Una de las tácticas militares más utilizadas de toda la historia por los políticos es incitar al enemigo para tener así la justificación de la guerra, el “casus belli”. Esta es la estrategia seguida en Afganistán y Pakistán últimamente, sobre todo con la llegada de la administración Obama, que sólo ha cambiado el color del presidente, no sus políticas. Si por un lado dice abandonar Irak, dejando el reguero de muerte que hemos visto, por otro refuerza las tropas en Afganistán, de modo que el resultado neto es positivo para la industria armamentística y la industria asociada, las tropas siempre necesitan muchas cosas para poder vivir y alguien tiene que pagar todo eso.
En los dos últimos años se ha producido un recrudecimiento bélico en Afganistán, pero ha sido mayor en Pakistán, país amigo de Estados Unidos. Los ataques terroristas han aumentado en número e intensidad y esto ha obligado a una intensificación de la presencia militar de la OTAN. Pero la realidad, como siempre, es otra bien distinta a la que los medios nos permiten conocer. Según nos cuenta Chris Floyd, periodista americano e investigador político, en su web, la táctica de Rumsfeld fue siempre la de instigar a los grupos tribales del norte de Pakistán, para que reaccionaran, justificando así la acción del ejército americano. Con este fin se creó el “Grupo Proactivo de Operaciones Preventivas” (P2OG, por sus siglas en inglés). En septiembre, este grupo dirigido por Michael Hayden, entonces director de la CIA, organizó una serie de ataques para provocar la reacción de los terroristas, a esto llamó Hayden “cosquilleo a los terroristas”. Este “cosquilleo” se resume en bombardear desde diez mil metros de altura zonas pobladas bajo control tribal, sin ningún tipo de miramiento. Estas acciones “proactivas” acarrean infinidad de víctimas civiles no combatientes, algunos familiares de los “terroristas”. A esto se refiere Obama cuando habla de “continuidad de la política exterior estadounidense”.
Son muchos años ya de esta “política exterior”, el mundo necesita otra política, otra forma de relacionarnos entre naciones y culturas. El verdadero peligro está en que la gente común, la gente normal, la gente que va a su trabajo y enciende el televisor al llegar a casa, se cree todas las patrañas que las agencias de información oficial crean para que la consumamos. Por desgracia son muchos los que justifican eso que llaman “guerra contra el terror”, y se creen que es necesario desnudarse para tomar un avión. También creen que todo se hace por su propio bien, que nadie sería tan malvado de haber creado un plan para que todo el mundo crea que está en peligro inminente de ser víctima de un atentado terrorista. El peor atentado terrorista se ha cometido contra la verdad y contra las conciencias de los seres humanos de buena fe que se creen el enorme montaje creado alrededor de la industria de la muerte.
Necesitamos otro cosquilleo, el de la verdad rondando nuestras cabezas, el de la justicia que no nos deja tranquilos ante el sufrimiento ajeno, el del amor y la paz que fluyen como manantial sereno cuando la verdad y la justicia campan en el mundo. Cielos lloved vuestra justicia; tierra, haz germinar al salvador.
En los dos últimos años se ha producido un recrudecimiento bélico en Afganistán, pero ha sido mayor en Pakistán, país amigo de Estados Unidos. Los ataques terroristas han aumentado en número e intensidad y esto ha obligado a una intensificación de la presencia militar de la OTAN. Pero la realidad, como siempre, es otra bien distinta a la que los medios nos permiten conocer. Según nos cuenta Chris Floyd, periodista americano e investigador político, en su web, la táctica de Rumsfeld fue siempre la de instigar a los grupos tribales del norte de Pakistán, para que reaccionaran, justificando así la acción del ejército americano. Con este fin se creó el “Grupo Proactivo de Operaciones Preventivas” (P2OG, por sus siglas en inglés). En septiembre, este grupo dirigido por Michael Hayden, entonces director de la CIA, organizó una serie de ataques para provocar la reacción de los terroristas, a esto llamó Hayden “cosquilleo a los terroristas”. Este “cosquilleo” se resume en bombardear desde diez mil metros de altura zonas pobladas bajo control tribal, sin ningún tipo de miramiento. Estas acciones “proactivas” acarrean infinidad de víctimas civiles no combatientes, algunos familiares de los “terroristas”. A esto se refiere Obama cuando habla de “continuidad de la política exterior estadounidense”.
Son muchos años ya de esta “política exterior”, el mundo necesita otra política, otra forma de relacionarnos entre naciones y culturas. El verdadero peligro está en que la gente común, la gente normal, la gente que va a su trabajo y enciende el televisor al llegar a casa, se cree todas las patrañas que las agencias de información oficial crean para que la consumamos. Por desgracia son muchos los que justifican eso que llaman “guerra contra el terror”, y se creen que es necesario desnudarse para tomar un avión. También creen que todo se hace por su propio bien, que nadie sería tan malvado de haber creado un plan para que todo el mundo crea que está en peligro inminente de ser víctima de un atentado terrorista. El peor atentado terrorista se ha cometido contra la verdad y contra las conciencias de los seres humanos de buena fe que se creen el enorme montaje creado alrededor de la industria de la muerte.
Necesitamos otro cosquilleo, el de la verdad rondando nuestras cabezas, el de la justicia que no nos deja tranquilos ante el sufrimiento ajeno, el del amor y la paz que fluyen como manantial sereno cuando la verdad y la justicia campan en el mundo. Cielos lloved vuestra justicia; tierra, haz germinar al salvador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario