jueves, 1 de octubre de 2009

Una tormenta de corazones sedientos

Anoche quedé dudando de lo que habíamos vivido en la conferencia de José Antonio Pagola. Mi duda no se debe a ningún tipo de cuestión dogmática o científica sino, muy al contrario, a una cuestión humana, demasiado humana. El auditorio estaba robosante de corazones predispuestos a escuchar la palabra fértil de Pagola, esa que han leído en sus libros, esa que les ha dado fuerzas en medio de los sinsabores eclesiales, esa que es un reflejo, quizás pálido, pero reflejo de la Palabra que se ha encarnado. Los asistentes querían encontrar la palabra que les hiciera seguir a delante. En ningún momento se pudo percibir inquina antieclesial ni resquemor ante los acontecimientos que ha tenido que sufrir el conferenciante. Entre otras cosas porque Pagola es un hombre de fe, de enorme piedad y mayor inteligencia y nunca ha caído en aquello a lo que algunos han querido empujarle para luego tener las armas con las que expulsarle del reducto teológico español.
Mis dudas no van por ahí, van por otro camino muy diferente, pero veamos primero cuáles fueron los temas que trató Pagola. Su conferencia se llamó "La alternativa de Jesús" y se podría resumir de la siguiente manera: Jesús impulsó un movimiento de renovación, no fundó una religión, que supuso una nueva manera de entender a Dios, la convivencia humana y la organización del mundo. Este nuevo proyecto recibió el nombre de Reino de Dios y supone una posibilidad de vida, especialmente para los últimos; entar en el Reino de Dios, del que constantemente solicitamos su venida, supone salir del Imperio Romano, que se le opone antitéticamente. Este proyecto cuenta con cuatro puntos esenciales que lo explican e implementan desde la acción de Jesús: la compasión como principio de actuación de Dios mismo: sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; la dignidad de los últimos como meta: si los últimos no viven el mundo no funciona bien; la acción terapéutica como programa: sanar la sociedad como medio de santificarla; y el perdón como horizonte, que se expresa en la comensalidad abierta a los pecadores.
La exposición fue cercana, con referencias a los textos evangélicos y una interpretación en consonancia con las actuales investigaciones sobre el contexto en el que nacen los evangelios. Tras la exposición vino el diálogo y en él hubo cuatro intervenciones distintas, pero muy semejantes en cuanto a lo que exponían. Sintéticamente se dijo que lo expuesto es lo que los pobres han vivido siempre y en dos intervenciones se pidió una explicación más profunda de las contradicciones de nuestra fe en estos tiempos, pero la cosa quedó en agua de borrajas. La solicitud no fue atendida como se pedía y aquí fue cuando empezaron mis dudas. Las personas allí reunidas lo estaban para escuchar la palabra, pero también para reforzar sus palabras, para hacerse más fuertes en sus convicciones, para fortalecer su fe. Por lo que pude cotejar con algunos asistentes, esto no se dio y resulta triste que no tengamos la suficiente valentía evangélica para decir aquello que los pobres siempre han estado esperando escuchar: que Dios no quiere normas, preceptos ni leyes, sino corazón, amor y misericordia. Ahora bien, aunque esto si se dijo, faltó el contrapunto dialéctico que da valor a esas palabras: que los poderosos oprimen las naciones y se dedican a cargar pesados fardos dogmáticos sobre las espaldas de los humildes; que Dios se ha hecho hombre para liberar de ese pecado a los pobres y que Jesús fue ejecutado por ello.

Para aquellos que me solicitaron la Laudatio de presentación en la conferencia les pongo el siguiente enlace donde la pueden descargar: pinchar aquí. En cuanto pueda colgar el audio de la conferencia lo haré, de momento tengo problemas técnicos que me lo impiden, disculpen mi inoperancia.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bernardo, leer tu blog me a hecho recapacitar y pensar en la sociedad en la que vivimos
Gracias a ti veo el mundo con otros ojos.

PD: yo trabajaba en una multinacional, ahora me dedico a ayudar en una ONG.

Bernardo Pérez Andreo dijo...

Agrada saber que lo que uno escribe tiene "consecuencias", peor hay que tener cuidado, ciertas ongs funcionan como multinacionales.
Gracias

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