domingo, 23 de mayo de 2010

La barbarie racional

Todos los que contamos ya con cuatro décadas hemos crecido con los famosos films de "indios y vaqueros" que hacían las delicias de las tardes de los fines de semana en los ochenta y parte de los noventa. En aquellas películas, indefectiblemente, los malos eran los indios, que además de ser perversos tenían gustos un tanto macabros, como el de cortar la cabellera de los blancos, estuvieran o no muertos ya. Aquello nos hizo pensar que esta barbara costumbre formaba parte del ADN de aquellas gentes sin civilizar, que su ser más íntimo resultaba carente de una mínima moral y que se dejaban guiar por los más bajos impulsos, violando y asesinando a cuantos se encontraban a su paso. Sólo unas pocas películas, como "La historia de un hombre llamado caballo" pudieron hacernos ver otra realidad respecto a los "pieles rojas".
Aquellas películas hicieron poso y en los años posteriores fue fácil atribuir a los salvajes de otras tierras bárbaras costumbres que entre los occidentales eran imposibles, dado nuestro grado de cultura, civilización y moral pública. De esta manera nos pareció salvaje la costumbre que África tienen de cortar miembros a los enemigos hechos prisioneros, a modo de castigo bélico estrategia para intimidar al enemigo. También la costumbre sistemática de violar a las mujeres de las aldeas conquistadas o reclutar a los niños para la milicia. Nos han informado de todas estas atrocidades y hemos quedado horrorizados ante tanta maldad, pero no nos hemos preguntado de dónde proceden tan bárbaras costumbres entre los pueblos "no civilizados".
Pues bien, lo de cortar las caballeras no era costumbre de los salvajes de América, sino que fue un modo que los franceses tuvieron de pagar los servicios prestados por los indígenas. Como modo de constatar el número de ingleses abatidos por los indios, les exigían la cabellera del difunto, con un precio tasado por cada una. como se ve, se trata más de una cuestión mercantil que de una costumbre perversa, pero de una cuestión mercantil de la potencia colonial. De la misma manera, cortar miembros, violar y reclutar niños era la "costumbre" introducida por los ingleses y belgas en sus colonias. Una táctica de sometimiento mediante el terror, un terrorismo que ha quedado impregnado en las conciencias de los que lo sufrieron y ahora lo repiten de forma sistemática.
No se trata de repetir el mito del buen salvaje, pero entre los pueblos primitivos no hay una barbarie institucionalizada, como la barbarie racional de los imperios occidentales. Las mayores desgracias de la humanidad las han producido los distintos imperios de la historia, pero especialmente los modernos, porque necesitan el temor de los pueblos para imponerse. Desde aquí debe ser leído todo lo que sabemos de las cárceles secretas de Estados Unidos, donde se tortura y masacra a supuestos terroristas sin ningún tipo de miramiento humanitario.

2 comentarios:

Desiderio dijo...

En referencia a este tema, me leí recientemente una historia de África, y si algo me impactó fue la crueldad de los europeos cuando la época de las colonizaciones: holandeses, belgas,… Como dices, la barbarie no es específica de ninguna raza ni de ninguna civilización. Por desgracia, es común a todas. Cuando escucho los comentarios de las torturas, por ejemplo, en Sudamérica, me entran verdaderos escalofríos. ¡Qué triste es pensar de lo que es capaz un ser humano —por llamarlo de algún modo—! Y pienso que de algún modo los miembros de los países más “cultos” vienen a ser a menudo los más crueles. Supongo que por ello su responsabilidad es mucho mayor.

Anónimo dijo...

La barbarie irracional diria yo. Cuando la religión arraiga en la mente de un ser humano este pierde su racionalidad y se convierte en un ser temeroso, esclavo de su miedo y por tanto controlable, pudiendo llegar a cometer cualquier atrocidad como ya ha ocurrido miles de veces a lo largo de la historia de la humanidad, antes en Europa, ahora en los paises musulmanes, mañana en cualquier otro lugar donde lo irracional se imponga sobre lo racional. Quien vive sin miedos no necesita de esa barbarie, pero esto solo se consigue despojandonos de lo irracional.

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