El fantasma de Gadafi va a perseguir a Obama hasta el día en que deje la Casa blanca. Las atroces imágenes, captadas con móvil para mayor escarnio, del sanguinario dictador linchado, asesinado y después expuesto como trofeo de caza, no dejarán de perseguir al imperio, como otrora sucediera con Viriato. Los mismos asesinos del criminal dictador son los que hace unos días han asesinado al embajador de Estados Unidos en Libia, justo cuando se encontraba en el consulado de Bengasi, lugar afín a los intereses americanos. El crimen, perfectamente organizado y perpetrado, responde a la difusión de un vídeo del líder de Al-Qaeda, Ayman Al-Zawahiri, de 42 minutos de duración para la conmemoración del 11 de septiembre y en el que reconoce que su segundo al mando, Abu Yahya Al-Libi, había sido abatido el 4 de junio por drones USA. Esta noticia, confirmada, provocó el asalto al consulado y la ejecución del muñidor de la rebelión contra Gadafi, el proveedor de armas y el instructor de los combatientes.
Los medios occidentales han atribuido el crimen a la emisión de un documental que supuestamente denigra al profeta, uniendo así los distintos acontecimientos de rebeldía en varios países islámicos con nuestra islamofobia latente, y dando como resultado una imagen, de nuevo, distorsionada de los acontecimientos. Es bueno que el público sepa que el número dos de Al-Qaeda, asesinado por los aviones no tripulados, es el mismo que dirigió el grupo combatiente de los supuestos rebeldes libios contra Tripoli; el mismo que atrapó a Gadafi, fiero enemigo de lo salafistas y yihadistas, lo linchó y asesinó, por medio de su mano derecha Abdelhakim Belhadj. Porque Al-Qaeda ha actuado a modo de subcontrata para hacer el trabajo sucio en Libia, y ahora lo hace también en Siria. En Libia lo hizo con la ayuda de los países del Golfo, en Siria también, con los petrodólares saudíes. En ambos casos, como en aquel 11 de septiembre, Al-Qaeda se ha comportado como el tonto útil, al menos, de una estrategia organizada para los intereses superiores del dólar y su imperio. Sin embargo, lo que los medios nos trasmiten sigue siendo el guión prescrito por los grupos de pensamiento que rigen el New American Century.
El guión es patente: los islamistas son enemigos de Occidente, exaltados y furibundos. Apenas saben respeta las libertades de nuestro mundo y por eso reaccionan como salvajes por una simple cinta de vídeo que pone en cuestión su religión. Sigue funcionando tanto el famoso choque de civilizaciones como el fin de la historia. Ambos relatos, unidos, dan lugar al proyecto globalizador que lleva veinte años imponiéndose. Pero, una cosa es lo que pretenden y otra distinta lo que consiguen. La eliminación física del enemigo, sea Sadam Hussein, Ben Laden, Gadafi o Al-Assad, no es el fin de su presencia. Los fantasmas de los enemigos vuelven una y otra vez. Hoy le ha tocado al embajador responsable de la devastación de Libia, mañana no sabemos. Los actos tienen consecuencias, aunque no las queramos, no son impunes aunque no haya tribunal que las juzgue. La historia tiene su justicia, una justicia a veces sucia, pero justicia que persigue a quien a hierro mata. Por eso, los muertos que el imperio mata gozan de buena salud, aunque estén muertos y bien muertos.
El guión es patente: los islamistas son enemigos de Occidente, exaltados y furibundos. Apenas saben respeta las libertades de nuestro mundo y por eso reaccionan como salvajes por una simple cinta de vídeo que pone en cuestión su religión. Sigue funcionando tanto el famoso choque de civilizaciones como el fin de la historia. Ambos relatos, unidos, dan lugar al proyecto globalizador que lleva veinte años imponiéndose. Pero, una cosa es lo que pretenden y otra distinta lo que consiguen. La eliminación física del enemigo, sea Sadam Hussein, Ben Laden, Gadafi o Al-Assad, no es el fin de su presencia. Los fantasmas de los enemigos vuelven una y otra vez. Hoy le ha tocado al embajador responsable de la devastación de Libia, mañana no sabemos. Los actos tienen consecuencias, aunque no las queramos, no son impunes aunque no haya tribunal que las juzgue. La historia tiene su justicia, una justicia a veces sucia, pero justicia que persigue a quien a hierro mata. Por eso, los muertos que el imperio mata gozan de buena salud, aunque estén muertos y bien muertos.
1 comentario:
No comprendo porque estais ocultando las cosas. Sois un antitestimonio para la gente si lo haceis así. Haced una caza de brujas, que caiga quien caiga sin miedo. Vosotros os imaginais que así la cosa puede seguir? sed valientes que no pasa nada, ocultando no haceis nada. A este Hermano nuestro "dinamizador" se le conocen ya varios encuentros en clandestinidad con varios muchachos. Vosotros mismo lo sabeis, creeis que somos tontos? nos lo pongais a los creyentes de padre superior o de predicador de la Virgen Regla no nos engañais! tenemos el derecho de tener un clero sano y limpio. Ya veo que habeis limitedo esto, os lo encontrareis en otros blog de interes religioso.
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