Nos encontramos al borde mismo de la perfección del estado totalitario. La diferencia está en que ahora no se encierra a las personas en cárceles, campos de concentración o manicomios. Ahora la cárcel es la misma realidad. Hemos llegado al máximo posible de control. En el Reino Unido ya hay una cámara de vídeo vigilancia por cada quince habitantes, lo que permite que un ciudadano londinense sea grabado al día más de trescientas veces. Cuando usamos el móvil, el teléfono fijo o el GPS, nuestra conversación o situación geográfica es rastreada por Echelon, el programa de espionaje más brutal que ha existido y que ha sido denunciado por el propio Parlamento Europeo al constatarse que empresas estadounidenses se beneficiaban de la información obtenida por Echelon en el espionaje a las empresas europeas.
Pero el sumum de este proceso lo representa la novedosa Gigapan, por curiosidad puede verse como actúa esta cámara en el acto de toma de posesión de Obama en la web de la empresa que posee esta tecnología: es capaz de identificar a los asistentes a eventos como partidos de fútbol, manifestaciones o actos lúdicos, en unos segundos. Posee más de mil millones de píxeles y un efecto zoom muy potente que le permite leer la cara de cualquiera de los asistentes, esa lectura se digitaliza y se pasa a un sistema de reconocimiento biométrico que permite reconocer a cualquier ser humano en cualquier parte del mundo. De hecho, una de las formas que tienen las fuerzas de seguridad para reconocer a terroristas es esta. Si el individuo es grabado por una cámara y su biometría coincide con la que está en la base de datos, inmediatamente se pone en marcha la detención. Basta con que la cámara pueda tomar el cincuenta por ciento del rostro, incluso es suficiente con la oreja, según el más novedoso sistema actual.
La teoría del panóptico de Benthan se está haciendo realidad a pasos agigantados, pero pasada por los temores de Orwell: todos vigilados y todos felices. Es más, aumenta la cantidad de personas que se ofrecen para ejercer de vigilantes o soplones. Mediante un programa informático, treinta millones de personas en todo el mundo, colaboran con la policía de fronteras de Texas. Descargan el sistema en la dirección http://www.blueservo.net/, y si detectan algún inmigrante ilegal, envían un mail a la policía. Es una verdadera desgracia que lo que las películas futuristas hace unos años auguraban, se esté produciendo de forma tan poco represiva, se trata de la desublimación represiva de la que hablábamos en ¡Goza hasta morir! Estamos perdiendo nuestra capacidad para comportarnos como seres humanos y somos capaces de vender a nuestro vecino si intuimos que eso es lo que espera el Gran Otro social de nosotros. El mensaje traducido a lenguaje normal es: sé un buen ciudadano, no protejas a los demás, pueden ser ilegales, subversivos o terroristas. Pero se nos dice con un lenguaje aceptable, de buen rollito: “es mejor para todos que seamos legales y respetemos las normas, si lo hacemos así estará permitido gozar al máximo de todos los placeres que esta sociedad te ofrece”.
La sociedad panóptica de la acción comunicativa-liberal (Rawls-Habermas-Rorty), nos invita a ser razonablemente felices de común acuerdo y respetando las normas que nos hemos dado. Mientras, podemos entetanernos con el último show televisivo de jóvenes que alcanzan su sueño o celebridades que consiguen sobrevivir a experiencias inhumanas. O bien, dejarnos llevar por el estupidiario deportivo o las drogas legales. Ahí está la realidad, no te cuestiones más; delata y sé feliz; la seguridad es la libertad; la guerra es la paz…
4 comentarios:
Como siempre la realidad supera a la ficción. Que la realidad sea más o menos moral importa poco. Lo que importa es que sea más o menos tolerable. A veces había pensado que un buen eslogan de lo que nuestros políticos nos proponen podría ser: no piense, no hable (sobre todo de cosas serias), tan solo diviértase. Después de leerte lo modifico: no piense, si habla hágalo solo con las autoridades, y sobre todo diviértase. Ah, Bernardo, mucho cuidado: nos leen, nos tienen fichados. Según a donde quieras viajar, lo que escribes será un día un serio impedimento. Y según qué carrera -civil, eclesiástica o militar, en definitiva, política- quieras hacer, más impedimento aún.
De momento no tengo pensado salir de España, pero si he de hacerlo ya verremos lo que pasa. He estado tentado en poner en el blog un contador de visitas de espionaje. Existen sistemas de "contravigilancia" en las webs, ya que no se puede impedir que nos vigilen, al menos saber cuándo lo hacen.
Peronalmente no me preocupo por esto, nada tenemos que ocultar, pero sí me preocupa que haya gente ocupada en saber qué dicen o hacen otros.
Espero que mi carrera, sea la que sea, esté cerca del Evangelio, y estoy dispuesto a asumir las consecuencias de ello. Por cierto, a través del Analytics de google, sé de ciertas visitas de lugares extraños, espero que se divertan mucho.
Saludos cordiales, Martín.
¿Sabéis? Lo que a mí me preocupa, más que un intento de control humano al estilo del más puro “1984” de Orwell, es el lavado de cerebro ideológico que se nos hace constantemente desde los medios. Aunque todavía nos queda un resquicio de libertad, entiendo que no es un estado tan totalitario como el de la genial novela.
El hecho de estar tan controlados no sé muy bien como enfocarlo. Es verdad lo que dices: cada día se sabe mejor los pasos que damos, sobre todo desde los últimos avances de la era tecnológica. Pero, ¿qué fin puede tener ese control tan exhaustivo? ¿Qué fin puede tener, por ejemplo, el hecho de que nos hagan firmar en todos lo establecimientos hoteleros, o se nos fotografía cuando vamos a un partido de fútbol? Quizá yo, en mi ignorancia, lo enfoque más por la seguridad. A mí no deja de sorprenderme la celeridad con la que actúan en ciertos casos los medios policiales al encontrar determinados delicuentes: hasta tal punto nos hemos acostumbrado que no deja de sorprendernos -e incluso enojarnos- que alguno logre escapar a su control; o la continua caza de terroristas, a la que últimamente estamos tan acostumbrados en España-Francia. Ya digo, yo desde mi ignorancia o desde mi ingenuidad lo enfoco así. A mí, que tengo poco o nada que ocultar -como tantos otros- no me preocupa demasiado que sepan dónde me hospedo, desde dónde utilizo mi móvil, etc., entre otras cosas porque no sé a quién le puede interesar.
Y como comentaba al principio, me preocupa más la presión ideológica. Está claro que vivimos en una sociedad concreta, con sus rasgos concretos. Nos podrán gustar o no (más bien no) pero son los que hay, y hasta cierto punto es lógico que esta sociedad luche por lo que ella considera sus principios vitales. Y también es verdad que el control o la presión no es tan elevada que no nos permite un resquicio de libertad para los que nos negamos a entrar a jugar. Supongo que es nuestro deber y responsabilidad aprovechar ese resquicio de responsabilidad para poder mostrar a esta sociedad aquello que busca y no encuentra.
Me ha parecido muy interesante y tengo que darle mi enhorabuena y darle mis respetos.
Atentamente:
Alumno anónimo.
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