lunes, 2 de noviembre de 2009

Existir cristiano

El cristiano no nace como tal al contrario que el judío o el pagano. El cristiano no es, existe; no tiene una esencia sino que su ser es existir como cristiano. Su existencia es su vida transfigurada. Esta vida es elegida, nunca impuesta, por la misma razón por la que no se nace cristiano. El judío o el pagano pueden renegar de su ser, pero seguirán siendo judío o pagano a pesar de su apostasía. El cristiano no puede renegar pues su esencia es su existencia, mas una existencia que se sabe en riesgo. Cada día ha de hacer su opción fundamental por existir cristiano, por transfigurar los acontecimientos de su vida, las dimensiones de su existencia y las relaciones que le hacen, de modo que se acerquen cada vez más a la Vida Plena, a la vida transfigurada. Ser cristiano es vivir cristiano, quien no vive como cristiano no lo es. Esta es la gran diferencia con el judío, éste sigue siéndolo aún no viviendo como tal, le viene en la sangre; y con el pagano: si éste no toma opción ninguna permanece pagano.
El cristiano no nace, pero tampoco se hace, es hecho. Lo que sí hace es tomar la opción de seguir viviendo cristiano, pero al cristiano lo hacen otros cristianos. Es decir, la comunidad de los cristianos que viven como tales una existencia transfigurada por el Espíritu. La vida del cristiano es en la comunidad y desde la comunidad, un cristiano solo no es un cristiano, podrá ser un sacerdote, un teólogo, un obispo o un santo, pero no es un cristiano. Ser cristiano es vivir en la comunidad de los cristianos, vivan aún esta vida o bien vivan la vida plena. Ser cristiano es vivir la (no en la) comunidad de los cristianos —Communio Sanctorum, dice la teología—. Esta comunidad no es de sangre, aunque eventualmente puedan darse lazos de sangre, es una comunidad de espíritu, de personas libres unidas por el Espíritu para transfigurar el mundo y la historia. Por ello, todos los acontecimientos de la vida de los cristianos están transfigurados, son transignificativos, apuntan a una u-topía eu-tópica, donde la totalidad se diversifica en una unidad plural.
Toda la vida de los cristianos está transfigurada, esto es, eucaristizada, hecha acción de gracias y ofrenda para que el mundo, la historia y el universo entero se consumen hacia su plenitud. Es así, que los cristianos no pretendemos perpetuarnos, ni individualmente ni como comunidad. En esto también nos diferenciamos de los judíos, ellos pretenden perpetuar el pueblo elegido hasta que venga el Mesías, así el pueblo será la garantía de que el mundo podrá acogerlo. Nosotros no queremos perpetuar sino consumar, llevar a su plenitud un mundo transido de dolor, sufrimiento, injusticia, pecado y muerte. Queremos que la creación entera dé su verdadera imagen, por ello pretendemos acabar con esta imagen deformada que grita con dolores de parto.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Jesús fue un hombre de mano tendida, no de puño cerrado y amenazador. Jsús fué y murió judío. En el fondo el cristianismo es el judaismo " universalizado.

Bernardo Pérez Andreo dijo...

Hombre, no hay que tomarse así lo de la imagen, pero en fin cada uno piensa lo que quiere. Que Jesús fue un judío hasta la médula es totalmente cierto, pero que eso no le llevó a la total identificación con su etnia también lo es. Nosotros no somos judíos, por eso propongo una visión del cristianismo como "tertius genus" como un tercer género humano que se identifica con la forma de vivir de Jesús, el judío, pero que no es ni judío ni pagano, sólo es su vivir como seguidor de Jesús
Gracias

Anónimo dijo...

El cristiano no nació como un hongo: pertenecemos a una tradición judeo-cristiana, tanto en continuidad de textos bíblicos, como liturgicos y espirituales

el cartel tiene reminiscencias de los antiguos carteles de la hoz y el martillo,. no solo por lo del puño cerrado que tamien, sino por la estética, y colores utilizados. Sencillamente no me gusta, y ya sabemosque para gustos colores. Tampoco me gusta el Jesús melifluo de ojos azules superstar. Saludos

Bernardo Pérez Andreo dijo...

Efectivamente, para gustos los colores y estos a mí sí me gustan, pero no quiero quedarme en la imagen. Dice usted que el cristianismo no nació como un homgo,pero no es eso el problema. Con Pablo, entiendo que el problema es qué papel jugamos hoy los cristianos en el mundo y ese papel nada tiene que ver con el pueblo judío, excepto que es el que supo apreciar y asumir la acción liberadora de Dios en la tierra. Ser cristiano, y aquí es donde está el meollo de este post, es existir como tal en el seguimiento de Jesús construyendo el Reino en la tierra. No creo que eso se oponga a que Jesús fuera judío, que lo era, o a que el cristianismo tenga raíces judías, que también.
En todo caso: ni hombre ni mujer; ni esclavo ni libre; ni judío ni griego, sino uno sólo en Cristo Jesús, Señor Nuestro.

Saludos cordiales

Anónimo dijo...

¿ Que el papel del cristianismo no tiene que ver nada con el pueblo judío? Pues permitame disentir de su opinión. En este siglo XXI Todas las religiones tienen que ver unas con otras, necesariamente tienen que dialogar. Aunque el diálogo entre los miembros cercanos de una familia suelen ser los más dificiles. Y ya va siendo hora de revisar el antisemitismo ancestral subyacente en en cristianismo. Ya es hora de pasar página ¿ O lo que hay es un temor ante el auge actua del judaismo ? Lo dejo aquí Saludos

Bernardo Pérez Andreo dijo...

Lástima, porque el cúmulo de malentendidos es ya excesivo. Creo que no me he explicado bien si usted entiende que esto es un ataque al pueblo judío, al que aprecio por todo lo que ha aportado a la humanidad. Mi parecer no va contra nadie, sino que intenta establecer qué es ser cristiano, y perdón por insistir.
Saludos y lamento la confusión

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