La quiebra fraudulenta de General Motors es el último de los eslabones de una cadena que lleva a Estados Unidos a la plutocracia más severa. Con esta quiebra estamos ante la más descarada de las intenciones perseguidas por los creadores de esta crisis financiera que arrastra a la economía productiva: romper las últimas resistencias sociales a la imposición de un modelo global financierizado y concentrar al máximo el capital mundial. Esto se acaba de conseguir con las muy buenas palabras de Mister O, y los buitres de Wall Street. Con guante de seda se ha dado el mayor golpe a las pocas ganancias sociales en USA. Véamoslo.
General Motors ha sido la marca de referencia del capitalismo industrial estadounidense, allí se han configurado los sindicatos más poderosos de ese país y consiguieron los escasos derechos laborales y sociales que los trabajadores poseían en el país del capitalismo más salvaje. Gracias a su lucha impidieron las deslocalizaciones a gran escala y mantuvieron el tejido productivo en el máximo grado posible. Por otro lado, consiguieron tener seguro médico y pensiones pagadas por ellos mismos, todo eso lo hicieron tras largos decenios de luchas y batallas legales. Pero esto ha llegado a su fin. Después de muchas excusas de improductividad, ineficiencia y bancarrota, el núcleo duro del moviendo sindical americano se hunde irremediablemente. La realidad es otra, como hemos explicado en este blog por activa y por pasiva; han sido las inversiones fraudulentas de los directivos de GM en el sector financiero las que han llevado a la bancarrota a la empresa; fueron las derivaciones de capital a sectores que no son competencia de la empresa las que han arruinado a la mayor industria estadounidense, pero se pretende que paguen el pato los trabajadores.
Mister O ha encargado a Steven Rattner que gestione la destrucción de GM. Para ello ha tomado varias decisiones que son en sí mismas ilegales. Lo primero ha sido tomar el dinero de las pensiones de los trabajadores, dinero que es de los trabajadores porque la empresa lo único que hace es detraerlo de sus sueldos para ponerlo en un plan de pensiones, y cambiarlo por acciones de la empresa, ¡por acciones de una empresa en quiebra! Es decir, les han dado papeles por dinero. Ese dinero contante y sonante lo han tomado para darlo a City Bank y JP Morgan, las entidades financieras con las que había contraído deudas la empresa por valor de 6 mil millones de dólares. Y lo hacen con toda la cara dura, sin ningún asomo de vergüenza.
No tienen vergüenza en saltarse la ley que claramente impide tomar fondos de pensiones, porque eso es, lisa y llanamente robar; no tienen vergüenza porque regalan a las financieras el 100% de una inversión en la que asumían un riesgo y de la que, en caso de quiebra como este, deben ponerse a la cola de los acreedores y recibir el 10% hasta que se liquide la empresa; no tienen vergüenza en poner al descubierto sus cartas porque con bonitas palabras todo se suple hoy en Estados Unidos.
JP Morgan y City Bank no es la primera vez que reciben dinero de otros para tapar sus agujeros, ya lo hemos indicado en otros post, hasta ahora llevan más de un billón de dólares ellos solos. La estrategia es clara: desmontar todo el sistema de capitalismo industrial para convertirlo en el Capitalismo del siglo XXI, un capitalismo sin trabas, sin obligaciones con el ser humano ni con el planeta, un capitalismo salvaje, feroz, brutal, cruel… un capitalismo del desastre, como enseña Naomi Klein.
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