jueves, 4 de junio de 2009

El crash del 2010

Con el título El crash del 2010. Toda la verdad sobre la crisis, Santiago Niño Becerra, catedrático de Estructura Económica, acaba de publicar un libro en el que afirma explicar que la crisis empieza ahora y que lo realmente duro vendrá a partir de 2010, cuando el crash sea definitivo. Cinco ediciones en tres meses avalan el interés del público y convierten a este en uno de los libros más vendidos sobre la crisis económica, aunque el resultado final deje un poco que desear. No es una obra de enjundia, más bien parece realizada ad hoc, pero sus previsiones están bastante contrastadas y tienen todos los visos de llegar a cumplirse.
El autor es optimista en último término, porque se reconoce hegeliano en la interpretación de la historia. Su lectura de las crisis económicas del capitalismo le llevan a afirmar la bondad general del proceso y la apertura a una realidad mejor en el futuro: las crisis son partes esenciales y positivas para que el planeta puede avanzar dialécticamente hacia un mundo mejor. Afirma también que el capitalismo debe dejar de existir tal y como lo conocemos y que de su mutación advendrá un modelo de economía mucho más racional. Sólo estoy de acuerdo con esto último: la única posibilidad de salvar al planeta y al ser humano es acabar con el modelo económico y social capitalista, pero no creo que seamos capaces de crear un modelo adecuado, como sería una economía del don, explicada en otro post.
Las causas de la crisis están muy claras. Unas son coyunturales y otras estructurales. Todos sabemos que los distintos gobiernos de las economía centrales han realizado las mismas políticas en los últimos quince años: desregulación de mercados y carta blanca para las entidades financieras y las inversiones de riesgo; privatización masiva de los recursos y de los servicios que pudieran estar sometidos a regulación estatal o comunitaria; y aumento constante de la especulación inmobiliaria y financiera. Estas causas coyunturales que todos han auspiciado, se enmarcan en las causas estructurales que vienen de lejos. Después de la política del presidente Johnson de “cañones y mantequilla”, Nixon desacopló el dólar del patrón oro con lo que el dólar empezó a fluctuar libremente en los mercados sin ningún tipo de asiento en la economía real. Dejó de haber correspondencia entre los dólares emitidos y la economía productiva, esto dio alas a las inversiones a partir de la caída del muro de Berlín, de modo que las grandes corporaciones empezaron a hacer ingeniería financiera, eso nos llevó a la situación imposible de que por cada dólar de la economía real en 2007, había 95 dólares en la financiera. Es como si se hubiera inflado un globo de aire sin ningún apoyo real.
Ahora bien, lo realmente grave es que desde que se destapó la realidad de las hipotecas basura en agosto de 2007, todas las medidas que se han tomado han sido básicamente financieras. Lo único que se ha hecho es aumentar el déficit, hacer más billetes, relajar la normativa para que los bancos creen más dinero e inflar más aún el globo. Parece mentira, pero ahora la relación entre la economía real y la financiera es de 300 a 1, es decir, por cada dólar de la economía productiva hay 300 en la financiera. Esto solo puede llevarnos al desastre, es como circular hacia un precipicio y acelerar más el vehículo.
Según Niño Becerra, en el último cuatrimestre de 2009, se tendrá la sensación de estar en el buen camino de la recuperación debido a las medidas coyunturales adoptadas en todos los países. Será a principios de 2010 cuando aparecerán los primeros indicios de una gran crisis a las puertas. A partir de mediados de 2010 la situación se degradará aceleradamente, se empezará a vivir al día y algún tipo de desastre natural puede dar la alarma de la escasez de recursos. El capitalismo fenecerá al decaer el espíritu que le da su razón de ser: la competitividad, ya no habrá con qué competir. Los recursos empezarán a agotarse, el trabajo a escasear y las condiciones sociales a degradarse. 2011 será especialmente difícil y hasta 2018 no se dará por concluida la crisis. Entonces deberá nacer otro modelo económico y social.
No comparto esta visión tan específica, pero tampoco estoy seguro de que no vaya a producirse. En todo caso, debemos estar preparados para cualquier eventualidad porque las medidas que acordó el G20 sólo sirven para profundizar en el agujero de la crisis y no para salir de ella, sencillamente porque no saben salir, la única vía de salida, el único éxodo, es el cambio de modelo global y eso no lo van a aceptar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Aún estamos en las capas más superficiales de la cebolla. Solo un re-arme ético logrará que pasemos página a una nueva etapa de la história. El reflejo en lo económico es solo una tenue imagen de la falta de valores que ha llevado a la debacle actual. Probablemente sea otra generación la que traiga nuevas soluciones. A veces es necesario tocar fondo. Luego todo va hacia arriba. Tiempos de "tener ceñidos los lomos", apretar los dientes, y tirar p'alante.

Desiderio dijo...

La verdad es que a mí me es difícil hacerme una idea de dónde va a parar toda esta movida financiera mundial. Y pienso que no lo sabe nadie (lo que sí que es seguro es que dentro de unos años saldrán gurús de debajo de las piedras para dar una explicación razonable y coherente de lo que ha pasado en todos estos años). Estoy totalmente de acuerdo en que algo tiene que cambiar. ¿El qué? Creo yo que no tanto las estructuras económicas —que desde luego lo tienen que hacer— como el corazón de las personas. Se viva en el régimen económico y político en que se viva, si no hay una verdadera predisposición en el corazón de las personas para compartir y para vivir en austeridad, seguiremos subidos en esa montaña rusa de los ciclos económicos, sabe Dios hasta cuándo.

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