viernes, 12 de agosto de 2022

John Q. y un amigo de Murcia

 


Siguiendo las recomendaciones de mi médico de cabecera (el que me prescribe el sistema público de salud en Murcia), me realicé recientemente un análisis exhaustivo para ver cómo siguen los parámetros de salud que, por  mor de la edad, cada vez son más los que deben ser controlados. Hube de ir a realizarme la extracción de muestras y una semana después acudir a mi médico para el análisis de resultados. Al llegar a la sala de espera me encuentro con un viejo amigo que regenta un taller al que solía acudir con mi vehículo para mantenimientos y arreglos. El pobre esta hecho un cromo: se había roto una costilla, como Nadal, y de la immobilidad las piernas perdieron riego sanguíneo, por lo que su esposa le compró un producto del Mercadona para tal efecto, pero no fue ese el efecto, sino que le produjo una reacción alérgica que le dejó las piernas con sarpullidos e insensibilizadas, de modo que tropezó en casa y se rompió un dedo del pie, de lo que tuvo conciencia cuando lo vio negro por el derrame. Como consecuencia de todo esto había entrado en depresión. En total tenía que ver a tres o cuatro especialistas y tomar entre 12 y 15 medicaciones distintas diarias. 

Escuché el relato de sus penas compedeciendo a mi amigo que, cual  Santo Job, se quejaba de su mal destino. Le di ánimos y le deseé pronta recuperación de sus males cuando el doctor lo llamó a consulta. Mientras estaba en la consulta recordé que hube de dejar de ir a su taller porque no había forma de que me hiciera una factura en condiciones con el IVA incluido. Lo más que logré en pactar cuánto IVA me ponía en la factura, por lo que, a pesar de la larga amistad de más de treinta años, decidí no volver a su taller. Me consta que no solo burlaba el IVA, también pagaba en negro parte del salario y, la última vez que fui a visitar su taller, justo tras el confinamiento COVID, pude constatar que uno de sus trabajadores en ERTE estaba allí echando horas para sacar el trabajo que tenía. Esto fue lo que me decidió definitavamente a no volver.

En las circunstancias que estaba mi amigo no era el momento de decirle algunas cosas, pero cuando me lo vuelva a encontrar recuperado, y espero que esto suceda pronto, tendré que recordarle que todos los especialistas que le da el sistema público de salud cuestan mucho dinero, lo mismo que las caras medicaciones que la prescriben mientras está de baja laboral, abonado por lo público. Y todo ese gasto se realiza gracias a los impuestos como el IVA que él defraudó o la parte salaria que se destina a pagar las bajas laborales. En definitiva, que sin un sistema de reparto como tenemos en el Estado Social y de Derecho que es España, sería imposible que el 90 % de la población, es decir, casi todo, pudiéramos tener un sistema de salud que aún sigue siendo la envidia de muchos y unas prestaciones que nos protegen ante la adversidad. Y le diré esto a mi amigo porque me consta que defiende y vota a proyectos políticos que proponen sustituir el Estado Social y de Derecho por un sistema ultraliberal que predica el individualismo extremo y la privatización de todo sistema público porque dicen que eso mejora los servicios. Ese Estado Liberal ya existe y se llama Estados Unidos de América, donde la mitad de la población no tendría la asistencia que mi amigo disfruta en su enfermedad y solo un cuarto de la población puede pagar el mejor sistema sanitario que aquí en España es para todo el mundo, sin distinción, desde un tratamiento oncológico a un transplante, sin mirar la cuenta bancaria de nadie.

Le diré todo esto a mi amigo sabiendo que, por desgracia, la ideología ultraliberal ha echado raíces profundas en el ecosistema mediático y mañana, tarde y noche machacan las conciencias con esa ponzoña neoliberal que destruye las mentes antes de hacerlo con los cuerpos. Mi amigo se recuperará, espero, y seguirá defraudando el IVA y pagando en negro porque eso, además, es lo que hay que hacer "en un país de pillos y de pandereta", son sus propias palabras. Como todo el mundo tiene "paguitas" y okupan casas, pues yo también tengo derecho a hacerlo, piensa. La propaganda constante en prensa, radio y televisión surte efecto y crea una realidad paralela donde los derechos humanos parecen privilegios y donde el fraude es la forma honesta de actuar.

Creo que hay que parar ese peligroso discurso en público, impidiendo que esas atrocidades se defiendan sin recibir ningún tipo de censura, porque lo que está sucediendo es que en la plaza pública se ha impuesto esta farsa ideológica que muchos repiten sin saber siquiera qué significará para sus vidas el día que se aplique por las instancias públicas.

Por cierto, le recomendaré a mi amigo que vea la película John Q, es una perfecta imagen de lo que sucederá en España de aplicarse las políticas que apoya con sus hechos, dichos y su voto.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...