martes, 27 de marzo de 2012

"Banco das mentiras"

El fin de semana estuve en Foz, impartiendo unas jornadas de formación para profesores y en un paseo por el puerto marítimo, recoleto, me encuentro, justo enfrente, la imagen que acompaña al post: "banco das mentiras", reza como título del mismo. Se trata del banco donde se sientan los pescadores a contar sus logros en la mar y ya se sabe lo mucho que exageran los marineros cuando del tamaño de los pescados se trata. Pero aquí nadie se engaña, todos saben de qué va esto y el juego no tiene trampa alguna. Si uno dice 10 el otro dice 15, dando pie a que se le replique que 20. Es una sana competición donde no se trata de impresionar, todos saben que son mentiras, se trata de ver quién dice la más gorda. Y así pasan los días y las semanas, entre el trabajo y la cháchara.

Se me ocurrió, mientras regresaba del paseo a mi residencia, que este banco podía instituirse en todos los pueblos de España, especialmente en elecciones. De esta manera nadie podría llamarse a engaño, pues todos tendríamos claro que se competía por mentir, evitando la ilusión de que algo de lo prometido podía ser cierto. Digo esto, en especial tras las recientes elecciones, porque seguro que muchos han salido ya escaldados y ya saben de qué va ese cuento de que las reformas son necesarias para salir de la crisis y que en breve veremos cómo crece el empleo y desaparecen las medidas de ajuste económico. Todos vemos cómo se reducen los bienes comunes, sin ir más lejos en mi pueblo, donde el próximo lunes se cierra el único centro de salud para 25.000 habitantes durante la tarde y los sábados. La doctora, la enfermera y el pediatra pasan a la mañana aumentando la carga que soporta ya el centro en las mañanas y trasladando la población de urgencia al centro de referencia, saturado de por sí sin el cierre de los ambulatorios.

Lo que se está haciendo es reducir el salario social y aumentar la renta de las élites. Y la cuenta es muy sencilla. Si disminuimos el gasto social, aumentamos los impuestos a las rentas del trabajo, elevamos la carga fiscal indirecta, reducimos las prestaciones, variamos los parámetros para percibir el paro y las pensiones; y a la vez, no aumentamos los impuestos sobre las rentas del capital, seguimos avalando a los bancos, no controlamos el fraude fiscal, que está en las grandes rentas, y regalamos el dinero público a los supuestos empleadores, lo que estamos haciendo es robar a los de abajo y regalar a los de arriba. Así de simple.
No sé cuánto tiempo tardará el conjunto de los españoles en darse cuenta, pero esto no es más que un robo a cara descubierta y consentido por todos. Son mentiras que nos las creemos. Sería bueno crear este "banco das mentiras" en todos los pueblos, aunque solo sea para desenmascarar las "mentiras dos bancos". Como bien dijo el supermillonario Warren Baffet: "hay lucha de clases y la está ganando la mía, los ricos". El problema está en que mientras una de las clases está en guerra abierta contra la otra, esta última sigue jugando a indios y vaqueros. Al final solo quedará el cadáver, tendido en el "banco da realidade".

2 comentarios:

checha dijo...

Me encantaría saber si el trasfondo de tanta mentira es engañarnos, o lo que es lo mismo, tomarnos por imbéciles, o también ellos se están autoengañando, estableciendo falsas prioridades que también afectarán a sus generaciones posteriores.Ergo, también son un pedazo de imbéciles.
¡Sería ya hora de despertar, de que abriéramos los ojos todos los imbéciles!

Bernardo Pérez Andreo dijo...

Siempre, Checha, el que miente busca conseguir algo con ello. Son muchos en este país los que se tragan la mentira constante de que es el Estado el respondable de la crisis, cuando solo lo es subsidiariamente al no haber impedido que los banqueros se enriquecieran con la creciente deuda. El problema es la idiocia sistemática: todos estamos poseídos por las ideas falaces. ¡Ojalá fueramos como el idiota de Dostoievsky!

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