lunes, 5 de octubre de 2009

Fiat Ecclesia

Muchos científicos y muchos que les siguen a pies juntillas, proponen que lo que vemos en el universo sólo es fruto del azar y la casualidad. Dawkins, Dennett, Hawking, son algunos de ellos y sus palabras tienen fuerza de ley para muchos, pero los verdaderamente grandes científicos: Heisenberg, Schrödinger, Einstein, saben que no basta con azar y casualidad. Como dice Prigogine, el azar forma parte del conjunto de una necesidad superior, sólo es un estado previo. Este químico, que recibió el premio Nobel en 1977 intenta unir los dos principios para responder a la única pregunta. El caos, nos dice, es el causante de la irreversibilidad, es decir, del tiempo lineal progresivo. En un Universo determinista, como el que la misma Iglesia aceptó hasta hace muy pocos años, el tiempo mismo sería reversible, con lo cual sería imposible la existencia de novedad alguna. En un Universo así, no cabría el Reino de Dios. Sin embargo, en el Universo que nos propone Prigogine hay una posibilidad para el Reino de Dios, luego para la Iglesia. La irreversibilidad, el no poder volver atrás en el tiempo, es la culpable de que existan sistemas y estructuras más o menos estables, esos mismo sistemas y estructuras son los que permiten la existencia del ser humano. Por tanto, el caos, la probabilidad y el azar son, simplemente, imprescindibles para que exista el ser humano en este Universo. Con esta reflexión nos alejamos definitivamente del Universo aristotélico-ptolemaico, pero también del newtoniano y nos acercamos más al de Einstein y en que ahora nos aporta la física cuántica.

La Iglesia, creemos, tiene su origen en las leyes del caos[1] del Universo. Vivimos en un modelo de existencia que requiere de una serie de aprioris que se cumplen de manera irremediable, de modo que eso es así porque así debe ser, no cabe más explicación. Habrá quien quiera ir más allá, pero a mí me basta con esto. No necesito hacer más preguntas, entre otras cosas porque no tienen contestación. Otra cosa es que Punset quiera rizarse más los pelos con planteamientos de alienígenas y de otros universos paralelos que darían explicación a éste, pero entonces la pregunta no se contesta sino que se difiere a esos otros universos y esos otros seres inteligentes de otros mundos. Personalmente tengo suficiente con este Universo y con estos seres inteligentes que puedo ver, no necesito otros para reflexionar, porque de existir no diferirán mucho de estos que veo. No sé porqué motivo algunos piensan que los alienígenas serán por fuerza mejores que nosotros.
La Iglesia tiene su origen en el inicio mismo del Universo porque la voluntad de Dios de darse a los hombres es la que hizo nacer el Universo y la Iglesia misma, por tanto ambas realidades nacen de la misma fuente: el Amor incondicional e infinito de Dios. El Universo como el soporto físico-químico; la Iglesia como el instrumento socio-histórico para llevar su amor a todos los hombres de todos los tiempos y lugares. La Iglesia nace del Amor incondicional de Dios en el mismo momento del fiat lux.


[1] Cf., Ilya Prigogine, Las leyes del caos, Crítica, Barcelona 2004.

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