domingo, 13 de junio de 2010

The final countdown

El fin de semana anterior me fortaba los ojos leyendo la prensa, pues no podía salir de mi asombro: en un periódico regional de muy amplia tirada se informaba de una realidad que hace poco estaba oculta en blogs y webs "disidentes". La información detallaba cómo Europa paga 150 millones de euros a diversos países africanos para poder pescar impunemente en sus aguas. Y no sólo decía esto, iba más allá, denunciaba que esa pesca la realizaban buques de arrastre, en su mayoría españoles, que son capaces de esquilmar los mares y no dejar nada para los pescadores tradicionales africanos. Pero aún se atrevía el periodista a insinuar que ese dinero que se paga va destinado a la corrupción pura y dura y que tras el pago, los países no pueden negarse a nada de nada.
Mi sorpresa era que esta información pudiera aflorar en un periódico "serio", normalmente dejan este tipo de noticias para que las prediquen los pesados de los ecologistas o algún que otro "chalao" que tenga algún blog, y no miro a nadie. En fin, que pensé que algo está cambiando y que realmente empieza a verse la luz al final del túnel, al menos la luz informativa. Este mismo sábado, en Documentos tv, el magnífico programa de televisión que ha perdido algo de mordiente crítica tras el abandono de Pedro Erquicia, emitía un documental muy útil para comprender porqué se agotarán los mares antes de 2050: "Sushi global". No se trata de ninguna exageración, sino de la pura y simple constatación de los hechos brutos, diría que brutales, de la pesca masiva de las especies más suculentas para la cocina internacional. El famoso pescado crudo japonés ha puesto contra las cuerdas al atún rojo y a otras especies semejantes que se consumen sin ningún miramiento en los múltiples restarantes para pijos por el mundo entero.

Los caladeros mundiales han sido saqueados por uno pocos cientos de barcos, muchos españoles, que se comportan como verdaderos piratas globales al amaparo de los ejércitos de los países enriquecidos y de las políticas aplicadas por Japón y la Unión Europea, principalmente. No se trata de que la población mundial requiera esa pesca masiva para poder alimentarse dignamente, porque 1250 millones de seres humanos, muchos de ellos vecinos de los caladeros, ni huelen ese pescado mientras mueren de hambre, y por otro lado, ese pescado va a parar a los platos más exquisitos de los gourmets más renombrados para hacer desconstrucción culinaria. Vaya usted a saber si lo que necesitamos es más bien una desconstrucción en sálvese la parte para que nos demos cuenta de la barbarie de este modelo de vida en que estamos embarcados.

El final de la cuenta atrás está por llegar y ya no se podrá hacer nada para recuperar los océanos. El equilibrio es mucho más sutil de lo que creemos y cualquier modificación, por pequeña que sea, puede ser fatídica. Podríamos hablar de las arenas bituminosas de Canada, pero lo dejamos para otra sesión, baste por hoy lo anunciado.

1 comentario:

Martín dijo...

Ya veo que has cambiado el diseño de tu página, más estilizada, más clara. Lo que no cambia es el contenido. Enhorabuena por ambos motivos. A mi eso que cuentas no me sorprende. Los negocios ocultos, los pactos secretos, en fin, tantas cosas que se hacen bajo manga, aunque al final todo se sabe. Hoy he leído el extraño pacto entre Israel y Arabia Saudí, para que los aviones israelíes puedan atravesar espacio aéreo saudí y golpear en Irán. Posiblemente lo que se publica es solo la punta del iceberg o lo que interesa que se sepa. Pero ya lo anunció un antiguo profeta nacido en Israel: No hay nada oculto que no llegue a saberse. Y los que queremos ser hijos de la luz nos alegramos de ello.

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