viernes, 13 de marzo de 2009

Bolonia, la escuela de la ignorancia.

Bolonia es una de las ciudades más hermosas que se pueden visitar en Italia. Capital de Emilia-Romaña, posee una historia de resistencia ante la barbarie ideológica y militar que debería servir como impulso contra lo que representa a nivel educativo europeo. Este significado negativo empieza a gestarse el 19 de Junio de 1999, con la declaración realizada en esa ciudad por los veintinueve ministros de educación de los países que conformaban la Unión Europea. En aquella declaración se ponían los fundamentos para el Espacio Europeo de Educación Superior que pretende la homologación de los estudios y las titulaciones a nivel europeo. Pero también se recoge la nueva fórmula para la organización de los estudios organizada en tres niveles: Grados, Masters y Doctorados. Los Grados serán estudios de cuatro años que preparan de forma más o menos genérica a los alumnos, los Masters y los Doctorados vendrán a dar la verdadera calidad a la educación y supondrán el desembolso de, al menos, 2.000 euros anuales para su obtención. Esto implica, de un lado, que el simple Grado no garantiza una formación académica adecuada y, de otro, que habrá que disponer de una buena cuenta bancaria para acceder a educación de calidad que abra las puertas de los trabajos mejor cualificados.

Se ha insistido mucho en la privatización de la universidad pública por el hecho de que los proyectos de investigación serán financiados con dinero público sólo si ya reciben financiación privada, lo cual implica que es la empresa privada quien determina qué se investiga y sus criterios serán meramente comerciales. Pero insistir en esto es errar el tiro. Creo que el principal motivo para implantar Bolonia estriba en el intento no disimulado desde 1968 de evitar que la fuerza renovadora de la juventud pueda realmente cambiar el sistema en el que vivimos. Se ha establecido una agenda para implantar La Escuela de la ignorancia (Jean-Claude Michéa, Acuarela 2002). 


Primero se empezó con el debilitamiento de las enseñanzas en la educación primaria, reduciendo los nueve años de la misma, incluyendo la infantil, a la mera obtención de habilidades mecánicas; después se destruyó la enseñanza secundaria mediante la ampliación de la primaria, aquí en España llamada ESO. Esta ampliación impide la verdadera maduración intelectual y recluye al alumnado a una infancia prolongada. El bachillerato es una simple sombra de aquel Baccalaureatus en donde los alumnos se formaban con profundidad. Ahora se quiere reducir la Universidad a un bachillerato ampliado, donde los alumnos no aprenderán a investigar, porque Bolonia lo prohíbe, y se dedicaran a hacer prácticas, un eufemismo que esconde los deberes de toda la vida en primaria.

Lo peor del proceso de Bolonia, con ser malo, no es que se privatice o elitice la educación superior, lo peor es que los futuros profesores, abogados, médicos o economistas, se formaran en un troquel que marcará sus mentes para siempre. No se trata de hacer un nuevo modelo educativo, lo que se está intentando es hacer un nuevo modelo de ser humano, más dócil y ajustado a las exigencias del mercado laboral y de consumo capitalista. Creo que el grito del 68: “salid de las universidades” puede volver a ser necesario, porque no hay nada más necesario que lo superfluo, en este caso la buena educación, por ello, soyons réalistes, demandons l’impossible.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Aunque sea un poco marginal no está mal notar que la Santa Sede ha firmado en convenio de Bolonia y, por lo que yo sé, han bastante desorientación en las Facultades y Centros que tienen que aplicarlo, porque da la impresión de que quienes no acaban de aclararse son los responsables del Vaticano. No estoy seguro de que este proceso, aplicado a la teología, vaya a ser un avance con relación a lo que tenemos. Te agradezco tu reflexión. Martín Gelabert

Anónimo dijo...

Me tocará vivir el plan Bolonia, y basar mis conocimientos en él. Yo seré de las primeras personas que vivan esa escuela de la ignorancia, pero estoy segura de que sabré que los primeros alumnos (y profesores) que les sea implantado este plan no van a seguirlo, los jóvenes sabemos lo que es, y la gente inteligente y un poco “despierta” investigará por su cuenta.
Muy bueno tu artículo, todos deben conocer la nueva escuela…
María.

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