De igual modo que la naturaleza imita al arte, la realidad copia a la ficción. En este espacio ya hemos hecho uso de las series, films y otras realidades de la ficción visual para poder explicarnos lo que sucede en el "mundo real". Walking dead, Soy leyenda, Matrix o Espartaco, en otros muchos títulos, nos han servido como lente de aumento para comprender acontecimientos de difícil interpretación. La cultura visual de los últimos decenios es una buena herramienta hermenéutica. Pues bien, hay una serie que hizo furor en su momento y que hoy nos sirve para comprender mucho de lo que sucede y está por suceder en el mundo en general y en España en particular. Se trata de Lost, una serie con seis temporadas que enganchó a millones de telespectadores y que en cada una de sus temporadas daba un giro que iba llevando la historia hacia callejones sin salida que se resolvían con más imaginación y efectismo que con verdadera fuerza argumental. Sin embargo, sus giros y requiebros son lo más parecido a la deriva "argumental" que el guionista del capitalismo actual padece. En cinco años de crisis llevamos no menos giros argumentales con la supuesta intención de acabar con la crisis, con salir de la isla, refiriéndonos a la afamada serie. Pero, como en la serie, nunca saldremos de la crisis-isla. Y al final, en un giro pseudomístico, descubriremos que hemos muerto y seguimos en la crisis, que la crisis es el medio natural del capitalismo y que es imposible salir de una sin salir del otro.
A nivel de guion mundial hemos dado un nuevo giro según el cual la salida de la crisis depende de las inyecciones de capital directamente en la economía por medio del sistema financiero, como empezó a hacer Estados Unidos y ha hecho ahora Japón; la Unión Europea lo ha hecho a su modo desde final de 2011. Este giro argumental incluye, como correlato indispensable, que los Estados reduzcan su presencia y regulación económica. No debemos olvidar que el primer guion de esta crisis fue enunciado por Sarkozy y el G-20: "hay que refundar el capitalismo y volver a regular los mercados". Aquel guion ha ido variando hasta este último que nos dice: "hay que dar más libertad a los mercados y constreñir a los Estados". Como trama colateral, el guion de la crisis mundial incluye a España. En España tenemos un mantra que se repite a diario en los medios de comunicación para hacer que el pueblo acepte que es él el culpable de la situación y por tanto él quien debe hacer los esfuerzos. Y el pueblo lo va aceptando. En primero lugar lo aceptó cuando puso en el gobierno a los alumnos aventajados del modelo neoliberal, quitando a los alumnos respondones que tan mal lo gestionaron. Una vez en el gobierno, estos alumnos (Guindos además fue maestro en Lehman Brothers, una de las empresas causantes del problema) se pusieron manos a la obra y aplicaron el guion a rajatabla: destrucción sistemática del marco legal laboral, disminución de la presencia del Estado en la economía, regulación favorable a la intervención privada y una lluvia de millones en distintas formas a la banca. Mientras, una pelea de patio entre correligionarios por ocupar el primer pupitre hace saltar las alarmas. En esencia, unos se han chivado de que otros copiaban en los exámenes y sisaban las chocolatinas en la cantina. Pero la cosa no irá a más, todo será cuestión de sisar y copiar todos.
Los que mejor han salido parados con este guion han sido los banqueros y demás supericos de este país. No solo no tienen que pagar más impuestos, incluso se les reducen algunos impuestos sobre el lujo, sino que además reciben, entre dinero directo y avales, casi 200.000 millones de euros en un año y medio. Con esta cantidad, el dinero que el Estado español pone a disposición de la banca para sanear sus cuentas y lograr financiación externa supera los 400.000 millones, el 40% de nuestra riqueza nacional anual. ¿Qué han hecho con todo este dinero los bancos? No lo que prometieron: dar crédito a empresas y particulares con el fin de mover la economía y crear empleo. Tampoco lo han devuelto. Hemos conocido que se dan por perdidos 37.000 millones, más los 25.000 millones de la etapa Zapatero, más los 20.000 millones que se darán por perdidos a final de año, más los 63.000 millones que hay que provisionar para 2014. A todo esto sumemos el coste de financiarnos a tasas cercanas al 5% a 10 años por el hecho de haber avalado a los bancos. Pero, ¿qué han hecho entonces con todo ese dinero? Es muy sencillo, se lo han embolsado y punto.
Lo explicamos: si sumamos la cantidad de dinero que sale de España con dirección a paraísos fiscales "legales", más las cantidades de beneficios que se reparten las cúpulas directivas, más la cantidad de dinero que se invierte en lujo, un crecimiento en 2012 del 7%, todo ese dinero puede ser igual o superior a las cantidades de dinero que hemos regalado a la banca. Dicho de otra manera: el guion, despojado de adornos, prescribe que los muy ricos se queden con todo lo que puedan para salvar su modo de vida, mientras el común de los mortales debe sufrir en sus carnes el robo sistemático por parte del Estado, gobernado por los alumnos aventajados del capitalismo corrupto incapaz de seguir viviendo "legalmente". Ahora, el guion debe aclarar de qué otros lugares podrá ser rapiñado el dinero que hace falta para que el año próximo las élites sigan disfrutando de sus goces habituales. Educación y sanidad no dan para más. Recortar el desempleo es casi imposible. Solo quedan las pensiones, aunque ahí, los aventajados alumnos no son tontos, está un buen granero de votos y, mientras se mantengan las apariencias, la democracia necesita votos. Claro, también cabe la posibilidad de un cambio de guion, a lo 23F.
Por si sirve, yo tengo otro guion, que he puesto por escrito en mi último libro, No podéis servir a dos amos. Crisis del mundo, crisis en la Iglesia.
Por si sirve, yo tengo otro guion, que he puesto por escrito en mi último libro, No podéis servir a dos amos. Crisis del mundo, crisis en la Iglesia.
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