jueves, 27 de enero de 2011

Vivir simplemente...


Gandhi se ha convertido en el icono referente de la paz en el mundo. El día mundial de la paz se celebra en conmemoración de su asesinato y cierta parte de su pensamiento se ha extendido y vulgarizado hasta el extremo que para muchos no dice nada. Es algo así como un santo laico de la sociedad civil postmoderna, tan dada a sustituir los referentes religiosos en un proceso de secularización ligth o smart secularization. Se trata de una secularización infantil que ni ataca los males de la clericalización ni resuelve los problemas del laicismo. Es un quiero y no puedo que viene muy bien al modelo de depredación social en que vivimos. Mientras estamos esquilmando a los países en subdesarrollo y seguimos especulando con las riquezas del planeta, alabamos a los grandes símbolos de la paz, la justicia, la solidaridad. Esto ha sucedido con el doctor King, con Gandhi y hasta con Jesucristo. El Imperio Global Postmoderno se los ha comido y digerido y los ha vomitado convenientemente anestesiados.

Del pensamiento político de Gandhi, que ha sido esterilizado, podemos extraer una de las ideas más revolucionarias en el momento actual: "en el mundo hay suficiente para cubrir las necesidades de todos, no la avaricia de algunos". O este otro: "debemos vivir simplemente para que otros puedan, simplemente, vivir". En estas dos frases se resume lo que hoy estamos necesitando en el mundo, una conciencia crítica sobre los límites del desarrollo y una visión política solidaria para que lo que es de todos a todos llegue. Porque a pasos agigantados se está acercando el futuro de carencias a que este último Imperio nos está abocando, un futuro donde la lucha por los recursos convertirá las películas futuristas de los ochenta en juego de niños. Ya lo estamos viendo en algunos lugares del planeta, pero aún no sentimos las consecuencias en nuestras ciudades aún opulentas. Pronto, aquellos que sufren en sus carnes el expolio constante de sus recursos (como la misma lluvia, tema del film También la lluvia), llevados por la desesperación, nos harán comprender que no es gratis estar torturando a tantos millones de seres humanos durante tantos años. La barbarie terrorista asolará, como respuesta, las impolutas calles de nuestras ciudades; los que ya no tienen nada que perder excepto su dolor y desesperación, convertirán sus vidas y sus cuerpos en armas de destrucción masiva, y los que plácidamente disfrutamos de los saqueos de las multinacionales, las rapiñas de nuestros ejércitos y los crímenes de este modelo social, nos quedaremos atónitos demandando más "mano dura", más protección, más seguridad.

En vano haremos todo eso, porque la paz nunca es el fruto de las armas, las bombas sólo saben mentir paz. La paz es hija legítima de la justicia, la paz es el camino, y para caminar ese largo camino, primero, hay que renunciar a tanto cuanto tenemos. Hemos de vivir sencillamente, con los mínimos recursos necesarios, renunciando a todo eso que nos han hecho creer imprescindible y que se ha convertido en una cárcel dorada para nuestra conciencia. "Libera tu mente, Neo", le dijo Morfeo al protagonista de Matrix. "Cambiad de mentalidad", dice el evangelio de Marcos. Hemos de sufrir un proceso de conversión de nuestra forma de entender el mundo y nosotros mismos, ese será el camino de paz que nos lleve a un mundo justo y bueno. Primero hemos de abandonar la seducción de la sociedad del despilfarro, después dejar de colaborar con el mal que ejercen las multinacionales, seguidamente tenemos que reinventar nuestras relaciones sociales y, por último, asumir la sencillez y la austeridad en nuestras vidas.

2 comentarios:

Martín dijo...

Esta noche, en un rato libre, he entrado de nuevo en tu blog. Me ha parecido que ha cambiado el formato. He leído con mucho interés el post sobre la tanatología de los animales. También me ha interesado el presente post. A las frases de Gandhi me gustaría añadir la que me ha dicho un anciano fraile cubano: aspiro vivamente a que en el mundo haya cada vez menos ricos y menos pobres. No está nada mal y por eso la dejo aquí. Saludos

Bernardo Pérez Andreo dijo...

Gran sabiduría la del fraile cubano. Sólo se puede acabar con la pobreza si acabamos con la riqueza, puesto que están en relación dialéctica. Por lo demás, seguimos con interés tus "crónicas caribeñas". Que tengas un buen regreso.

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