Curritos y oficinistas

Creo que, más allá de la habitual guerra de cifras, lo que se desprende de la jornada de huelga de ayer es que los curritos se han sumado mayoritariamente, mientras los oficinistas, los trabajadores de cuello blanco, no lo han hecho. La industria, gran parte del transporte y el sector de limpieza ha tenido un seguimiento muy mayoritario. Los polígonos industriales han cerrado casi en su totalidad y la actividad productiva casi estaba detenida. Eso son datos constatables, sea mediante el consumo eléctrico o mediante la simple visualización de los grandes centros industriales. Especial seguimiento ha tenido en Euskadi, Galicia y las zonas industriales de Cataluña. Pero el sector servicios, mayoritariamente regentado por autónomos o con precariedad laboral del 90% no se ha sumado. Tampoco la administración, sanidad y educación, aunque esta última sí ha tenido incidencia en la pública, casi nula en la concertada. 

Hay que preguntarse a qué se debe esta dualidad y creo que la respuesta es evidente. Los trabajadores del sector industrial han visto qué efectos puede tener la reforma laboral en sus vidas a muy corto plazo, mientras que los de cuello blanco creen, es un puro y simple acto de fe, que no les va a afectar. Lo lamentable es que estos tales trabajadores hacen el juego, ya han sido contados entre los que están a favor de la reforma, a las políticas que reducen los derechos y reducen las personas a pura y simple mercancía.
Creen los profesionales de la educación, sanidad y administración que a ellos no les puede afectar y que, por tanto, no va con ellos tomar medidas contra esto. Estos tales deberían haber leído a Brecht, cuando decía aquello de "vinieron a por los judíos, como yo no era judío...". No falta mucho para que vengan también por ellos.

Los trabajadores de cuello blanco hemos perdido la conciencia de clase, conciencia que aún está presente entre los industriales y que también está, y eso debería hacerles entrar en razón, en los empresarios del sector, que se saben muy bien cómo afecta la reforma y qué posibilidades ofrece para precarizar las condiciones laborales de sus trabajadores de cuello blanco. A partir de ahora nos vamos a enterar de lo que vale un peine, los trabajadores de cuello blanco. Si no hemos sido capaces de ejercer la facultad más elevada que hay entre el reino animal: la razón, y tomar medidas adecuadas cuando se podía, ahora tendremos que ejercer otra facultad, quizás no tan elevada, pero que llevará a medidas menos adecuadas: la pasión. Hemos dejado solos a los curritos y estos tendrán más motivos para reírse de nuestros horarios, sueldos y vacaciones. Si nos hubiéramos solidarizado, habríamos encontrado comprensión y complicidad, ahora solo tendremos desprecio, merecido por otro lado.

El siguiente paso de la ofensiva contra el Estado Social y contra los derechos laborales será eliminar el exiguo derecho de huelga, ¡para lo que se usa!; eliminar la representatividad sindical, no dejan de ser unos paniaguados; y reducir las condiciones de vida de la masa obrera nacional, oponiendo sus intereses a los de los extranjeros. Resulta paradójico escuchar a uno de esos terroristas mediáticos que pululan en las ondas y la TDT, decir que espera ver cómo un coche de policía atropella al primer piquete que vea y no pasa nada. Pero resulta lacerante contemplar al capo de los empresarios manifestar su agrado porque no ha pasado nada en la jornada de huelga. ¿Está invitando a tomar otras medidas?

*A Alberto Marín.