No hace mucho hablábamos de la necesidad de crear estructuras de gracia que pudieran hacer frente a las estructuras de pecado que hay en este mundo. Uno forma muy particular de crear estas estructuras de gracia sería la puesta en marcha de una Oficina de Información sobre la Verdad de las empresas multinacionales cuyos informes tuvieran que ser emitidos en horario de máxima audiencia a diario por todas las cadenas de televisión. Esta oficina debería estar encargada de recoger información, testimonios y análisis del modus operandi de estas empresas, con el fin de contrarrestar la publicidad, siempre engañosa, que emiten a todas horas. Para ello, crearía spots publicitarios que deberían ser emitidos a la vez que los correspondientes spots de cada una de las marcas, como medio para que, al menos, tengamos dos versiones de lo mismo.
Cuando se emita un anuncio de Bayer que nos propone las bondades de las aspirinas para curar nuestros síntomas del resfriado, debería ser seguido de un anuncio en el que se pueda ver cómo Bayer financió la guerra del Congo mediante su filial H. C. Starck al adquirir enormes cantidades de coltán, el mineral maldito. También debería mostrarse cómo ha estado financiando ensayos clínicos no éticos, como refleja El jardinero fiel, y la utilización de mano de obra infantil.
Si el anuncio es de las maravillas de la Coca-cola y de lo que une a las generaciones, tendríamos que ver junto a él cómo esta empresa contrata “escuadrones de la muerte” para acabar con las resistencias sindicales en América Latina y cómo está acaparando las grandes reservas de agua dulce del mundo para el envasado de sus bebidas refrescantes. Es el caso de Gujarat, donde Coca-Cola ha expoliado los acuíferos y además los ha contaminado con los residuos que producen sus fábricas.
En el caso de los anuncios de productos Nestlé, será imprescindible que se deje en claro cómo el oligopolio del cacao y el café que lidera esta empresa permite que los precios de estos productos en origen se mantengan o bajen cada año, esto provoca que cada vez más niños tengan que trabajar para poder sobrevivir. Otra de las tácticas de Nestlé es asociar sus productos con los alimentos infantiles. Se han detectado campañas muy agresivas en países pobres para que las madres no den el pecho a sus hijos y sí los productos de la multinacional, que primero se los regala, como también hace en el primer mundo. El problema es que allí no hay con qué comprar esos productos después, y un niño que no ha lactado pronto, prefiere el biberón. Al año mueren, según la OMS, un millón y medio de niños por falta de amamantamiento, gran parte de la responsabilidad la tiene esta empresa debido a sus fuertes campañas para logra que las madres no amamanten a sus hijos.
Si, por último, lo que se anuncia son las deliciosas Mcdonald’s, deberá mostrarse cómo se devastan zonas naturales para la creación de enormes pastizales para que engorden las vacas que después se convertirán en hamburguesas. Esta carne necesita siete veces su valor calórico en grano, de ahí que, mientras las vacas engordan los seres humanos pierden peso. El consumo de carne se hace a costa del consumo natural de los habitantes de países empobrecidos.
Para llevar esto a cabo habría que imponer algún tipo de restricción a esta libertad absoluta de los medios para proponer contenidos en sus emisiones, porque la información está para el que quiera buscarla, el problema es que los spots son más, mejores y a todas horas, y eso les hace parecer verdad. La Verdad es una rara avis en el mundo de la comunicación. El que paga es el que impone su verdad. Impongamos nosotros la nuestra.
Cuando se emita un anuncio de Bayer que nos propone las bondades de las aspirinas para curar nuestros síntomas del resfriado, debería ser seguido de un anuncio en el que se pueda ver cómo Bayer financió la guerra del Congo mediante su filial H. C. Starck al adquirir enormes cantidades de coltán, el mineral maldito. También debería mostrarse cómo ha estado financiando ensayos clínicos no éticos, como refleja El jardinero fiel, y la utilización de mano de obra infantil.
Si el anuncio es de las maravillas de la Coca-cola y de lo que une a las generaciones, tendríamos que ver junto a él cómo esta empresa contrata “escuadrones de la muerte” para acabar con las resistencias sindicales en América Latina y cómo está acaparando las grandes reservas de agua dulce del mundo para el envasado de sus bebidas refrescantes. Es el caso de Gujarat, donde Coca-Cola ha expoliado los acuíferos y además los ha contaminado con los residuos que producen sus fábricas.
En el caso de los anuncios de productos Nestlé, será imprescindible que se deje en claro cómo el oligopolio del cacao y el café que lidera esta empresa permite que los precios de estos productos en origen se mantengan o bajen cada año, esto provoca que cada vez más niños tengan que trabajar para poder sobrevivir. Otra de las tácticas de Nestlé es asociar sus productos con los alimentos infantiles. Se han detectado campañas muy agresivas en países pobres para que las madres no den el pecho a sus hijos y sí los productos de la multinacional, que primero se los regala, como también hace en el primer mundo. El problema es que allí no hay con qué comprar esos productos después, y un niño que no ha lactado pronto, prefiere el biberón. Al año mueren, según la OMS, un millón y medio de niños por falta de amamantamiento, gran parte de la responsabilidad la tiene esta empresa debido a sus fuertes campañas para logra que las madres no amamanten a sus hijos.
Si, por último, lo que se anuncia son las deliciosas Mcdonald’s, deberá mostrarse cómo se devastan zonas naturales para la creación de enormes pastizales para que engorden las vacas que después se convertirán en hamburguesas. Esta carne necesita siete veces su valor calórico en grano, de ahí que, mientras las vacas engordan los seres humanos pierden peso. El consumo de carne se hace a costa del consumo natural de los habitantes de países empobrecidos.
Para llevar esto a cabo habría que imponer algún tipo de restricción a esta libertad absoluta de los medios para proponer contenidos en sus emisiones, porque la información está para el que quiera buscarla, el problema es que los spots son más, mejores y a todas horas, y eso les hace parecer verdad. La Verdad es una rara avis en el mundo de la comunicación. El que paga es el que impone su verdad. Impongamos nosotros la nuestra.
2 comentarios:
Los ejemplos podrían completarse y multiplicarse. Uno que nos toca de cerca es el Ministerio de la Igualdad, de reciente creación. Hay tantas desigualdades sociales, tanta pobreza que contrasta con el riqueza en esta España nuestra, que no estaría mal sustituir ese Ministerio por uno que se ocupase de la Justicia Social y de la Promoción de los desamparados y lograr así algunas cuotas de igualdad en lo que verdaderamente interesa y dignifica a la persona.
Secundo la moción, Martín, y añado que podría dedicarse a repartir la riqueza acumulada en los bancos en quince años de crecimiento sostenido del PIB. Pero claro, olvidaba que esa riqueza está a buen recaudo en paraísos fiscales y en inversiones "seguras" y que los bancos están en quiebra técnica y el gobierno entero se ha converido en un redistribuidor de riqueza, pero hacia los bancos.
No sé si esto tiene mucho arreglo.
Saludos
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