Existen dos maneras heterodoxas, según enseñan los economistas, de acabar con la crisis que nunca deberían ser puestas en funcionamiento. La primera es la de endeudarse ilimitadamente, porque eso deberá ser pagado y supondrá una pesada hipoteca para las generaciones venideras, que pagarán una crisis que no han propiciado. La segunda es la conocida como “darle a la máquina”, es decir, imprimir tantos billetes como sea necesario. Esta última es peor, primero porque eso disminuye la riqueza general: a más cantidad de billetes, menos valor real poseen los que hay; y segundo porque genera una dinámica hiperinflacionista que luego es difícil poder contener. Recordemos el caso de la hiperinflación alemana que llegó en los años veinte al 2.500.000 % mensual. El banco central alemán llegó a imprimir billetes de varios millones de marcos. Tampoco debemos olvidar cómo acabó aquello: la Segunda Guerra Mundial.
De estas dos soluciones erróneas, los gobiernos de los países enriquecidos en los últimos años gracias a la desregulación global, han tomado la primera, se están endeudando de forma constante y muy peligrosa. Las deudas van a pesar como losas sobre las economías en los próximos decenios y van a impedir el normal funcionamiento de la economía. Lo peor de esto es que el endeudamiento lo hace el sector público para tapar los agujeros del sector privado. Con esto se está dando una pésima lección pedagógica. Cuando el sector privado comete excesos, el sector público los paga y se endeuda. Pero lo peor estriba en que se está utilizando también la segunda solución errónea, con el agravante de que se hace a la vez que el endeudamiento. Hace exactamente tres años (23 de marzo de 2006), el Tesoro estadounidense dejó de publicar el M3, que es el índice que mide la masa monetaria, grosso modo, el dinero que hay en un país. Mediante este índice se puede saber la cantidad de dinero que circula, prever las posibles tensiones inflacionistas y conocer la deuda real de ese país. Esta decisión de no publicar el M3 indica que Estados Unidos no quiere que se conozca el ritmo de impresión de moneda que genera, y esto es muy peligroso, porque cuando alguien oculta algo es que algo hay que ocultar.
Si bien todos los países con moneda propia están “dándole a la máquina” de los billetes, sólo EE.UU puede hacerlo impunemente. La suya es la moneda de reserva mundial, todos los países la utilizan como reserva de divisas o como moneda de pago internacional para la compra de productos como el petróleo o armas. De esto mismo se aprovecha Estados Unidos y está creando una cantidad inimaginable de moneda que todos los países “compran”, de esta manera, todos estamos financiando la crisis estadounidense y agravando más la nuestra. Con el excedente de dólares que, literalmente, llueve sobre el resto de países, se está financiando más especulación y el control estadounidense de empresas extranjeras. Como el excedente de dólares reduce su valor, los bancos centrales se dedican a comprar Bonos del Tesoro americano para reciclar todo ese dinero. De esta manera, el dinero afluye a USA y los demás tienen papeles de deuda Estadounidense. Con ese dinero que afluye, Obama paga los agujeros de sus entidades financieras y las distintas guerras en las que está embarcado o se piensa embarcar, porque, y esto no debe olvidarse nunca, el dólar seguirá siendo moneda de reserva mientras se mantenga el clima de inseguridad global. A buen entendedor…
No hay comentarios:
Publicar un comentario