Ante esto, las Cajas se han negado y han solicitado, cómo no, la nacionalización, pero eso sí, momentánea. Es decir, la socialización de las pérdidas para después volver a privatizar cuando lleguen las ganancias. No tienen ni un pelo de tontos estos dirigentes de las Cajas, justo todos los pelos de idiotas que tienen en el Ministerio de Economía. Sin embargo, siendo esto último malo para los intereses del común de los españoles, es mejor que regalar el sector a los vampiros del capital financiero internacional. Siempre será mejor que las Cajas estén en manos de quienes quieren que permanezcan que de aquellos que sólo pretenden obtener beneficios rápidos. Ahora bien, existe una posibilidad que no hay manera que aflore en las preclaras mentes de los que rigen nuestra economía: la nacionalización. Sí, nacionalizar las Cajas de forma definitiva, no sólo para pagar la ronda, sino para que formen parte del Estado. Esto supondría al Estado un 2 o 3% del PIB, lo mismo que le va a costar sanearlas, pero así serán suyas y las podrá utilizar para hacer funcionar la economía. Es muy sencillo. Hoy, los Bancos y Cajas no dan crédito porque necesitan proveer un capital propio importante y porque las deudas contraídas son grandes. Si el Estado se queda con las Cajas, podrían hacer que el crédito fluyera directamente por medio suyo y tantos que están necesitando ese crédito, particulares y pequeñas empresas, puedan salir del atolladero. Esto, por sí mismo, evitaría la destrucción de puestos de trabajo y haría de palanca para salir de la situación.
El problema para no hacer esto está en las cabezas de los que deciden: su ideología neoliberal les impide ver que sólo saldremos de esto fuera de las estructuras que nos llevaron hasta aquí, las estructuras neoliberales. Tienen que sufrir un proceso de conversión para llegar a entenderlo, pero lo veo difícil. Seguirán haciendo las cosas tan mal como hasta ahora y esto nos pone cada vez más difícil la situación. Ya perdimos la oportunidad de nacionalizar los Bancos, aportando dinero de todos para saldar sus deudas, pero sin quedarnos con la propiedad. A los ricos les gusta el socialismo cuando paga sus excesos. Ahora perderemos la oportunidad de un sector público bancario que sea el brazo ejecutor de la política alternativa que nos podría sacar de esto.
Como digo, peor imposible.
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