domingo, 26 de junio de 2011

A la espera de un milagro

En los próximos años, no digo décadas sino años, vamos a necesitar que se vuelva a producir el hecho maravilloso que nos cuenta Juan en el capítulo 21 de su Evangelio, cuando Jesús resucitado invitó a sus discípulos a echar las redes otra vez, pero ésta las sacaron llenas, tras toda una noche sin pescar nada. Jesús ayuda a sus discípulos a que su trabajo sea productivo; tras ímprobos intentos nocturnos por obtener algo, al amanecer, cuando ya no es posible pescar pues los peces se hunden en las profundidades, entonces Jesús consigue lo que parece imposible. Una de las consecuencias que pueden extraerse de este pasaje evangélico es que con Jesús el trabajo es productivo, sin él es en vano. Pues bien, algo así tendrá que suceder en los próximos años, según nos cuenta el Panel Internacional sobre el Estado del Océano (IPSO).
Los expertos internacionales, todos de reconocido prestigio y solvencia acreditada, nos dicen que la posibilidad de una extinción masiva de vida en el mar, semejante a las cinco extinciones anteriores, es irreversible, lo único que falta por determinar es el alcance de tal catástrofe: si se perderá un 70% de vida o llegaremos al 96%. Todo va a depender de la intensidad de la agresión cometida. Son tres los factores que inciden en esta situación y que son estudiados con minuciosidad por el investigador del CSIC Sergio Rossi en su completísima obra El planeta azul. Un universo en extinción (Debate 2011). El primer factor es el calentamiento global que lleva a su vez a la acidificación del mar; en segundo lugar la contaminación química producida en buena parte por la agroindustria; en tercer lugar, la masiva sobre pesca. Estos tres factores se unen al aumento alarmante de hipoxia y anoxia en los océanos. Grandes zonas de los mares han visto reducirse sus niveles de oxígeno (hipoxia) hasta niveles que son incompatibles con la existencia de vida animal en ellos. El caso más alarmante es la anoxia (falta total de oxígeno) en lugares que hasta hace una década estaban altamente poblados, como mangles y zonas costeras marítimas.
Esta semana se presenta en Naciones Unidas el Informe y será el momento de ver cómo lo explican los medios de comunicación. Creo que es el momento de dar una alarma internacional urgente, pues los datos nos indican que nuestros océanos están amenazados de muerte y esto afecta al resto del planeta. Hasta ahora sabíamos del aumento del CO2 en la atmósfera y que este estaba provocando la acidificación del océano, pues el agua del océano asume el CO2 y se vuelve más ácida, pero el océano tiene un límite de absorción de CO2, límite al que parece estar llegando. Cuando el océano no pueda absorber más dióxido de carbono, la atmósfera se saturará y la supervivencia de la especie humana tendrá los años contados. Sin embargo, siendo esto preocupante, lo que a los científicos ha provocado más estupor es la rapidez con la que se producen los efectos negativos. Hasta hace un lustro se tenía 2050 como fecha límite para actuar de forma drástica; hoy, esa fecha es 2020 y bajando. Es decir, estamos al borde de la catástrofe. Como ha escrito Leonardo Boff, el capitalismo ha podido adaptarse a todo durante los últimos 150 años, pero ha llegado al límite insuperable de la Naturaleza: el Planeta ha dicho basta. Hemos de ir preparando a los jóvenes para aprender a vivir con esto y que ellos, ya que nosotros somos perros viejos incapaces de aprender trucos nuevos, cambien el mundo. La otra alternativa es esperar un milagro, pero como todo el mundo sabe, los milagros se producen escasas veces, es su definición.

2 comentarios:

Martín dijo...

El milagro que tú pides solo puede consistir en cambiar la mente de nuestros políticos para que cobren conciencia de los graves problemas ecológicos y tomen las oportunas medidas. Pero para que ocurran esos milagros se necesita la colaboración humana, y ahí es donde veo yo el problema. Porque los intereses económicos ensombrecen la mente humana.

Anónimo dijo...

Pues toca apechugar con las consecuencias de lustros de depredación de la naturaleza,basada en una antropología en la que el hombre esta creado para " dominar" la tierra y no cuidar de ella.Un falso antropomorfismo. Mensaje del génesis incluido. Y tenemos los politicos que nos merecemos. Con el nivel medio de evolución de conciencia que el resto.Algunos preclaros ya van diciendo que las próximas generaciones tendrán que emigrar a la estratosfera. Gracias a algún teólogo adelantado sabemos que vayamos donde vayamos el Cristo Cósmico nos envuelve, nos sostiene. ¿ Dónde vamos a ir? El milagro. Y que nos pille confesados porque todos somos responsables. A ver si la próxima generación lo hace algo mejor. Si pueden,a partir de la herencia envenenada que les dejamos.Indignados y comprometidos.

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