sino ante un reforzamiento del mismo capitalismo. He aquí 11 mitos según Chang:
1 - El libre mercado no existe.
2 - La máquina de lavar transformó más el mundo que el internet.
3 - El libremercado raramente hace rico al pobre.
4 - El capital no es trasnacional: tiene nacionalidad.
5 - No vivimos en una era postindustrial.
6 - EE.UU. no tiene el más alto nivel de vida del mundo.
7 - La educación por sí misma no garantiza la riqueza de una nación.
8 - A pesar de la caída del comunismo somos sociedades planificadas.
9 - La igualdad de oportunidades es desigual.
10 - Los mercados financieros tienen que ser menos y no más eficientes.
11 - La gente en los países ricos es menos emprendedora que en los pobres.
Estos 11 mitos, según el autor, ayudarían a hacer el capitalismo más cercano al hombre y permitir que la riqueza llegara a más personas, tomando así un rostro más humano y siendo éticamente más aceptable. Sin embargo, lo que se consigue con esto es volver a crear nuevos mitos una vez que se han derribado los viejos. Por ejemplo, aceptar que el libre mercado no existe no significa avanzar hacia una planificación de la economía de tipo social y humano en la que primen los criterios del Bien Común y la sostenibilidad medioambiental, sino que significa aceptar que los grupos financieros son los que de verdad organizan el mercado y los que así deben hacerlo, ahora bien, siendo menos voraces. O, admitir que la "igualdad de oportunidades" es el disfraz capitalista de la injusticia, no supone que se remodelarán las estructuras para que todo el mundo tenga un verdadero acceso a los bienes de todos, sino que se abandona la máscara de la igualdad para aceptar la dureza de la injusticia so capa de una "desigualdad eficiente".
Hay movimientos dentro del capitalismo que nos indican hacia donde está mutando este vampiro social que es el modelo en el que vivimos. Hay que estar muy alerta para impedir que se instale en nuestras mentes y corazones por otros doscientos años, porque, en realidad, no disponemos de tanto tiempo para cambiar el mundo y transformarlo en un lugar de vida para todos.
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