El cristianismo en el siglo XXI, en estos finales de la globalización, de la injusticia, la muerte y el pecado global, se postula como una alternativa creíble y realizable. La fe en la justicia que crea la paz, y en el amor anonadado que redime a la humanidad como nos lo mostró Jesús de Nazaret, son los criterios para una alternativa a este desorden establecido. Hoy se hace necesario vivir de otra manera que rompa la ideología imperial que nos impone un mundo sin alternativas, una vida sin sentido y un hombre sin metas. El mundo tiene un sentido en el amor que le hace ser cada día, en la acción amorosa del Dios de vida, por ello hemos de afirmar la bondad del ser humano y el sentido de su vida y la historia. No hay fin de la historia sino finalidad de la historia: el Reino de Dios como el triunfo de la Justicia, la Vida, el Amor y la Misericordia.
domingo, 13 de marzo de 2011
Un mundo en quiebra
Acaba de salir a la luz mi último libro, Un mundo en quiebra. De la globalización a otro mundo (im)posible, Editorial La Catarata, Madrid 2011. Se trata de mi análisis de cómo hemos llegado a esta situación de quiebra del sistema-mundo en que nos encontramos y de si hay o no salidas a esto. Sinceramente, creo que hay pocas salidas y las que hay están cada vez más lejanas. Cada año que pasa y seguimos enfrascados en el mismo modelo destructor del entorno natural y aniquilador de lo humano, es un paso más hacia un abismo que hoy se antoja casi imposible de evitar. Sólo esta actitud pesimista nos puede hacer salir de la situación catatónica en la que los habitantes del mundo enriquecido se encuentran. La última crisis capitalista nos ha dejado noqueados y andamos dando palos de ciego mientras los enriquecidos a costa del planeta y de sus habitantes siguen manejando la agenda política e imponiendo su salida, si a eso se le puede llamar salida, de la crisis.
Es falso que estemos en una crisis dentro del capitalismo, estamos en la crisis del modelo. Este mundo, el mundo capitalista, llega a su fin, gracias a Dios, pero es un fin que bien podría aparejar el fin también del mundo en general, o de la posibilidad de algún mundo diferente. En nuestra mano está hacer lo necesario para salir. A esto le he llamado en el libro el éxodo del modelo social y económico, también de persona. Hay que ir hacia el desierto inhóspito donde no sabemos vivir, pero seguro que allí encontraremos con qué. Bandadas de perdices y maná del cielo no nos faltará en el camino. El problema está en que son muchos los que no creen que esto sea posible, es más, son muchos más los que no saben si quiera cómo hemos llegado aquí. En el libro he intentado hacer un recorrido por los principales elementos históricos, políticos, económicos y filosóficos que nos han puesto en esta situación. Tras esto, analizo las posibles salidas, tanto las que propone el mismo sistema, como las que los altermundialistas han aportado. La nuestra es un salida, como no podía ser de otra manera, cristiana, porque creemos que el camino abierto por Jesús de Nazaret el la salvación para este mundo en vías de destrucción.
Dejo el final del libro como muestra:
"Hemos estructurado nuestra propuesta en torno a una crítica que abarque todos los elementos sustanciales de la realidad humana, donde se viven las dimensiones de salvación o condenación de los hombres. El orden existente se muestra como una estructura de pecado global ante la que hay que responder con una estructura de redención también global. De ahí que queramos plantear la alternativa como propuesta global de salvación humana. Sólo hay salvación si unimos la redención venida como don divino y la liberación, conseguida como esfuerzo humano. Redención y liberación son las dos dimensiones que hacen posible la salvación integral de la humanidad. El don y la tarea, el don que se concede como tarea a realizar, esa es la redención querida por Dios, la que reconoce que toda verdadera salvación, como todo lo verdaderamente humano, es un don, pero que debe ser reconocido, asumido y elaborado por los seres humanos.
Pido al amable lector que ha llegado hasta aquí que disculpe esta confesión final, pero mi compromiso es por un mundo habitable para todos los seres humanos y eso sólo sé vivirlo desde mi fe en Jesús de Nazaret y mi fidelidad a la historia de lucha por la liberación de las víctimas de este mundo. Si en algo he ofendido, pido humildemente perdón, pero también solicito que se me haga llegar la crítica. Y si en algo he podido ser de utilidad, sólo quisiera que esta reflexión se diera a conocer a otros con el fin de ayudar a más personas y poder generar un movimiento de compromiso global. La pervivencia de la vida humana en el planeta y saber que nuestros hijos podrán disfrutar de algo tan bello como es la naturaleza, merecen de un compromiso hasta que, como decimos en la tradición cristiana, los cielos nuevos y la tierra nueva se muestren".
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1 comentario:
Bernardo, he comenzado ya la lectura de tu libro con la firme esperanza de que en este encontraremos alimento para tener la fuerza de llevar nuestra vida hasta el extremo, y me refiero hasta este extremo muy concreto en que se encuentra nuestra existencia bajo este IGP pero que este mismo nos incapacita para asumir. Pienso que es perentoria la asunción de este extremo porque quizás solo desde ahí la alternativa del exódo se hace patente, apremiante y real. Quiero también pedir perdón por tu libro, porque pienso que pedir perdón es la única manera hoy en que puedo verdaderamente agradecer, pero quiero vivir y leer tu libro no desde ese perdón que nos recluye en la culpa sino desde aquel que se proyecta al horizonte de Jesús de Nazaret y que nos deja ver la verdad y nos libera para entregarnos. Sé que existe una manera de vivir que nos permita llevar nuestra vida ya no al extremo sino que al máximo y por eso leeremos con vehemencia y desasosiego este libro que nos regalas.
Muchas gracias Bernardo
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