No sé si resulta más obsceno ver cómo un equipo de fútbol se permite gastar esa enorme millonada en uno o dos jugadores, o ver cómo los medios de comunicación lo jalean y los aficionados admiran al gurú del deporte rey que llega gastando a diestro y siniestro cuando en este país hay gente que le han confiscado la vivienda por no poder hacer frente a la minucia de varios miles de euros, o que tiene que recurrir a la familia para no verse en la calle. Creo que estamos ya completamente abducidos por el sistema económico que pregona y restriega la hedionda riqueza de un selecto grupo que gana con las pérdidas ajenas. Hemos perdido la dignidad de, al menos, no admirar a semejante canalla que nos engatusa con sus ronroneos de sirena.
Estoy convencido que el dispendioso gasto y el trapería nocturna son siameses económicos, van unidos por el dorso, como un nuevo Jano: para que los bancos puedan financiar la operación Christiano KK es necesario que los bancos se dediquen a robar las viviendas de los curritos que han perdido el empleo o de las familias que fueron previamente engañadas con los tipos de interés bajos y con créditos irreales que no respondían nada más que a la avaricia del sistema financiero español. Esta es la realidad del modelo económico en que vivimos. De un lado la miseria más rastrera, del otro la ostentación más lustrosa; inseparables las dos. Aún así, seguiremos alabando a los magos de las finanzas, a los dueños de imperios creados con dinero público, a costa de las construcciones costeadas con los impuestos de todos y sufragadas con sobrecoste inducido.
Según los últimos datos de que disponemos, el agujero negro de las finanzas mundiales está siendo rellenado con un vacío aún mayor. En primer lugar haciendo más y más dinero que entregar a bancos y entidades financieras; en segundo lugar, disminuyendo los controles sobre esas mismas entidades para que creen dinero fiduciario; por último, aumentado la deuda a largo plazo, repitiendo de esta manera el proceso que nos ha llevado hasta aquí. De la misma manera que desde 2003 se aumentaron los plazos de los créditos de una media de 15 años hasta llegar a los cincuenta, ahora se aumenta la deuda de los países hasta límites que son absolutamente irreales. Esto va a durar lo que nosotros tardemos en darnos cuenta de la mentira en que estamos viviendo. El dinero fiduciario dura lo que su fe en él.
El asunto del Real Madrid con Florentino Pérez a la cabeza, no es una cuestión privada de un club de fútbol que puede o no endeudarse; se trata de una cuestión que nos afecta a todos. Si ese club se gasta los 300 millones de que hablan algunas fuentes, ese dinero tendrá que salir de los bancos que financian las operación, será dinero creado para ello y cargado al débito del futuro de los españoles, de todos los españoles, porque cuando un banco da un crédito crea una deuda que todos asumimos, por activa o por pasiva.
Desengañémonos, esos fichajes los pagaremos todos, los pagarás tú o tus hijos. Por ello, deberíamos alzar nuestra voz y reclamar la parte proporcional que nos corresponda de los supuestos futuros ingresos que generen, o pedir, simplemente: “¿Christiano? No, KK”.
3 comentarios:
Nunca resulta oportuno un dispendio así, pero menos oportuno aún en los tiempos que corremos. Una cosa es la aficción al futbol y otra estar de acuerdo con estas ostentosidades. Hablando de crisis: existen ya economatos puestos en marcha por parroquias en los que se pueden comprar determinados alimentos un cuarenta por ciento menos caros que en el resto de las tiendas. En las Caritas parroquiales cada vez hay más gente que pide para comer. Son ejemplos de economía real. Ejemplos de esa perversidad que hace que los ricos sean cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. Gracias por aclarar ideas.
el pan y circo de nuestros días. Ladrones de cuello blanco en esta sociedad del espectáculo. Y estas kkadas muestran unos dioses con pies de barro que engatusan a los adolescentes. Ser simplemente famoso dando patadas al balón, en realities televisivos y embolsarse dinero rápido. Nada de trabajo y esfuerzo. Trabajarse el cuerpazo en gimnasio y venderlo al mejor postor. Son los idolos del final de este imperio babilónico occidental. Más dura será la caida.
Lo que ya es esperpéntico es el hecho de que muchos de esos que se han visto afectados directamente por esta burbuja financiera, seguro que están el próximo partido en las gradas venerando a estos pseudo-dioses del balón. Les puede más su necesidad de “aferrarse a algo”, aunque sea a la cuerda que les hunde hacia el abismo, que detenerse en su vaciedad, en su mediocridad, para poder percatarse siquiera de la absurdidad a la que está contribuyendo.
Que hoy en día —o en cualquier otro momento—, se hagan estas salvajadas en el mundo de los fichajes, es inmoral se vea como se vea. Pero no nos engañemos: todos y cada uno de los que van a los campos de fútbol de algún modo legitiman estos desfases, los legitiman, los secundan y los potencian.
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