Ha sido muy curiso contemplar la inversión de papeles que se ha producido en el ámbito visible del espectro político español. El hasta ahora campeón de los derechos sociales, ha caído del caballo en su camino a Damasco personal y se ha trasmutado el mayor de los creyentes del credo neoliberal, pero eso sí, con talante, con traje impecable y sonrisa en ristre.
El señor presidente del gobierno, en el espacio de apenas dos meses, ha adoptado las medidas económicas y sociales que siempre afirmó que no haría. De entre el recetario friedmaniano (que se pudra en el infierno), no ha dejado nada en el tintero. Ha aplicado una reforma laboral de más calado que el propio PP esperaba. Si se aplica, los contratos dejarán de estar sujetos a la tutela judicial en la mayor parte de los casos, con lo que la cuestión queda como una simple relación entre dos partes, donde siempre ganará el más fuerte, es decir, "la parte contratante de la primera parte". Ha aplicado también una reforma financiera que aprieta las tuercas al dominio de lo común, privatizando las cajas de ahorro y usurpando al conjunto de la sociedad la posibilidad de gestionar, aunque fuera poco, la financiación de la comunidad. En lugar de avanzar hacia el único camino que nos sacaría de aquí, a saber, crear una banca pública a partir de las cajas de ahorro, lo que se hace es darle más alas a los que nos hundieron en la peor crisis financiera de la historia del capitalismo. Por otro lado, y además del recorte del gasto social, viene el robo a los trabajadores mediante la "reforma" de las pensiones. Bien podría este supuesto socialdemócrata haber hecho caso al profesor Vinçen Navarro, que explica muy bien por qué las pensiones no están en peligro y qué debería hacer un gobierno de esa cuerda política, pero no, lo que hace es seguir la estela de la escuela de Chicago (que se pudra en el infierno). No se reforman las pensiones, se amplía el plazo para poder recibir una pensión y se aumentan los años mínimos de cotización, a la vez que veladamente se propone un modelo de gestión de capitalización personal. Qué supone esto, que las pensiones se paracerán mucho a un seguro privado, donde tú tienes lo que tú pones. De esta manera se gestiona el dinero de todos en beneficio de unos pocos, como ha sucedido con la reforma laboral, donde resulta que el despido, no sólo se abarata pasando de 45 a 33 días o 20 según el caso, sino que pasa a pagarlo el trabajador por medio del FOGASA, el Fondo de Garantía Salarial. Es bueno que sepan todos que este fondo está integrado por dinero de los trabajadores y sirve para asegurar que estos, en caso de problemas con la empresa, cobrarán sus sueldos. Ahora se dedicará este dinero a pagar 8 días del despido. Como cualquiera puede ver, es poner en bandeja ante el empresario un despido.
Este nuevo Pablo del "Camino Neoliberal", tiene la desfachatez de negar el cambio y afirmar que el proyecto sigue en vigor y está más fuerte que nunca. Sería bueno que alguien le diera una lección de lógica o de teoría del conocimiento: es necesario aplicar el principio de no contradicción en la vida pública. Claro que de esto tampoco se libra el representante del principal partido de la oposición, convertido ahora en el Robin Hood de los trabajadores, los huérfanos y las viudad. Alguien debería explicarle al señor Rajoy que no se puede criticar algo que se ha estado demandando tanto tiempo. Seguramente ha sido una especie de bloqueo. El PP no se esperaba que el PSOE planteara una reforma laboral más radical que la suya, o una reforma financiera igual a la suya, o una reforma de las pensiones que no dista mucho de lo que hubiera hecho Rajoy. En fin, que este cambio de papeles nos ha dejado en una situación difícil, porque lo más coherente sería que los dos partidos se presentaran a las próximas elecciones bajo las mismas siglas: el PPOE, Partido Popular Obrero Español. Sería muy saludable en el ámbito de la lógica, porque defienden las mismas políticas, y también aportaría salud democrática, al final cada uno sabría donde está.
2 comentarios:
En mi opinión, el Presidente del Gobierno hizo antes lo que le debajan hacer y hace ahora lo que le mandan hacer. Y uno no sabe si es mejor así, quiero decir, si es mejor que dependamos de Bruselas, o de Nueva York. Porque esta dependencia que ahora parece ser fastidiosa, en otros momentos puede ser beneficiosa. A veces uno piensa que lo mejor sería apearse del tren. La cuestión es qué hay fuera del tren. Cambiar el sistema es utópico. Pidamos, pues, lo iposible, Y, mientras lo pedimos, alguna cosa podremos hacer. No sé exactamente el qué, pienso en lo que podemos hacer los ciudadanos. Porque los políticos, ya he dado mi opinión, hacen lo que les dejan o lo que les mandan
Como todos lo politicos ZP hará lo que haga falta por mantenerse en la poltrona, en el poder. Y sabe que Rajoy como le dijo en el debate,"tampoco está usted como para tirar cohetes" refiriendose a la pérdida de credibilidad en la ciudadanía.No hay oposición, porque para centro neoliberal ya están los que están. Subimos al tren europeo con retraso. No somos los parientes ricos del Norte que pueden presumir de independencia. Y deseando todos un respiro entre tantos calores. La felicidad no nos la darán los politicos,unos y otros. Y el tiempo pasa: seamos felices.
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