domingo, 5 de mayo de 2013

¿Leyes que matan?

Ministra responsable de la ley que niega la asistencia sanitaria a inmigrantes
Se llemaba Alpha Pam y era de Senegal. Su único crimen fue no tener papeles en un país que por ley ha denegado la asistencia sanitaria a personas que no lo puedan pagar. Si Alpha hubiera sido un jeque saudí no habría tenido ningún problema en ser atendido, habría bastada sacar la tarjeta de crédito y su problema se habría resuelto en una semana. Una tuberculosis, la enfermedad de la que murió Pam, tiene cura, gracias a Dios, en cualquier sitio del llamado primer mundo, sin embargo, una legislación asesina ha establecido una neta separación dentro mismo del mundo desarrollado. Hasta hace un año podías morir de tuberculosis si vivías en países con poco o escaso desarrollo, o bien si tenías la mala suerte de habitar un país de los muchos que ahora están en guerra. Hoy, gracias a una ley criminal, puedes morir de tuberculosis aunque vivas en España. Se trata de una consecuencia querida y buscada por el legislador. Es imposible que el legislador se escude en que el inmigrante puede volver a su país o puede pagar la atención. En la mayoría de los casos, ambas opciones son inviables y el legislador lo sabe. Por tanto, la única opción que queda es pensar que el legislador buscaba el efecto de expulsión que provocaría entre los inmigrantes que empezaran a ver cómo algunos de ellos morían por falta de asistencia sanitaria. Siempre es mejor morir entre los tuyos que lejos de casa.


No es el ahorro en gasto sanitario lo que se persigue; bien saben que esa medida no supone ningún ahorro, antes bien genera muchos más costes al sistema sanitario. Haber atendido correctamente a Pam hubiera supuesto un gasto no superior a 6000 euros, contando con una hospitalización de dos semanas. Pero no atenderlo ha supuesto que el sistema público, si no quiere encontrarse con la eventualidad de una epidemia, aplique el protocolo de análisis en todos aquellos que tuvieron contacto con Pam en las semanas previas a que se manifestara la enfermedad. A esto hay que sumar, porque es un coste que asume la sociedad, los 7000 euros que cuesta trasladar el cuerpo a su país. Aunque ese dinero saldrá de la solidaridad de la gente, es dinero que España gasta en Pam. Si se hubiera atendido a este inmigrante si papeles estaría más protegida la salud pública y no deberíamos cargar con la inmoralidad de un crimen legal en el que todos hemos consentido: unos por aprobar la ley criminal, otros por no oponernos lo suficiente para que se anule. Todos somos culpables de este crimen y todos acabaremos pagando por él.

Los diputados que con sus votos han permitido este crimen legal y continuo que es denegar asistencia sanitaria a los seres humanos, deberían empezar a mirar a su alrededor para comprobar que esa misma ley no tiene efectos sobre su entorno. Es muy posible que poco a poco, la degradación de la convivencia empiece a generar una violencia que nos impedirá seguir viviendo como hasta ahora. En breve es muy probable que tengamos que aprobar nuevas leyes que endurezcan la situación de los inmigrantes y acaben por permitir su expulsión por la simple procedencia, como en la Alemania nazi antes de la guerra. Empezaremos a temer las reacciones violentas de aquellos que han sido tratados como no personas y nuestro miedo minará nuestra condición humana hasta la degeneración moral y la caída en la barbarie civilizada.

Un día, las víctimas de la historia se alzarán y emitirán un juicio, un juicio para el que nos hemos estado preparando y del que no podremos salir indemnes. Antes o después, nuestras acciones tienen consecuencias. Si con tu voto has sido cómplice de este crimen, aun estás a tiempo de arrepentirte, si con tu indiferencia dejaste morir a Alpha Pam, aun estás a tiempo de comprometerte. 

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