domingo, 17 de mayo de 2009

Dos chapatas del carrefour

Un buen amigo y hermano, Iñaky (Juan Ignacio Manuel Delafuente Cevasco), me comunica que ha creado un blog porque no ha podido resistirse. La fuerza que proviene de la necesidad de poner en común, de comulgar, aquello que se posee es mayor que la falta de tiempo, las obligaciones contraídas o las necesidades familiares. Deseo que este blog nos ilustre sobre dimensiones del arte para las que algunos estamos más cerrados y sirva de complemento a este blog que edito en el que hay demasiada aridez. Bienvenida sea el agua del arte que riega los secanos del pensamiento en un mundo en tránsito hacia algo más hermoso, más pleno y menos violento. "¡La belleza salvará al mundo!", gritaba un personaje de Dostoievsky. Eso es lo que yo también espero, y seguro que la obra de Iñaky tiene mucho que aportar a esa salvación por la belleza.
Un ejemplo es la imagen que acompaña a este post. Se trata de una obra de Iñaky a la que tuve la suerte de asistir en algún momento de su creación. Dos chapatas del carrefour es una obra fascinante, desde su misma elaboración: metódica, pausada, compartida y pensada hasta la médula; hasta la expresión final, ese acabado algo etéreo que nos recuerda la fugacidad del instante que pervive gracias al recuerdo.
No soy un especialista en estos temas, sí sé apreciar la belleza en el arte, y aquí la veo desbordarse como una catarata sensual contenida. A nivel intelectual, me retrotrae a mis propias reflexiones sobre la sociedad de consumo que acaba consumiendo a sus propios individuos, pero que puede ser transmutada –¿transustanciada tal vez?– en una sociedad del don irremisible de uno mismo por medio de los dones naturales y el espíritu humano materializado en su trabajo.
Unas manos que elaboran y guardan; unas manos que entregan y protegen; unas manos que cuidan y proponen. Este es el mundo nuevo que esperamos, mundo que ha de salir de este otro mundo de violencia y muerte en que hemos convertido la creación del mayor artista.
Me recuerdan este par de chapatas a los zapatos de labriego de Van Gogh. Están pegados a la vida real de los hombres que sufren; los zapatos y las chapatas son metonimias de una época en tránsito.
Gracias Iñaky por estas obras y por acercarlas un poco a todos con ese blog.

2 comentarios:

M. Gelabert dijo...

Gracias por dar a conocer las cosas buenas, como el blog de Iñaky. Por cierto, hablando de belleza y de arte, quizás sea la ocasión de rendir un homenaje a este artista que se nos ha ido, Mario Benedetti. Recuerdo su poema defensa de la alegría: defender la alegría como una trinchera, un principio, una bandera, un destino, una certeza, un derecho. La belleza está triste.

Bernardo Pérez Andreo dijo...

El homenaje al poeta se hace recuerdo, como aquellas palabras de "Ausencia de Dios":
"Es tarde. Sin embargo yo daría
todos los juramentos y las lluvias,
las paredes con insultos y mimos,
las ventanas de invierno, el mar a veces,
por no tener tu corazón en mí,
tu corazón inevitable y doloroso
en mí que estoy enteramente solo
sobreviviéndote."

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