domingo, 23 de enero de 2011

390 y subiendo

El observatorio meteorológico de Mauna Loa, en Hawai, lleva midiendo las concentraciones de CO2 en la atmósfera desde 1958 de forma ininterrumpida. En aquella fecha fue una propuesta inteligente y casi visionaria del investigador Charles Keeling. Este profesor trataba de conocer la relación entre el CO2 y el clima, para ello ideo la toma de muestras atmosféricas y la medición. En su primera muestra encontró 313 partes de CO2 por millón (ppm) y en las sucesivas tomas a lo largo de los años este dato no ha dejado de aumentar, hasta la cifra media de 390 ppm en diciembre de 2010, como puede verse en la imagen que recoge la famosa curva de Keeling. Lo verdaderamente interesante es comparar esta curva con las mediciones de las temperaturas medias del planeta desde entonces. El resultado es que se solapan, es decir, que el aumento de CO2 en la atmósfera coincide punto por punto con el aumento de la temperatura media del planeta. Si la temperatura media del planeta tierra en la era preindustrial rondaba los 14.5º C, ahora estamos ligeramente por encima de los 15ºC. Hemos aumentado entre 0.7 y 1ºC la temperatura media y eso tiene su repercusión en el clima global.
Durante los últimos 600 mil años, las concentraciones de CO2 en la atmósfera han oscilado entre las 240 y las 300 ppm, según muestra el análisis de los hilos antárticos. Hoy, en tan solo sesenta años hemos constatado un aumento de 90 ppm, es decir, un 30 por ciento más que en los 600 mil años anteriores. De seguir así podríamos superar la cifra crítica de 450 ppm e 2050 y llegar a las fatídicas 500 ppm en 2100. Estas concentraciones de CO2 podrían provocar un aumento de la temperatura media de entre 2 y 7 grados más. Esta horquilla mide la diferencia entre lo malo y lo catastrófico. 7ºC de aumento de temperatura media sería la catástrofe ecológica de tonos apocalípticos, pero nada impide que se produzca si se sigue el modelo de desarrollo que tenemos.
Algunos expertos nos han dicho que la crisis reduciría las emisiones de CO2 a la atmósfera y que eso frenaría el calentamiento global, pero nada más lejos de la realidad. El consumo de combustibles fósiles no deja de aumentar. En 2010 se ha llegado a la cifra record de 85 millones de barriles de petróleo diarios y para 2011 se espera otro record. Si nada lo remedia, la humanidad se encamina hacia su propia extinción inevitable. Las medidas que se adoptan no ponen en cuestión el modelo de destrucción absoluta del capitalismo y eso hace que el deterioro aumente año tras año. La supuesta crisis económica ha ocultado el gran problema ecológico. Todos los gobiernos han cedido ante las "necesidades" económicas y han postergado cualquier medida que reduzca la producción.
La fecha 2020 se está haciendo cada vez más un lugar entre las profecías apocalípticas y no sin motivo. Para dentro de diez años los niveles de concentración de CO2 habrán llegado a 425 ppm, la temperatura media estará en 15.9º C, la población rozará los 7.500 millones de habitantes, el consumo de petróleo habrá toca techo y la producción alimentaria no será suficiente para abastecer de alimentos a la población y de biocombustible a los vehículos, sobre todo si China cumple su amenaza de ponerse a nivel occidental, lo que supondría un aumento del parque automovilístico de un 25 por ciento. Nada fácil lo que nos espera, o hay cambio de mentalidad y de sistema económico o no podremos seguir viviendo en este planeta.

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