lunes, 13 de junio de 2011

La industria de la Muerte crea empleo

Conocimos esta semana pasada los datos que el Departamento de Estado americano hacía públicos sobre el aumento de la venta de armas en 2011. El país mayor productor del mundo va a vender este año un 45% más que el anterior, que ya fue record histórico. Un 45% más y aún así se nota un cierto tono pesimista porque su industria no es capaz de abastecer el mercado mundial de armas. Los pedidos superan a las ventas en dos a uno y se ven superados por tal cantidad de necesidades armamentísticas mundiales. Una de las armas más solicitadas y para la que existe una lista de esperar de varios años son los drones o aviones no tripulados. Poseen la virtualidad estas armas de ser invisibles a los radares, silenciosos y muy efectivos. Equipados con sensores varios, cámaras de alta resolución y potentes armas de última generación, son capaces de detectar posibles amanazas y neutralizarlas sin ningún riesgo para las tropas propias. Un dron es capaz de lazar un pequeño misil con una precisión tal que lo convierte en el arma más mortífera y deseada por todos los ejércitos. Es cierto que su uso se ha perfeccionado en Afganistán y Pakistán, donde se han afinado sus posibilidades hasta conseguir reducir al 10% los daños colaterales. Las últimas informaciones reflejan una disminución de víctimas no deseadas en el norte de Afganistán, apenas han muerto unas decenas de niños en los últimos meses, cuando la media eran 15 muertos por ataque.

La industria militar estadounidense va viento en popa. Sus empresas aumentan sus beneficios a la par que su cotización en bolsa se dispara. Un ejemplo de ello es Lockheed Martin, la responsable de los misiles Tomahawk, que aumentó su cotización en bolsa un 50% tras conocerse la intervención el Libia. La empresa andaba un poco alicaída después de varios años almacenando estos misiles sin saber dónde colocarlos, pero el destino ayuda a los fuertes y les recompensa con una buena guerra. A día de hoy ha vaciado sus reservas de misiles y no deja de aumentar los contratos en Flint, ciudad donde tiene su base se operaciones. La industria de la guerra produce empleo y genera miles de millones de euros para los que han sabido aprovechar la oportunidad. Aunque siempre se corre el riesgo de que la paz venga a enturbiar el futuro, por ello se toman las medidas para que nunca falten motivos para el conflicto. Como hemos visto, desde que llegó el negro de corazón blanco a la Casa Blanca, las zonas inestables y de conflicto en el mundo han aumentado más aún que durante los ocho nefastos años de presidencia de malahierba (traducción de Bush). Esto ha provocado que la economía de USA sea más dependiente hoy de la industria de la muerte que nunca. Si durante décadas la economía del mayor país capitalista dependía en un 20% de la guerra, hoy depende de un 50%, entre industrias auxiliares, movimientos financieros especulativos, materias primas relacionadas con la producción de armas y la investigación avanzada de sistema de vigilancia y protección. Es decir, que el principal país del mundo tiene una dependencia patológica de la guerra, su supervivencia depende ella. Naomi Klein, en su magnífico libro sobre el capitalismo del desastre lo explica de forma precisa: la economía estadounidense está enferma y lo único que puede hacer es aumentar el mal en el mundo. Como el adicto que busca su dosis, no parará hasta conseguir la próxima, a costa de lo que sea, incluso su supervivencia.

Lo más preocupante de los datos que hemos conocido no es que se han vendido un 45% más de armas, sino que hay el doble de pedidos de los que se pueden servir. Si esto es así, y la fuente es el propio implicado, podemos esperar para los próximos años un aumento significativo de la conflictividad mundial. Zonas que creíamos pacíficas empezarán a vivir pequeños conflictos que, convenientemente espoleados, acabarán en conflictos abiertos. Basta una mirada somera por el mapa del mundo para predecir con cierta facilidad y sin riesgo a equivocarnos: Madagascar es un buen candidato, debido a la codicia de sus tierras y a la inestabilidad introducida en su gobierno por las multinacionales; el África subsaharina, donde los recursos del subsuelo se hacen cada vez más necesarios para la voracidad global y los conflictos aún no han eclosionado del todo; la zona andina, donde se encuentra el mayor acuífero mundial y las mayores reservas de gas, está siendo permedado por la Quinta flota estadounidense. Incluso Europa, donde el terrorismo financiero puede llevarnos a las puertas de un conflicto armado. Todos los países son potenciales consumidores de armas y ninguna buena empresa deja pasar una oportunidad de negocio. El caballo de la Muerte galopa con fuerza por el mundo, ha sido soltado y se le ha dado el poder de hacer el Mal durante un tiempo. Pero, gracias a Dios, el tiempo será limitado, de lo contrario todos pereceremos.

2 comentarios:

Martín dijo...

Has tocado uno de los asuntos más serios, escandalosos y pecaminosos. Copio un texto que siempre tengo a mano del Vaticano II, aunque me temo que muchos lo tienen olvidado: "La carrera de armamentos es la plaga más grave de la humanidad y perjudica a los pobres de manera intolerable". Más grave, intolerable. No parece que este sea el discurso católico más oído. De pena todo.

Anónimo dijo...

Verdaderamente, amigo Martín, lo que han olvidado algunos no es "el texto" sino el Concilio entero.
En fin.
saludos,
i

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