jueves, 8 de septiembre de 2011

"Prioridad absoluta"

Es evidente que los nuevos adictos a la reforma constitucional podrían haber buscado otra expresión para la reforma del artículo 135 de la Constitución, pero han elegido esa, "prioridad absoluta" del pago de la deuda. Es decir, nada podrá ser puesto por delante de este pago de la deuda, como un nuevo dogma del neoliberalismo. Los acreedores siempre primero, no "las mujeres y los niños" como en las películas, sino los acreedores. Porque los pobrecitos de los acreedores tienen familias que alimentar, hipotecas que pagar y deudas, también ellos, que satisfacer, y no vamos a ser nosostros, los morosos sinvergüenzas, los que impidamos que los hijos de esos acreedores no puedan llevarse un bocadillo de salchichón a la boca, o que les embargue el banco la casa por no pagar la hipoteca o que tengan que ir a Cáritas para comer, ¡pobrecitos!, ¿qué nos han hecho para merecer tan vil trato por nuestra parte? Es justo y necesario que incluyamos en nuestra Constitución su derecho a cobrar primero, independientemente de la situación y de las circunstacias, independientemente de que los inetereses sean de usura o de que la situación de nuestra deuda esté provocada por la especulación. Ellos tendrán "prioridad absoluta". Es más, no sólo tendrán prioridad absoluta en el pago, sino que no podrán modificarse las condiciones pactadas, es decir, que no podremos ejercer un derecho que asiste en toda negociación, el de modificar los términos de la misma en caso de modificación de las circunstancias. Dicho de otra manera, no podrá realizarse una quita de la deuda, como han hecho otros países en circunstacias difíciles, y eso repercute en la "seguridad" de los acreedores a la hora de comprar deuda.

Se me ocurre que podríamos recurrir al ejemplo que tanto gustaba a una de las neoliberales más prominentes, la, afortunadamete fuera de liza, Margaret Thatcher. Ella decía que llevaba su país como su casa. En estas circunstancias es como decir que pagar las deudas es bueno para el país. Imaginemos que en un hogar se ha tomado la decisión de no endeudarse más y de pagar las deudas con máxima prioridad y que en ese momento ocurre un accidente que implica aumentar el gasto. Como la decisión es la de pagar con "absoluta prioridad" la deuda, resulta que no podemos hacer frente al accidente y un miembro de la familia puede fallecer debido a la falta de gasto para su atención. Esa es la realidad en la que se puede ver España en los próximos años: pagando una deuda usurera mientras sus ciudadanos tienen necesidades perentorias por cubrir. No se ha modificado la Constitución para decir que tiene "prioridad absoluta" la educación de nuestros hijos o la salud de los mayores, o la vivienda para todos o el trabajo digno, sino el pago de una deuda que está siendo provocada y financiada por el Banco Central Europeo. Sí, ese mamporrero del neoliberalismo sigue dando "barra libre" a los bancos, mientras niega el pan y la sal a los Estados. Los Estados han de financiarse con dinero de los bancos que estos han obtenido al 1,25% del BCE. Así se crea la deuda, por una simple cuestión legal: el BCE no puede prestar a los países mientras atiborra a los bancos para que estos presten a los Estados. Ahora los Estados incluyen en sus constituciones un límite al déficit y el pago prioritario de la deuda. Unos agitan el árbol y otros recogen los frutos. Así son todos estos sinvergüenzas con la ayuda de algunos políticos. Hay que dar "prioridad absoluta" a la verdad y la transparencia, pero también al pensamiento por parte de una población anestesiada.

1 comentario:

Martín dijo...

"Perdonanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores". En tiempo de Jesús había y ahora hay mucha gente endeudada. Endeudada por circunstancias ajenas a sus personas, por impuestos que no pueden pagar o por intereses abusivos. El mundo ha cambiado poco. Por cierto, el ejemplo que pones de "la familia" es muy ilustrativo.

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