martes, 22 de septiembre de 2009

La verdadera religión

El otoño es la estación del año que más disfruto; ya se han marchado los calores estivales y aún nos ilumina un sol potente que permite el trabajo y el solaz, sin el frío que en ocasiones puede helar el alma. Por eso es para mí doble alegría que en estas fechas salga a la luz, luz que vendrá plena en Navidad, mi libro La verdadera religión. El intento de Hume de naturalizar la fe, en la editorial Espigas, formando parte de las Publicaciones del Instituto Teológico, el número 51 de la Serie Maior. Es un libro que tiene un largo periplo y forma parte de mi reflexión más temprana sobre la relación de la filosofía y la teología en David Hume. Esta reflexión partía de un interés personal, de hecho yo no sé hacer otra cosa que lo que me interesa, por comprender mi propia fe en un mundo plural donde nadie puede erigirse con el cetro de la verdad. Gracias a Savater llegué al conocimiento del mejor Hume, el de los Diálogos de la Religión Natural y ahí encontré un filón de pensamiento que he explotado hasta donde he podido. Creo que el libro puede aportar algo positivo en las circunstancias del mundo en que vivimos y ayudarnos a encontrar qué hace verdadera a una religión.
Si alguien lo tiene a bien, podemos debatir sobre el libro en este blog, porque iré publicando post con ideas contenidas en él. Lo único que pido al amable lector es esa simpatía, término tan humeano, que el actual pontífice solicitaba a los lectores de su libro sobre Jesús.


De la solapa:

"Ha sido costumbre acercarse a la filosofía de Hume desde los pagos teológicos con enorme precaución, si es que se hacía tal intento. Es necesario afirmar la necesidad de volver la vista al filósofo ilustrado menos conforme con aquella época. Se trata de un pensador completamente inmerso en un momento histórico en el que se fraguan las tendencias laicistas modernas y donde se sientan las bases para la ruptura entre la cultura y la fe cristiana. Pero Hume no asume el pensamiento ilustrado sino que le da un giro por el que la propia ilustración puede ponerse al lado de la fe cristiana. La crítica de Hume al concepto ilustrado de «razón» y su sometimiento a la parte afectivo-emocional, lo convierten en una extraño aliado de la crítica creyente a la endiosada razón ilustrada.
Por otra parte, su naturalización de la fe religiosa, convirtiéndola en creencia humana, puede tener una lectura positiva desde la perspectiva cristiana. Si tradicionalmente se ha leído esto como una reducción de la fe trascendente, hoy podemos entenderlo de modo bien diferente. Precisamente la creencia humana es la base imprescindible para cualquier concepto cristiano de «fe». Sin creencia, sin la disposición natural humana a aceptar la realidad sin mediar la razón, no sería posible aceptar la fe como síntesis del sentido de la existencia de los seres humanos. Este concepto secular o laico de fe, la creencia, es lo más cerca que la ciencia y la filosofía puede estar del concepto cristiano de fe, sin por ello negar nada esencial de la reflexión científico-filosófica y sin separar ni confundir los términos teológicos y los filosóficos.
Para Hume, las religiones positivas son manifestaciones de un proceso progresivo de búsqueda de la verdadera religión que ninguna de ellas ha conseguido ser y que no conseguirán de ninguna manera. Únicamente una religión «elaborada» desde la nueva ciencia de la naturaleza humana y supeditada al poder civil podrá acercarse a lo que debería ser: el resguardo de la paz y la concordia social."

5 comentarios:

Martín Gelabert dijo...

Solo una palabra: ¡Enhorabuena!

Bernardo Pérez Andreo dijo...

Muchas gracias, Martín. Tu apoyo es siempre muy importante para mí. Sabes que eres un referente para muchos que te seguimos, tanto cuando fuimos tus alumnos, como leyendo tus libros y también tu blog. Como sabes colaboraste en la conformaciónd de este libro y en por ello también es tuyo. Lo malo del mismo es exclusivamente mío.
Un abrazo

Desiderio dijo...

Cuenta conmigo, Bernardo, en la medida en que te pueda aportar algo. Mi más sincera felicitación. Supongo que Escoto Eriúgena tendrá que esperar un poquito más.

Bernardo Pérez Andreo dijo...

Qué buen olfato filosófico tienes, Desiderio. Es magnífico contar con tan buenos lectores. Te responde aquí al comentario al post anterior. Efectivamente, Eriúgena forma parte de mi background filosófico. Su pensamiento está detrás de Spinoza y Hegel, pero yo he tomado cierta perspectiva unitaria de la naturaleza, que se acerca un tanto al concepto unívoco de ente en Duns Scoto, para huir, como de la peste, del dualismo. Como seguro que recuerdas, el eriúgena divide la Physis o Natura en cuatro especies: naturaleza que crea y no es creada, que es creada y crea, que es creada y no crea, y la última, que ni es creada ni crea. Esta concepción unitaria de la naturaleza permite comprenderla como un camino de salida y regreso a la fuente, pero en el proceso se produce todo lo que existe que deviene en Dios, siendo Dios mismo el que deviene en el proceso.
Sólo he tomado la idea, las concreciones hay que actualizarlas con el pensamiento de la alteridad y cierto desconstruccionismo.
Seguiremos reflexionando

Anónimo dijo...

"Simpatía" que tienes asegurada desde aquellos que te conocemos y te queremos (porque sabemos que vives lo que piensas y escribes) como desde aquellos que no te conocen y aun así quieren leerte, por tu rigor y claridad, para encontrar la luz en estos tiempos tan penumbrosos como apasionados porque amanezca algo nuevo.
Nos leemos.

iñaky

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