Entre las muchas cosas que decía mi abuelo y que eran de gran valor, había una que suelo repetir a mis alumnos: "si en el mundo, cada duro se fuera con su amo y cada hijo con su padre, se produciría una revolución". Si cada cual tuviera aquello que legítimamente ha ganado, si nadie pudiera poseer lo que no es suyo porque no lo ha sudado, entonces habría una verdadera justicia. Sin embargo, no es esto lo que vemos cada día. No dejamos de contemplar con asombro, la facilidad con la que algunos son capaces de amasar riquezas por las que no han trabajado ni un minuto. En el casino que son los mercados financieros internacionales, en cuestión de segundos, alguien en New York se puede hacer con millones trabajados durante años en Madrid. Es así y no tiene arreglo en este modelo económico. La Bolsa de valores, que nació como un medio para poner en relación a ahorradores con emprendedores, se ha tornado poco más que un gran juego mundial que no para las 24 horas del día y en el que algunos pueden manejar la riqueza mundial a su antojo, sin ningún tipo de miramientos morales o remordimientos de conciencia. Si Grecia está débil y hay posibilidad de negocio, allí que van con todo su arsenal financiero, hasta acabar con las arcas públicas; que el mercado de cereales lo permite, acaparan las acciones hasta que suba el precio y vendan por el doble, sin mirar los millones de seres humanos que morirán por esa decisión. Es así, sin escrúpulos, cada uno llevándose la mejor tajada posible.
Según Krugman y Stiglitz, dos prestigiosos economistas, España está al borde del corralito financiero, como sucedió en Argentina hace unos años. La lógica que rige esto es bien sencilla. Si nuestra deuda privada es el doble del PIB, deberemos hacer todo lo posible por pagarla, para ello nos obligarán a tomar todas las medidas de ajuste que estamos viendo. La paradoja es que, cuantas más medidas de ajuste se toman, más nos acercamos a la quiebra del Estado y a la posibilidad de un ataque concertado de los fondos de inversión y los grandes grupos financieros internacionales. Si eso se produce, los bancos españoles quedarán literalmente atrapados en la red preparada para ellos y todos sus activos serán "secuestrados" para pagar la deuda. Justo lo que sucedió en Argentina. Primero se obligó al país, con Menem al frente, a tomar medidas durísimas de ajuste neoliberal para después robar su riqueza, visto que no podía pagar.
Digamos que está sucediendo lo contrario que diría mi abuelo, cada duro se va, no con quien lo gana legítimamente, sino con quien se lo apropia nominalmente. Claro que esto no sucede sin violencia. Sería muy fácil no soltar el dinero, pero entonces se desatarían todos los instrumentos previstos para que los deudores paguen, inclusive el ejército. La única solución real a esto es no haber pagado desde el principio, como ya advertimos en este blog. Habría que haber dado un fuerte golpe en la mesa y gritar bien alto que no estábamos dispuestos a aceptar el chantaje. Sé que es difícil, pero era la única salida real, lo demás es prolongar una dura agonía. Estarán sacándole al gobierno español todo lo que esté dispuesto a dar, que es todo, hasta que se harten y realicen el ataque especulativo final, como en Argentina. Lo han dicho dos premios Nobel y creo que están acertados. Todo va a depender de si resultamos más valiosos vivos o muertos. No habrá piedad y cada euro abandonará a su dueño real.
2 comentarios:
Tu escrito me ha recordado una anécdota que escuché hace muchos años. Se la atribuyen a Juan March. Y, como dicen en Italia, "si non è vero è ben trovato". Me contaron que un periodista, poco después de acabada la guerra incivil española, le preguntó cómo había podido hacer tanto dinero. Y March, según me contaban, respondió: no me pregunte cómo he hecho el primer millón, a partir de ahí le respondo lo que quiera. Dicho de otro modo: no hay fortuna que no esté fundamentada en lo que uno se ha apropiado indebidamente.
Ya decía Brecht que sólo hay un crimen mayor que robar un banco, fundar un banco. Si viera lo que hoy es el sistema financiero, no sé qué diría. Lo de March podría extenderse a todos los millonarios. El primer millón es el crimen, el resto ya viene solo.
Publicar un comentario