martes, 10 de marzo de 2009

Alternativas contra la globalización

En Theologica Xaveriana acaba de publicarse mi artículo sobre las alternativas a la globalización. Intento mostrar que otro mundo se hace ya imprescindible porque los datos avalan la necesidad de crear una alternativa a la postmodernidad globalizada: 4500 millones de seres humanos sumidos en la pobreza o en la miseria, sostienen a 1500 millones que vivimos nadando en la abundancia. Esto es así por muchas explicaciones políticas, económicas o filosóficas que quieran dar aquellos que son estipendiados por el sistema para que le justifiquen los hechos. Es lo que Jon Sobrino denomina “el hecho mayor de la teología” y que nosotros ampliamos tanto a la filosofía como a la economía. Ante este “hecho” no debería caber ningún otro tipo de reflexión ni de acción, ante todo porque esto sucede de forma controlada y racional, como puede verse en las mismas declaraciones de uno de los responsables de esta situación, Thomas Friedman, consejero de la secretaria de Estado con el gobierno Clinton, Madeleine Albright, escribió en el New York Times Magazine del 28 de marzo de 1999, un artículo titulado: “Para que la mundialización funcione, los Estados Unidos no deben tener miedo de actuar como la superpotencia invencible que es en realidad”. Y agregó: “La mano invisible del mercado no funcionará jamás sin un puño invisible. McDonald’s no puede extenderse sin McDonnel Douglas, el fabricante del F-15. El puño invisible que garantiza la seguridad mundial de las tecnologías de la Silicon Valley, se llama el ejército, la fuerza aérea, la fuerza naval y el cuerpo de marines de los Estados Unidos” .
Estamos en el momento en que más se necesita de alternativas a la injusticia global. Nuestro propósito es analizar tanto las alternativas sociales al sistema, desde dentro del mismo como desde fuera, y la misma alternativa, por llamarla así, que nos propone la globalización postmoderna: el vigor económico y la competitividad crearán las condiciones necesarias para que el mundo sea más justo y viva en paz. Para ello nos centramos en el análisis de los elementos más visibles de esta situación mal llamada “globalización”. En ningún caso pretendemos que la nuestra sea la única propuesta posible, pero sí creemos que los tiempos se están acercando peligrosamente y que hemos de ser lo más “radicales” posibles en nuestra investigación. No hay posibilidad de ser tibios, seremos fríos o calientes, no caben medias tintas. Hemos optado por ser excesivos ante una situación que excede cualquier medida de humanidad. Pero tampoco será posible entrar en aspectos académicamente teológicos, de eso nos hemos ocupado en otros lugares , lo que ahora queremos es abrir, desde la teología, la puerta a una crítica excesiva del exceso de inhumanidad de la globalización postmoderna: a grandes males, grandes remedios. Si la teología quiere hoy ser actual deberá poder vivir en este mundo sin dejarse atrapar en sus redes de injusticia. Deberemos negarnos a ser reducidos a un ámbito de la realidad normalizada en la globalización. No, no es posible que el cristianismo, nacido de un ajusticiado por el (des)orden mundial, se vea reducido a la justificación ideológica del mismo, sea activamente o por mera negligencia profética. Como dice el profeta: “La causa del huérfano no juzgaban y el derecho de los pobres no sentenciaban. ¿Y de esto no pediré cuentas?” (Jer 5, 28-29).

1 comentario:

Anónimo dijo...

Después de la crisis la única alternativa es acabar con el sistema y crear de cero uno nuevo. No puede haber más alternativas reales a esta destrucción sitemática del planeta.

Javi

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