domingo, 29 de agosto de 2010

Un cristianismo místico

Como siempre, la muerte se presenta de imprevisto y sin avisar. No había pensado terminar así los estiajes de este agosto, pero la muerte de Raimon Panikkar exige unas palabras en este blog, entre otras cosas porque en algo su pensamiento pulula por estas letras que suelo escribir de vez en cuando. Recuerdo que era yo estudiante de teología cuando, por mediación como en tantas cosas de López Baeza, conocí un librito que me abrió una perspectiva de la teología muy diferente a la que podía acceder en los manuales. El libro se llama La Trinidad y la experiencia religiosa, publicado por Obelisco y del que creo que yo compré el último ejemplar. He preguntado por él en diversas ocasiones para regalarlo y siempre me decían lo mismo: agotado. Y es una pena porque la imagen de Dios que allí encontramos rompe con el dualismo occidental de la mano del pensamiento hindú, que no sabe de dualidad. Su visión del mundo es holística e integradora, donde los tres principios están en perfecta armonía: el cosmos, la divinidad y el hombre. A esto llama Panikkar el cosmoteandrismo. Aunque muchos no lo crean, éste es un concepto que está más en consonancia con la fe cristiana que el tradicional dualismo materia-espíritu que tanto se nos ha enseñado en la tradición occidental. Pero es un concepto que se acerca a lo místico y no tanto a lo especulativo.
Hay una expresión que todo el mundo atribuye a Rahner, pero que es en realidad de Panikkar: "el cristianismo del siglo XXI será místico o no será", reza la expresión que tanto éxito ha tenido desde entonces. Rahner la dijo en una conferencia, pero no fue exactamente así, él dijo: "alguien ha dicho que...", y todo el mundo supuso que no era sino un recurso retórico de modestia del gran teólogo, pero era cierto y ese alguien fue Panikkar, en una mesa redonda sobre el cristianismo futuro en la que coincidieron. Sea como fuere, la frase es muy acertada porque la única posibilidad que tiene el cristianismo de seguir siendo fiel a sí mismo es volver a su hermosa tradición mística y desde ahí relacionarse y dialogar tanto con el resto de religiones como con la sociedad globalizada. Sólo desde lo místico encontramos la verdad de cada religión e, incluso, de cada hombre.
Raimon Panikkar ha tenido una extensa vida, ha muerto a los 91 años, todos ellos de gran lucidez intelectual y moral. Hemos de agradecer los puentes establecidos entre culturas y las búsquedas que nos ha abierto en tantos campos. Tengo mis diferencias con su pensamiento, diferencias que tienen mucho que ver con el modo oriental de ver la vida que a mí me parece que peca de cierto elitismo individualista. Yo me siento más cómodo con el pensamiento más comunitario que nace de todos los esfuerzos revolucionarios y utópicos que hemos vivido en la tradición cristiana que nace en el propio Jesús. No puedo renuncia al concepto clave en Jesús: Reino de Dios, como medio de entender la unión de ese cosmoteandrismo de Panikkar. También creo que los esfuerzos individuales no son suficientes para que el Reino llegue a todos los hombres de la tierra y por eso propugno y propicio formas comunitarias de vivirlo y expresarlo, hasta que Dios sea todo en todas las cosas. Esto es, para mí, un cristianismo místico, el que une lo personal y lo comunitario en medio de lo natural, ahí coincido con Raimon Panikkar. Descanse en paz.

5 comentarios:

Martín dijo...

Ha muerto una gran persona y un gran pensador. Y estoy de acuerdo contigo en que una de las claves de su pensamiento es la superación del dualismo, incluido el dualismo temporal: presente-futuro. Una de sus ideas es que quien no viva hoy la eternidad, Dios en definitiva, no lo encontrará en el más allá, en el futuro. Otra cuestión sería qué significa vivir hoy la eternidad. Es bueno que nos acordemos de estos hombres sabios que nos han precedido y que siguen ayudándonos a caminar. Por cierto, ha sido llamativo que el Obispo de Vic haya celebrado el funeral por este "sacerdote" en presencia de su mujer y sus hijos. Cierto, Panikkar nunca se enfrentó a la jerarquía. Pero ahí hay otro tema: ¿es la fama la que invita a presidir funerales o esto debería ser lo normal también para otros sacerdotes que viven con su mujer y que no hacen ruidos reivindicativos?

Anónimo dijo...

Panikkar siempre nos dejo caer un punto o pregunta para reflexionar.En una de sus últimas conferencias percibí soledad,el hizo una pregunta y dijo que el mismo se la hacía a si mismo con 91 años.¿Qué tienes en la vida?Yo le hubiese respondido''vida''poder ver un amanecer más...También le hubiese dicho que él es un ser especial...

Anónimo dijo...

El obispo de Vic, Romá Casanova, seis capellanes entre los que se encontrava el rector de Tavertet, Joan Rourell, el prior de Monserrat, Joan Carles Elvira, el director de la Fundación Vivarium, el sacerdote Jaume Angelats, y tres religiosos de la zona concelebraron la Eucaristía de la despedida de Raimon Panikkar. El 3 de septiembre el Abad de Monserrat presidirá el funeral en la Abadía de Monserrat. La jerarquía catalana ha despedido a uno de los suyos, un cristiano sin fronteras. Debiera ser así en otras diocesis y con otros sacerdotes casados.

Una despedida a la altura de un sacerdote cristiano universal. Luz de concordia y paz. Luz para el cristianismo de este siglo XXI. Luz intrareligiosa. Luz profética.

Bernardo Pérez Andreo dijo...

Creo que este funeral ha normalizado lo que debería ser normal en la Iglesia. De alguna manera, los dos sacramentos que afectan a lo comunitario en la Iglesia: orden y matrimonio, deben estar unidos en todos los creyentes, sean hombres o mujeres. Porque el sacerdocio de Cristo ha sido derramado entre los fieles por medio del Espíritu para que toda la tierra entre viva la Comunión de la Trinidad. Esta comunión es más plena cuando se expresa en el amor que da fruto, uno de cuyos ejemplos es el matrimonio.
Pronto veremos cómo la Iglesia acaba reconociendo que sacerdocio y matrimonio son compatibles, incluso que el sacerdocio no es privativo de un sexo.

Winibal dijo...

Recuerdo a Panikkar en los Cursos de Verano de El Escorial, dirigidos por Olegario González, envuelto en lo que me parecía una manta; lo recuerdo dando conferencias “sin papeles”, muy expresivo, y diciendo cosas “raras” en aquel momento, y con aquella edad –la mía-; lo recuerdo llegando tarde a las mesas redondas y justificándolo Olegario dado sus talleres de Zen o algo parecido que el dirigía –fuera de cartel- con quienes se apuntaban; y lo recuerdo paseando, hablando con los alumnos y sonriendo. Eran el final de los años 80. Que tiempos!!!. Un buen hombre y muy normal, a pesar de su distinción. Ya vive en la “dynamis” de Dios. Buenas noches

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