domingo, 30 de octubre de 2011

El espectáculo de la sociedad

"Toda la vida en las sociedades en las que reinan las condiciones modernas de producción, se anuncia como una inmensa acumulación de espectáculos", así empieza una de las obras fundamentales para comprender qué carajo estamos viviendo en estos tiempos: La société du spectacle, de Guy Debord. Desde el acontecimiento fundamental de la destrucción de las Torres Gemelas, o dicho de otra manera, desde que el modelo imperante de producción determinó que ya había llegado el fin para el fin de la historia, estamos inmersos en una reproducción constante del espectáculo y además en sentido mcluhaniano, donde el medio es el mensaje con total nitidez. Las relaciones sociales están siendo mediatizadas de tal modo que somos incapaces casi de comprendernos más allá de la creación de nuestra vida como un espectáculo para el resto. A base de vivir para ser visto hemos acabado no siendo otra cosa que la puesta ante el ojo público de todo lo que somos. Nada hay ya dentro ni más profundo, lo que ves es lo que hay, de ahí la importancia de dar a mostrar cuanto queremos que se crea o se conozca.

En las décadas de mediados y finales del siglo pasado, del zombie siglo XX, la producción del control social se hacía a escondidas, intentando no mostrar las imágenes, ocultando los hechos. Cuando los golpes militares impusieron la barbarie en Sudamérica, se trataba de que no hubiera imágenes, de ahí la cantidad exuberante de desaparecidos a los que se había torturado y asesinado. Hoy no funciona así la sociedad del espectáculo, hoy es necesario mostrarlo y con total obscenidad, nada debe quedar tras la escena, todo a escena. La forma de imposición anterior era mediante el miedo que produce la oscuridad de las acciones. Hoy es mediante la nitidez de los hechos brutos, bestias se diría. Este procedimiento se inaugura con los hechos del 11 de septiembre de 2001, donde se nos mostró con profusión de copias una y otra vez la misma imagen, hasta gravarla en nuestra capacidad de recordar. Todo el mundo "recuerda" perfectamente que uno salvajes terroristas islamistas hicieron añicos la paz y la seguridad mundial y que nos metieron en una era de inestabilidad que bien justifica las atrocidades subsiguientes. Todo el mundo "recuerda", sin posibilidad de error, que Estados Unidos fue atacado y eso le llevó a buscar la justicia al rededor del mundo. Pero lo que muchos no recuerdan es que aquello llevó a Abu Ghraib, a la obscenidad palmaria de cómo se comete el delito de sometimiento de los cuerpos. Lo que en los setenta se hacía a escondidas, hoy se realiza con copia efectiva de imágenes que permitan extender la tortura a las conciencias de los que no están presentes con sus lacerados cuerpos. Las imágenes del infierno de Abu Ghraib no salieron de allí por error, lo hicieron por necesidad histórica del sometimiento espectacular de la sociedad entera: todos podemos estar seguros de qué nos espera si no estamos en el bando adecuado, si no dejamos que nos trepanen el cerebro y nos modifiquen convenientemente el sofware humano que llevamos de fábrica, aún.

El linchamiento de Gadafi está en esta misma línea de espectacularización del dominio. El procedimiento no podía ser más efectista: un grupo de soldados irregulares encuentran al dictador y lo vapulean, vejan, insultan y, por fin, lo ejecutan y se mofan del cadáver. Una ejecución pública y sumaria donde la víctima ha sufrido la destrucción de su condición humana antes de acabar con su existencia. Todo en medio del jolgorio de los captores y con imágenes totalmente reales, pero sin "valor" legal a la hora de imputar el crimen. Los agresores han conseguido destruir la imagen del que se había atrevido a chistar a Occidente, de ese que ayer besaban calurosamente y al que alababan por su "inteligencia", pero que hoy es una piltrafa en manos de un grupo de combatientes. Quizá el misil que frenó la huida tenía mal las coordenadas y por eso no acabó de una vez con su vida; quizá fue la casualidad; o quizá todo estaba organizado para obtener la imagen que corriera por el mundo y obtener así la muerte de la dignidad del espectador, sentado en su sofá viendo en riguroso directo you tube el linchamiento de un ser humano. Las imágenes se emiten sin ningún tipo de comentario sobre la ilegalidad del crimen, la brutalidad de los asesinos y la miseria moral de quienes lo permiten. Sin embargo, hemos visto cómo la Secretaria de Estado americana reía a carcajada limpia ante la noticia, cómo los líderes mundiales que tanto se preocuparon por la suerte de las víctimas, obviaban el hecho y se apresuraban a repartirse el botín. Claro que, en la espectacularización de la sociedad, todos pueden jugar el mismo juego y los "rebeldes" libios también saben comerciar con el petróleo y poner exigencias. ¿Para cuando el nuevo líder libio pondrá su haima entre nosotros? Es cuestión de tiempo y cuando suceda lo veremos con multitud de detalles. Será la victoria completa.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Obviamente y solamente por polemizar (de polemos=guerra):

Pablo VI en la encíclica Populorun progressio nn. 30-31 decía que: "Sin embargo, como es sabido, la insurrección revolucionaria –salvo en el caso de tiranía evidente y prolongada, que atentase gravemente a los derechos fundamentales de la persona y dañase peligrosamente el bien común del país- engendra nuevas injusticias, introduce nuevos desequilibrios y provoca nueva ruinas. No se puede combatir un mal real al precio de un mal mayor‟.

¿Era evidente, prolongada y atentatoria de los derechos del pueblo libio y del bien común la tiranía del dictador?

¿Nos asusta más la imagen que el hecho mismo de la ejecución sin un proceso jurídico formal?

Un saludo PMT.

Bernardo Pérez Andreo dijo...

La base del problema, a mi entender, estriba en la legitimdad de Occidente para intervenir. Era evidente la tiranía del régimen libio, pero no creo que eso pudiera justificar los resultados actuales. Se trata de una cuestión de intereses y poco más. Obiang sigue masacrando a su pueblo y nadie dice de intervenir, por el simple motivo de que el petróleo nos lo quedamos nosotros, en concreto Repsol.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...