jueves, 7 de enero de 2016

Escuela de calor

Según reporta la NOAA (Agencia Americana para el Clima), desde finales de diciembre y, especialmente, a principios de enero, se está registrando una tormenta de calor en el Polo Norte. Se trata de una depresión que ha permitido que entre el aire cálido procedente del sur de Europa, de España en concreto. Estas temperaturas tan suaves que estamos teniendo en España también han subido hacia el norte y ahora afectan al Polo Norte. Como consecuencia, las temperaturas allí rondan el grado positivo, mientras lo habitual son -30º. De seguir mucho tiempo esta situación, cosa poco probable, el hielo de la zona, en lugar de robustecerse, como es lo habitual en invierno, se ablandaría. En todo caso, este episodio impedirá que el hielo se endurezca más, que es lo que debe suceder, aunque le invierno es largo y no sabemos qué sucederá. Puede que se intensifique el frío o que no. No lo sabemos, y ese es el problema.

El problema real ahora mismo no es que haya una ola de frío en México o Estados Unidos, o que las inundaciones hagan estragos en el Reino Unido, o que las temperaturas en España sean anormalmente altas. No, esto son consecuencias. El problema es la causa. Muchos son los que no terminan de asociar esto con el verdadero y definitivo cambio climático que estamos experimentando. Ni siquiera el inusual 'El Niño' lo puede explicar. Al fin, 'El Niño' también sufre las consecuencias del cambio climático. El problema esta en que este cambio es progresivo y paulatino, no repentino, como en la película 'El día de mañana'. Esto significa que cada año iremos viendo cosas cada vez más extrañas, pero que todas ellas apuntan a una cambio significativa en los patrones climáticos en los próximos veinte años. De tal suerte que a la vuelta de ese tiempo, el clima no será el mismo. La imprevisibilidad es el gran reto. No podemos prever qué y cómo sucederá. Sí, que serán cosas que no se han visto normalmente y todas a la vez. Esto produce un estrés climático tanto a las especies como a la agricultura, que producirá efectos perniciosos para la humanidad.

Si los episodios de fríos intensos, sequías prolongadas y lluvias torrenciales son cada vez más habituales, la agricultura será la primera que lo sufrirá. Es imposible que los cultivos estacionales, que dependen de un clima determinado en una zona y época del año, puedan acostumbrarse a un cambio brusco. Eso producirá una carestía de los productos agrícolas y, por tanto, el aumento de la inseguridad alimentaria en los próximos años. Los objetivos de reducción del hambre en el mundo, no sólo no se cumplirán, en gran parte por la falta de voluntad política, sino que se desbordarán por la falta de alimentos. Los países enriquecidos, que son los mayores propietarios de tierras de cultivo, llevarán los productos a sus países para sus poblaciones y los empobrecidos caerán más en una espiral de muerte. Estas hambrunas y carestías de alimentos provocarán más migraciones y, en los lugares de producción, guerras, con lo que aumentará la carestía. Así, y ante una nueva crisis económica en ciernes, las expectativas son pésimas.

La reunión sobre el clima de París del pasado noviembre no arrojó ningún compromiso concreto en la reducción de las emisiones contaminantes. Esto es malo en sí mismo, pero las emisiones futuras no son las causantes de los males presentes, sino que lo son las emisiones pasadas. Se cree que hay una diferencia de 38 años entre las emisiones y los efectos sobre el clima. De ser así, hoy estamos sufriendo las consecuencias sobre el clima de la contaminación que se efectuó hasta 1977. Hasta esa fecha apenas era perceptible el aumento del nivel de CO2 en la atmósfera, 340 partes por millón. Hoy estamos ya por encima de 400 partes por millón y su efecto se verá en 2055. Basta un simple ejercicio de imaginación para ver qué efectos tendrá esta contaminación entonces. Al menos, un efecto diez veces superior en cuanto a desequilibrio climático. Reducir hoy drásticamente los niveles de contaminación es el único medio de salvar la vida a nuestros hijos en 2055. Quien no quiera verlo así es que está ciego o no lo importan sus hijos. Estamos, como en la canción de Radio Futura, ante una verdadera 'Escuela de calor'.

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