Suma y sigue. Estos del FMI no tienen ni hartura ni vergüenza. A qué nivel habrán llegado que hasta Rajoy ha tenido que pararles los pies. En un alarde de valentía que no ha demostrado hasta ahora, ha reconocido que los efectos de las medidas tomadas hasta el momento tienen un calado muy profundo y han modificado de forma drástica las condiciones del mercado laboral español, hasta el límite de que es imposible flexibilizarlo más sin rayar en lo ilegal. Solamente una eliminación del marco jurídico del país podría permitir una nueva vuelta de tuerca en lo laboral.
Pero, vayamos por partes. Hay que planteare dos cuestiones. La primera es si las políticas impuestas por el FMI han dado resultado y la segunda es qué ideología hay detrás de ellas. Empezando por la primera. Vemos claro que allí donde se han aplicado nunca han conseguido los objetivos explicitados como tales. Ya fuera en los países del sudeste asiático en la década de los noventa, o en el cono sur americano en los 2000, o en la reciente crisis de Grecia y Portugal. En ninguno de estos lugares, la aplicación de las políticas del FMI dio como resultado los objetivos que se habían planteado, antes bien justo lo contrario. En Argentina, las políticas impuestas en los noventa buscaban, supuestamente, la estabilización financiera, el crecimiento económico y la creación de empleo. Pero, lo conseguido fue, la descapitalización pública, la venta masiva a precios irrisorios del sector público a magnates y multinacionales y la descapitalización del país. Solo se revirtió ese camino cuando Kirchner abandonó las políticas del FMI y siguió un camino más sensato en economía. En Grecia ha sucedido lo mismo, con el agravante de que el propio FMI ha reconocido que se ha pasado en sus recomendaciones. Si España sigue en la senda marcada por el FMI acabaremos como Grecia o peor aún. Por tanto, la conclusión es que las políticas del FMI no consiguen lo que dicen buscar, sino justo lo opuesto, y esto nos lleva a la segunda cuestión: la ideológica.
Si las políticas impuestas consiguen siempre, de forma indefectible, el mismo efecto allá donde se aplican, es legítimo preguntarse ¿no será que esas políticas persiguen objetivos ocultados tras el discurso oficial del Fondo? Y, si es así, ¿no estaremos ante una burda operación ideológica para encubrir una realidad que se pretende ocultar? Creo que la respuesta no puede ser otra que la afirmación contundente: efectivamente, las políticas del FMI no hacen sino implementar la corriente ideológica neoliberal expresada hace más de 20 años en el decálogo del Consenso de Washington. Lo que se proponen no es sino aprovechar las situaciones cíclicas de las crisis capitalistas para seguir imponiendo la agenda de acumulación de poder por parte de las élites económicas y destrucción de todas las fuerzas que podrían hacerle sombra. Hasta hace unos años, incluso los sindicatos eran necesarios para el funcionamiento del capitalismo, pues regulaban las relaciones laborales permitiendo el aumento de la productividad, pero hoy, cuando la tasa de ganancia se reduce a pasos agigantados, los sindicatos son una rémora a eliminar. Ahora se trata de destruir las condiciones de vida que permiten que existan seres humanos con dignidad para poder hacer uso de ellos a su antojo en la reproducción constante del capital.
Para finalizar, solo me queda hacer una propuesta, más bien repetirla. Solicito a la autoridad competente, y si no la hay o no tienen narices al ejército español, garante de la soberanía nacional, que cuando estos señores del FMI pisen suelo patrio sean puestos bajo custodia a la espera de juicio y ejecución pública. Más que nada para salvaguarda de nuestra integridad moral, nuestra dignidad y como aviso a navegantes.
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