sábado, 2 de mayo de 2009

Jesús: Obrero del Reino

Jesús, perteneciendo a la categoría social de los artesanos, los campesinos desposeídos, quiso bajar aún más en el orden social y vivir una vida itinerante sin lugar fijo, sin familia normal y sin consideración social. Jesús se marginó hasta el extremo de ser uno de tantos excluidos de la sociedad, desde ahí invitó a los excluidos a un grupo familiar alternativo al orden social donde pudieran encontrar la familia negada. Esta familia es la que Dios propone frente a la establecida. En ella entran los varones que renuncian a su masculinidad y optan por un modo nuevo de vida; en ella tienen sitio privilegiado los niños, últimos entre los últimos, las mujeres estériles y abandonadas y los pecadores públicos. Esta nueva familia acoge las diferencias y constituye el espacio del Reino de Dios, un Reino dialécticamente opuesto al Reino de este mundo gobernado por el orden romano y sus servidores en Israel, un Reino organizado para el expolio de la riqueza de la mayoría en favor de una exigua élite.
La cristología nace para intentar dar una coherencia reflexiva a la experiencia que las primeras comunidades tuvieron de Jesús y su propia situación de opresión en el Imperio. Para ello hubieron de utilizar la herramienta conceptual que el propio Imperio esgrimía para imponer su poder: el Logos de origen griego. Esto podía generar ambigüedad, por un lado corría el riesgo de ser asimilado por la ideología imperial, pero por otro corría el peligro de ser, simplemente, obviado. La solución fue tomar el continente modificando el contenido: el Logos griego, justificador del expolio y la opresión, fue leído a la luz de la experiencia creyente de Cristo crucificado: «el logos de la cruz». Esto posibilitó la construcción de una alternativa al orden imperial romano desde su propia justificación ideológica. La cristología desconstruyó el Logos griego y posibilitó la construcción de alternativas a cualquier desorden vigente.
Jesús de Nazaret, alternativa viva a toda injusticia, murió por poner en cuestión el orden de este mundo, e instaurar otro mundo. Otro mundo es posible saliéndose (éxodo) de este mundo de injusticia y opresión, para crear un mundo de solidaridad entre los pobres y excluidos sociales. Otro mundo era posible ante el Imperio Romano; otro mundo sigue siendo posible, desde la experiencia radical y alternativa del Reino de Dios, ante cualquier otro (des)orden imperial.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias Bernardo por este profundo compendio de la fe cristiana. Debiéramos profundizar en las raices hebreas de Jesús, para comprender a Jesucristo, cuyo mensaje es universal, para todas las naciones. Solo cabe decir Amen. Que sea, que se cumpla la llegada del Reino de Dios. Que abramos nuestro interior a esta Realidad,y nosotros mismos seamos como Jesús obreros de ese Reino.

M. Gelabert dijo...

Este es un aspecto importante de la cristología, muchas veces olvidado, y haces bien en recordarlo: Jesús cuestiona el orden político y social de su tiempo, y plantea como alternativa una sociedad fraterna de iguales. Estoy de acuerdo en que esa fue una de las causas que le llevó a la cruz. La cruz es el resultado de un proceso histórico y no voluntad de Dios. Dios está en contra de todas las cruces. Lo que quiero añadir, y estoy seguro de que estarás también de acuerdo, es que la pregunta que hoy nos plantea Jesús, a las personas del siglo XXI, es la referencia de Dios como fuente de vida fraterna y divinizadora. En un mundo en el que Dios no interesa, porque interesan los falsos dioses del poder, dinero y placer, en un mundo en el que muchos dan por sentado que Dios es un obstáculo para la realización humana, a nosotros, cristianos, no compete decir con nuestra vida y palabras que Dios es la clave más segura y auténtica de humanidad. Un saludo

Bernardo Pérez Andreo dijo...

Precisamente hoy ha estado aquí en Murcia, en el festival SOS4.8, Michael Onfray, el del "Tratado de ateología", una de las últimas invectivas serias contra la religión, especialmente la cristiana. Por desgracia no he podido asistir a su intervención, pero habrá hablado de lo que siempre habla que le proponen el tema de la relgión.
Pienso como tú, Martín, y estoy convencido que el mayor error de esta sociedad es la construcción de un mundo sin Dios, que es lo mismo que decir un mundo sin gratuidad, solidaridad y compromiso.
Estos adalides de la "ateología" se han convertido en los mejores defensores de la injusticia establecida y de la inmoral, en el sentido que decíamos en otro post. Al final, si estos tienen razón, el verdugo triunfa sobre la víctima y no hay esperanza para la historia humana. Sólo cabe esperanza porque Dios se ha comprometido con los sufrimientos de las víctimas de este mundo, muy especialmente por medio de Jesús, la protovíctima del desorden establecido.
Gracias por tus apreciaciones, Martín.

Anónimo dijo...

Quizá haya que volver a un nuevo Concilio de Jerusalen. Y transmutar estructuras de poder de reminiscencias imperiales por interrelaciones fraternas: las que estableció Jesús. Cada vez chirrian más las formas y contenidos de un centralismo europeo, basadas en antropología y filosofía greco-romana. Reflexiones teologicas y eclesiales realizadas desde Latinoamérica, la India, Africa o China y Japón, muestran nuevos paradigmas eclesiales. Europa ya no es el centro, y parece no enterarse.

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