lunes, 19 de marzo de 2012

Viviendo en el final de los tiempos

Como saben los lectores, Slavoj Žižek es mi pensador fetiche y todo lo que sale de su pluma es como un oráculo para mí. Como todo oráculo hay que saber interpretarlo, sobre todo teniendo en cuenta que es un oráculo ateo y yo he de hacer una interpretación creyente. Si es difícil interpretar a un oráculo divino, nadie puede imaginarse lo difícil que resulta uno ateo, porque en general sus palabras van mezcladas con blasfemias y tacos, especialmente cuando habla en público. Pero la labor del exegeta es encontrar sentido donde aparentemente no lo hay y a eso me pongo cada vez que lo leo, y a fe que encuentro sentido, aunque solo sea para seguir buscando y continuar la tarea de Penélope. Esta tarea no tiene fin, pues Ulises no regresa, los pretendientes son tercos y la voluntad de seguir no cede. Así  es que seguiremos intentando hacer y deshacer, mas con sentido, el sentido de acabar con la condena a la que la humanidad se ha visto obligada por un modelo de ser que nos lleva irremediablemente a enfrentarnos con los horrores más profundos de la humanidad, como Conrad los describió y Kafka imaginó.


Uno de los últimos libros de la prolífica producción de este esloveno posee un título, como todos los suyos, cinematográfico: Living in the End Times. Como todas sus obras, está llena de filosofía, arte, cine, chascarrillos y muchas genialidades. Una de estas es aplicar el modelo de las etapas del duelo de Kübler-Ross a la crisis capitalista actual. Piensa Žižek que el capitalismo ha llegado a su etapa terminal y que tras ella saldrá totalmente trasmutado, no dice que desaparezca, pues en el fondo es un hegeliano y no cree que exista el afuera del sistema capitalista --de ahí que él sea ateo y yo no--. El capitalismo está sufriendo la mayor transformación de su historia y lo que advendrá no tiene ningún parecido con lo que hemos conocido en los últimos doscientos años, ni siquiera la crítica de Marx será útil para pensara el fin del capitalismo. Pero como toda realidad humana, el capitalismo no es ni divino ni una necesidad de la naturaleza, se le puede aplicar lo mismo que hemos visto que es útil para entender los procesos de la existencia humana, de ahí la posibilidad de aplicar las cinco etapas del duelo de Kübler-Ross.

Seguramente el lector las conoce, pero hagamos un pequeño resumen. En el proceso del duelo, sea por la pérdida de un ser querido, una ruptura matrimonial, la pérdida del empleo o cualquier otra realidad de pérdida, la psicología humana atraviesa cinco etapas que serán más o menos largas dependiendo de la constitución personal y de la propia historia. La primera etapa es negar la realidad. El individuo se dice a sí mismo que esto no ha sucedido, no ha muerto el ser querido, mi matrimonio no se ha hundido, no me han despedido, etc. Tras la negación viene la rabia. Esto no me puede pasar a mí, no es justo que se así y otras formas de vivirlo. La tercera etapa es la negociación: no se ha muerto, está dormido; o, quizás si hablo con mi jefe no me despida. Es una variante de la anterior. La cuarta etapa es la depresión: no se puede hacer nada y la tristeza invade profundamente al ser humano. Es una etapa difícil porque el individuo es débil y manipulable. Y la última etapa es la aceptación. La persona acepta lo que ha sucedido y comprende que no se puede luchar contra eso, hay que asumirlo.
Žižek aplica estas cinco etapas a la crisis del capitalismo actual con fino olfato. La etapa primera fue la negación de la crisis, la segunda las explosiones de ira ante las injusticias, la tercera es la negociación, es decir, hagamos reformas para que el sistema no caiga. Hay que decir que ahora nos encontramos entre la segunda y la tercera: las reformas y la ira contra las injusticias. Pero las dos que seguirán son las más difíciles y peligrosas, pues la cuarta es la depresión que a nivel social puede ser aprovechada por los fascismos de nuevo cuño y los distintos populismos para llevarnos a un final demasiado tenebroso, aunque esto sea necesario desde una perspectiva hegeliana para que advenga la etapa final, la aceptación de que el sistema ha cambiado y que las cosas son de otra manera. Lo que habría que hacer según Žižek es articular una alternativa política coherente que evite la capitalización del descontento por parte de una extrema derecha cada vez más peligrosa. Por mi parte, creo que el peligro real es hacer algo que apuntale al capitalismo, como dije en un post anterior, y antes bien hay que saber qué no hacer. Estoy convencido que el Reino de los pobres se irá abriendo camino en medio de la devastación del actual sistema. Pero solo es fe, no es un conocimiento, eso también nos diferencia a Žižek y a mí. 


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