jueves, 30 de junio de 2011

Pintura y realidad: una visión creyente de la obra de Antonio López.

Hoy ha defendido con brillantez y alcanzando la máxima calificación su Tesis de Máster en Filosofía Iñaki. Ha sido un acto precioso, donde Iñaki ha expuesto con maestría una bella tesis sobre el genial pintor manchego, Antonio López. El título es La pintura de Antonio López: un realismo humanista. Bajo la mano sutil de su director, Alfonso García Marqués, catedrático de metafísica de la Universidad de Murcia, ha desgranado los entresijos de una pintura que todo el mundo valora y que todos creen entender, porque se ofrece con sencillez al público, pero que acoge el misterio de la Creación en la plasticidad de la luz y las formas.
Antonio López se ha convertido en un artista de moda, para su desgracia, porque eso lleva a ser mal comprendido y peor interpretado. El público tiende a quedarse en lo fenoménico de la obra y no es capaz de ir más allá, hasta descubrir el verdadero campo de batalla que son sus cuadros. La retrospectiva que el Thyssen expone hasta septiembre permitirá comprobar al espectador la enorme cantidad de tachaduras, borrones, enmiendos y marcas que hay en sus cuadros. Desde lejos, como el caso de La terraza de Lucio, que podemos contemplar en la imagen, puede percibirse un cuadro casi realista de una parte de Madrid desde una terraza, pero de cerca lo que se ve con manchas y más manchas fruto de treinta años de batalla entre el autor y la obra. Esto es lo que Iñaki nos muestra en su trabajo. En sus propias palabras:

"Existencia y representación, son los dos elementos que extraemos de la reflexión sobre la pintura de López y la mirada que éste ejerce sobre las cosas, y que nos sirven para situar a su pintura como novedad humanizadora de las cosas. De esta lectura humanista de la pintura de López se derivan cuestionamientos tanto de orden ontológico como de orden ético; qué son las cosas que tenemos ante nuestros ojos y cómo las tratamos (abordamos, representamos, en el hecho pictórico). No cabe duda que, en un momento filosófico y crítico como el actual –caracterizado por el crepúsculo de cualquier ontología– extraer una lectura de tipo metafísico a partir de la pintura de Antonio López es una tarea arriesgada. Arriesgada pero a la vez fascinante pues la pintura de López (frente a otras propuestas plásticas pero, sobre todo, frente a otras propuestas teóricas) nos sirve para establecer un puente que nos recuerda que, como seres humanos, formamos parte de un mundo que existe y que, paradójicamente, existe porque lo podemos reconocer perceptivamente como tal. Las imágenes de López nos invitan a dar pie a esa creencia de la realidad lo cual no deja de ser una trascendencia secularizada del mundo fenoménico."

Como dice Iñaki, en López se da una transfiguración del mundo fenoménico en la mirada reconstructiva del autor. No se trata de crear la realidad; tampoco es una mera representación. Es una re-presentación. La realidad está ahí y se nos da, se nos ofrece para que la hagamos nuestra. Ni la inventamos ni la creamos, sólo la asumimos. Pero en su asunción la posibilitamos. Nos hacemos cómplices de la Creación. Este es el punto en el que López, sin querer, se vuelve teólogo. Su obra es una expresión de la acción recreadora del hombre. Una recreación que es a la vez, crear y recrear, es lúdica y trabajada. Se trata de la kénosis del ser que se da en lo fenoménico, como nos dice Iñaki. Esto es la pintura de Antonio López y esta es la visión filosófica que de ella hace Iñaki. Quedamos a la espera de futuras publicaciones y de una conclusión doctoral de este trabajo.

1 comentario:

delafuentecevasco dijo...

Ya sabes cuánto hay tuyo en este tesis.
Gracias,

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