Hay una frase que leí una vez en un libro de Boff que me llamó poderosamente la atención. Cuenta el autor que su padre les repetía a todos los hermanos que "quien no vive para servir, no sirve para vivir" y aquella frase quedó marcada a fuego en sus conciencias de modo que todos se dedicaron a una vida de servicio, algunos de los hermanos en la vida consagrada. Yo no me dedico a la vida consagrada, pero sí he consagrado mi vida al servicio de un mundo donde todos podamos vivir en paz, armonía y solidaridad. Mis armas son pocas, yo no tengo el arrojo suficiente para lanzarme como misionero; tampoco tengo un origen que me impulse hacia metas grandes; sí tengo una enorme pasión por la justicia y un don natural para comunicarlo, cosa esta última de la que he ido siendo consciente muy poco a poco y por la insistencia de los que me rodean en que tengo que expresar a un auditorio más amplio lo que cuento donde voy, me llaman o me requieren.
Puedo afirmar que este blog ha sido también un don que se me ha dado para que pueda expresar mi pasión fundamental por la justicia, la verdad y la belleza de este mundo como regalo para todos los seres humanos. Es un don que se me ha dado como tarea, tarea ardua a veces, pero gratificante y que me mantiene en estado permanente de vigilia, porque se va convirtiendo en una necesidad escribir el blog. Me ayuda mucho el que sean ya casi 7.000 las visitas recibidas en cuatro meses que se cumplen hoy; que 1.000 usuarios diferentes lean el blog y que 25 lo hagan diariamente. Desde más de 40 países, la mayoría de habla hispana, recibimos visitas. Especialmente desde Argentina, México, USA, Bolivia, Colombia y Chile, pero también desde Francia. A todos los que leéis este blog os quiero dar las gracias, porque poco sentido tendría escribir para que nadie lo leyera. Especialmente agradezco a los que dejan comentarios porque enriquecen el blog y me ayudan a precisar el sentido del mismo.
Estamos para servir a los demás porque los demás nos han servido antes; nos han servido la vida, el lenguaje, la ética, la alegría y el gozo, la belleza y el amor. La vida entera es puro servicio desinteresado. Si vivimos así, no habrá crisis que pueda con la humanidad, porque cada cual vivirá para los demás y todos viviremos en función de la vida común. Esta vida común, esta comunión, es la vida misma de Dios (Padre, Hijo y Espíritu; Amor entregado, Amor recibido, Amor vehiculado) que se entrega hasta el agotamiento, pero que se reencuentra tras los millones de años del universo.
La vida es vida en el amor, un amor que nos hace y que nos descubre la verdad de nuestro ser en relación, de nuestro ser comunión, del comunionismo perijorético devenido kénosis transformadora.
4 comentarios:
Felicidades, Bernardo, por este enriquecedor don que pones a disposición de los demás. Ciertamente, el servicio no es exclusivo de la vida consagrada, sino de todo ser humano. Ningun hombre es una isla. Todos estamos interconectados en redes, cada vez más amplias. Y todos somos co-responsables de las vidas de nuestros hermanos,de la sostenibilidad de los recursos naturales, del cuidado en suma de este universo del que todos formamos parte,Alabanza de Gloria del Creador. Un cordial saludo
Simplemente darte las gracias y felicitarte por el blog, querido Bernardo. Gracias a ti y a tu blog estoy contrastando muchas ideas. Y a la vez me sirve para aclararme mejor las mías propias; como decía Machado, «ayudadme a entender lo que os digo, y os lo explicaré mejor». El hecho de tener que expresar en unas pocas líneas ciertos pensamientos, la verdad, a veces me es más complicado de lo que suponía. En todo caso, que nuestras puestas en común sirvan para encaminarnos, como dices, a ese espíritu de servicio, a ese espíritu de atención para todos nuestros hermanos, para toda la humanidad. Un abrazo afectuoso.
Una vez más mi enhorabuena por el blog. Sabes que te sigo, aunque no siempre introduzca comentarios. La frase de Boff, que no conocía, me ha recordado otra de Jacques Gaillot, el Obispo de Partenia, que posiblemente conozcas: una Iglesia que no sirve, no sirve para nada.
Gracias por dejar vuestros comentarios y por las felicitaciones.
Sí conozco y aprecio al obispo de aquella "tierra lejana" donde realiza su misión, es un acto de valentía evangélica que nos enseña una dimensión del servicio importante que no todos podemos realizar, pero que es necesario que alguien haga en esta Iglesia de servidores.
Espero contar por mucho tiempo con vuestras colaboraciones, me hacen mucho bien y ayudan a crear un mayor servicio.
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