Las ventajas del cambio climático: sin verano 2013.

Los datos acerca del cambio climático son cada día, y esto es quizás lo más preocupante, peores. Las observaciones no hacen sino confirmar los temores de los más pesimistas entre los científicos. A este ritmo es muy posible que los escenarios más catastrofistas, situados a finales de siglo, se puedan convertir en una realidad palpable en 2050. Hemos pasado de una posibilidad traumática a una realidad escalofriante. Y todo ha sucedido en los últimos cinco años, los que coinciden con la crisis del modelo de desarrollo. No es por casualidad, sino por el hecho de que la crisis ha barrido de la agenda pública todos los intentos por aminorar en lo máximo posible los efectos ineludibles de un siglo de contaminación sin freno en el mundo desarrollado. A este paso, para cuando queramos darnos cuenta estaremos ante el peor de los escenarios posible: la incapacidad para reaccionar. Ya no quedará margen de maniobra.

El derretimiento del hielo del Ártico está teniendo un efecto devastador sobre el clima. Entiéndase que devastador para la vida humana, no para la vida como tal. El planeta Tierra puede seguir albergando vida durante los casi 4.000 millones de años que le quedan de existencia, pero para acoger vida humana se necesitan unos parámetros climáticos y ecológicos muy precisos que están cambiando. La pérdida de masa helada está produciendo un aumento de la temperatura tanto el el mar como en la atmósfera. Este aumento puede tener consecuencias paradójicas, como la que algunas agencias meteorológicas prevén para este verano. MétéoFrance y MetOffice dan una previsión un tanto extraña para este verano: la pérdida del verano en Europa. Temperaturas anormalmente frías y lluvias generalizadas. Esto se debería al cambio de la Jet Stream o corriente de chorro. Se trata de una corriente de aire que redistribuye las masas de aire en el hemisferio norte, transportando el aire frío a lo largo de la zona más septentrional. Pero este año, debido al derretimiento del Ártico y como efecto paradójico, la Jet Stream es más fría y ha cambiado el patrón de modulación, bajando hasta las zonas más meridionales del hemisferio norte. Esto puede provocar el efecto tan extraño de una pérdida de verano, como en 1826, última vez que sucedió esto por unas enormes erupciones volcánicas.

Dejando aparte este evento, del todo inusual, lo que es cierto es que los efectos del aumento inmoderado de CO2 en la atmósfera está poniendo en serio riesgo la estabilidad climática del planeta y no sabemos cómo puede reaccionar para equilibrarlo. Por primera vez en la historia reciente del planeta Tierra (últimos 600.000 años, de antes no hay datos) la concentración de CO2 en la atmósfera, en registros diarios, ha superado las 400 partes por millón. El mes de mayo ha tenido registros superiores a 400 ppm la mayor parte de los días y es cuestión de solo dos años que los registros medios anuales superen esa cifra. Lo que se preveía para 2020 va a suceder en 2015. Como esto tiene un efecto acumulativo, es muy posible que el aumento de la temperatura introduzca más metano en la atmósfera, por el deshielo del permafrost de Siberia, y esto sí puede poner en un riesgo cierto antes de 2025. No estamos para tomarnos esto a broma. Ha llegado la era de las consecuencias.